Cierra en Madrid el Río Nalón: el sportinguismo pierde su templo en la capital

El punto de encuentro para el sportinguismo en la capital de España, el Mesón Río Nalón, ubicado en la esquina de Donoso Cortés con Magallanes, en pleno corazón del castizo barrio de Chamberí, echó la persiana el pasado 30 de septiembre. La jubilación de Isidro Martínez y su mujer Maribel Rodríguez, que pusieron en marcha el negocio en 1984, deja un vacío entre la afición del Sporting en Madrid, que convirtió este local en su pequeño templo rojiblanco durante décadas.

«Todo comenzó a principios de los 90, con las plataformas de pago para ver el fútbol, que empezó a venir gente y preguntarnos si podíamos poner los partidos del Sporting», rememora Isidro Martínez, originario de Cangas del Narcea y cuya mujer, natural de Salamanca, fue la encargada de bautizar el local. «Empezamos a pensar nombres, como hórreo, panera, manzana, río Narcea, pero ya existían», relata Martínez. «Fue decir ella río Nalón y ya no buscamos más», cuenta. El boca a boca convirtió el local en centro de reunión rojiblanco. «Entonces no había redes sociales y un domingo había seis personas, el siguiente veinte, el tercero más y ya al final esto se convirtió en una burrada de gente que llenaba hasta la calle», añade.

Al echar la vista atrás, el anecdotario el largo y extenso, pero a la hora de elegir Martínez se queda con dos recuerdos especiales. «El primero cuando el ascenso a Primera con Preciado, que durante todo el día fue una locura de gente con el vecindario sacando fotos a la calle llena de sportinguistas», relata. «Cuando acabó el partido todo el mundo fue a celebrarlo bañándose en la fuente de la glorieta de Quevedo que está al lado, hasta que fue la policía a sacarlos», agrega.

Otra ocasión destacada fue cuando aquel mismo Sporting de Preciado, pero ya en Primera, le ganó al Madrid en el Bernabéu con un gol de Miguel de las Cuevas. «Había muchas peñas ya que venían al Río Nalón por la mañana para conocer el sitio antes de ir al partido y otros que en lugar de ir al campo se quedaban en el bar por el ambiente que se vivía», explica.

Al final, sportinguismo y asturianía se daban cita en esta esquina de Chamberí «donde se conoció mucha gente, unos que venían a estudiar, otros a trabajar y acabó siendo un punto de encuentro». La pandemia lo cambió todo. «Empezaron los problemas con los aforos, los ruidos» y fue cuando la familia empezó a pensar en la jubilación. La peña sportinguista Río Nalón, renombrada como Miguel del Río en homenaje a su fallecido fundador, también se ubicó en una nueva sede. El bagaje «muy positivo» y lo que queda «el cariño de tanta gente», resume Martínez, que ahora aspira a disfrutar más de la familia y pasar más tiempo en Asturias.

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