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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Domingo, 16 de enero 2022, 01:44
Con ciento veinte minutos de buen fútbol, hegemónico todo el tiempo, al Sporting de David Gallego se le cerró la puerta de los cuartos de ... final de chiripa. Por esa ruleta rusa que son los penaltis, que dieron la bendición al más veterano. No al mejor. Sobrevivió el once visitante con un partido rácano de solemnidad. El Cádiz solo equilibró por rudo, por 'broncas'. Ortiz Arias, de cómplice. La eliminatoria le vino grande al árbitro madrileño, de estreno este año en Primera. El VAR y él se tragaron un penalti grotesco de Haroyan sobre Djuka. Increíble en la era digital, la de la justicia del rebobinado. Ayer, injusticia. Tremendo.
Esa jugada pudo hacer la diferencia entre propios y extraños, con el Sporting repleto de intenciones y méritos. El Cádiz de Sergio, amarrategui, estuvo más cercano a la era Cervera. Ningún conejo en la chistera. La buena nueva del injusto tortazo es que el equipo de Gallego tiene recursos para algo más que ser mediano en Segunda. El año, si no se endereza, será una pena. No hay un grupo para tan poco. Ante el Cádiz se cargó de razones con un señor partido, afeado por la ronda de penaltis, en la que debutó por sorpresa Joel. Llamativo. Aunque durante la semana se había trabajado ese cambio.
Sporting
Mariño (Joel Jiménez, m. 120); Guille Rosas, Berrocal, Borja, Kravets; Pedro Díaz, Rivera (Gragera, m. 107), Nacho Méndez (Campuzano, m. 73), Puma; Villalba y Djuka.
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Cádiz
David Gil; Parra, Haroyan, Chust, Arzamendia; San Emeterio (Salvi, m. 60), Bastida (Álex Fernández, m. 74), Álvaro Jiménez (Perea, m. 74), Alejo (Fali, m. 60), Andone (Negredo m. 60) y Sobrino (Espino, m. 106 ).
Árbitro Ortiz Arias. Amonestó en el Sporting a David Gallego, Kravets, Villalba; y en el Cádiz a Fali.
Incidencias partido disputado en El Molinón ante 15.800 aficionados.
Tuneado el once, con Pedro de centenario y Nacho Méndez mudado a la banda -César, de nuevo, de miranda-, el Sporting se presentó con genio. El Cádiz de Sergio González saludó con nueva personalidad, con balón. Un amago de lo que sería. Postureo. No se percibía entonces tanto ramalazo ultradefensivo, aunque el asunto se iría 'cerverizando' con el gobierno rojiblanco. El Cádiz, eso sí, mantuvo el orden y la buena coreografía en la basculación. Ortiz Arias abrió gas, sin interrumpir. El arranque, de altas revoluciones. Nacho Méndez hacía alguna excursión al pasillo interior, relevado por Villalba.
El comienzo fue democrático, con buenos ratos de posesión del Sporting. No daba, aún, para dar las luces largas a David Gil. Pero tampoco sufría escalofríos Mariño, que se quedaba 'cubito' por falta de curro. Christian Rivera y Pedro, de aniversario, engrasaban bien. Y el partido no emitía diferencias. Nadie miraba por encima a nadie. Quizá el Sporting ofrecía una mejor pinta, confirmada en un surtido de ocasiones que coleccionó antes de la media hora. Asedió el once de casa con la cilindrada de 'Puma', echado al monte. El panameño, bien de palanca o martillo, estuvo en tres claras. La más potable de todas, un zurriagazo de Pedro, de izquierdas -su pie menos fiable-, que saboteó con una mano David Gil. El Cádiz empezaba a gotear. 'Puma' oxidaba la bisagra de Raúl Parra y Haroyan. Villalba subió el termómetro con una delicia en la frontal, túnel incluido.
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La única presentación que hizo el Cádiz delante del rancho de Mariño fue un remate mordido de Álvaro Jiménez. El fútbol no le llegaba para más. Su equipo, como disculpa, era una selección de meritorios. Y con VAR contratado para los octavos, Ortiz Arias y sus colegas en el vídeo se zamparon un penalti claro a Djuka, medio lesionado por una dura entrada de Haroyan. Alerta roja. La cobertura de la moviola, con nuevo jefe y nuevas directrices, ha desajustado el radar de los árbitros. El armenio le dobló el tobillo derecho y le sacó del partido. Álvaro Jiménez, un pestañeo después, libró el penalti a Nacho Méndez por un pelo. Cuestión de centímetros. Concierto de silbidos para el colegiado, que se marchó dialogando con Mariño a la caseta. Y el Sporting, otra cosa. Ni primo hermano del de la Liga. Eso sí, con Nacho fuera de sitio y demasiada estepa para que corriera Guille Rosas.
El intermedio se pasó con suspense. Pero Djuka regresó del camerino. Ortiz Arias siguió desesperando al personal por un arbitraje de gama baja. Dejando jugar más de lo razonable. A la hora se llegó sin tarjetas y con alguna entrada sospechosa, sobre todo de la cuadrilla forastera. Acabó amonestando a Gallego, avinagrado con tanta dejadez. Feo el choque para el Cádiz, ausente, Sergio calzó al once a Salvi, Negredo y Fali. Porque el partido, por sensaciones, se le iba al garete. Replanteó el asunto. Y Fali se incrustó en el mediocentro y estrenó las amonestaciones con una dura entrada sobre Villalba. Su cometido estaba más en montar patrulla alrededor del mediapunta. Cargó con dureza el Cádiz, superado por el Sporting e igualando a base de roce y combate. Por músculo.
Tardó poco más de setenta minutos Gallego en reclutar a Víctor Campuzano, dos meses después de su último partido, para ventilar el ataque. El cambio por Nacho estaba cantado y su encaje en el partido, también. Villalba hizo las maletas a la banda derecha y el catalán se quedó a medio camino hacia Djuka. Sergio hizo otra ronda de cambios, alistando a Álex Fernández, su recurso más dominante e influyente. El partido se equilibró con el '8' a los mandos, pero con hegemonía local. Rivera, notable todo el día, mandó un telegrama a Campuzano que interceptaron los defensores del Cádiz por los pelos. El delantero tuvo otra, en un remache cruzado, pero Parra le birló la gloria. A él y a Djuka, que iba como una centella al emboque. El interruptor de todo, 'Puma', otra vez. Está desmelenado el panameño en este momento. Djuka remató poco después tras un estupendo servicio de Villalba. Otra joya de artesanía de pase del valenciano. La Copa, asegurando que otro Sporting es posible.
A la prolongación se llegó con el Cádiz empotrado, superado, y con el once de Gallego a la caza del gol. Gil voló a un disparo lejano de Guille. Superior, la única aproximación del rácano Cádiz estuvo a punto de dinamitar el buen partido de los gijoneses. Pero Sobrino, al límite del fuera de juego, cabeceó fuera ante las narices de Mariño. La eliminatoria saltó a la prórroga
El Sporting siguió estabilizado, pero con dificultades para atacar el embudo del Cádiz. Con Fali dando un paso atrás, Sergio montaba el andamio y la defensa de cinco. Mucha gente apelotonada en poco terreno. Berrocal cabeceó un centro de Kravets y disparó el 'uy' en la grada. Villalba surgía en situaciones interiores, hábil y peligroso, pero con pocos huecos que otear por el periscopio. El equipo, con solo un cambio, también parecía un poco estrujado. Al fin, Gallego metió a Gragera 108 minutos después por Rivera, desfondado tras su gran partido. Sergio, en cambio, había sacudido ya medio equipo.
El Cádiz ya imploraba por los penaltis. El Sporting, no. Gallego sorprendió con la entrada de Joel Jiménez en el último suspiro para los penaltis. Algo previsto y ensayado, dijo. El canterano salió bendecido por todo el estadio. En la ruleta rusa de los penaltis, al equipo le faltó finura y pulsaciones bajas, de lo que andaba sobrado el Cádiz. Fallaron Villalba y Pedro. Un desenlace cruel.
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