JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Lunes, 14 de diciembre 2020, 04:19
En un duelo a cara de perro, atascado y equilibrado por las lesiones de Babin y Manu García, Djurdjevic encontró oro en un peñascal. En una espinosa contienda en la que, una vez más, el Sporting arrastraba la culpa por haber indultado, se rebeló en ... la segunda mitad contra el guión de un choque que amenazaba empate. Con Miguel Torrecilla, en el palco, de miranda.
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Tres puntos, embolsados con paciencia, sudor a litros y el noveno gol de Djurdjevic, pero canjeados por las pérdidas de dos jugadores elementales. Cruza los dedos el sportinguismo para no quedarse sin esos dos pilares, cada uno en lo suyo, hasta el año que viene. Los próximos días lo determinarán, pero tiene mala pinta. Por si las moscas, cuando cayó el garrotazo del serbio, David Gallego mandó a la cama a Pedro Díaz antes del desenlace. El mediocentro volvió y siempre llevó en las botas alguna cerilla para el apagón, con el Zaragoza atrincherado y, al final, vencido.
Los médicos levantaron el pulgar con Pedro, que directamente fue soltado en el ruedo. El Molinón se repuso bien de la parada y fonda de 'Dora' y 'Ernest', sorbiendo todo el líquido de la última semana. Borja disparó a puerta en un inicio áspero y revelador. De remangados y desconfiados. El nuevo proyecto de Torrecilla salió apretando los dientes. Intentó cortar el caudal de fútbol de los de casa desde la base, buscando la fuente. Eso provocó alguna escena de tragar saliva próxima a la madriguera de Mariño. Nada nuevo.
Gallego armó de paciencia a su cuadrilla, siempre gremial, cuadrada y académica. Ni prima lejana con el balón de la que actuó en Cornellá. Pero igualmente corta de miras. A Christian Álvarez lo vio con catalejo. El contendiente era distinto al Espanyol, con bastante acné juvenil. Como el prometedor Iván Azón. Y el partido y la dinámica pedían un estirón. Lo buscó el Sporting con un mejor gobierno y esprint para contragolpear. Adelantaba Iván Martínez sus peones mucho. Eso encendía el interruptor de Pedro, Manu, Aitor y compañía. En constante ebullición. El sierense y Aitor examinaron la vista del argentino Christian Álvarez con dos zurriagazos casi pegados. Gragera y Eguaras vivieron unos minutos en observación por una peligrosa colisión de altura. Por lo demás, el nervio tenía enchironado el partido. Manu, con carceleros, erró por el agobio de Francho un pase de la muerte a 'Djuka'.
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Con el duelo catatónico, el único punto de fuga para los muchachos de Gallego fue casi siempre la banda izquierda, donde Vigaray y Francés tenían bastante tajo con las subidas de Saúl, la velocidad de Aitor y las caídas de Djurdjevic. Era eso o corromper la primera línea de presión forastera. Jugaba tan apiñado el Zaragoza, citados los diez en una cuadrícula, que si el balón se escabullía al ir en su búsqueda, la defensa de los maños se volvía una empresa de máximo riesgo. Duelos casi individuales que asumía Iván Martínez, estratega, de meritorio, sobre el alambre.
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A cinco minutos de la caseta, Manu recibió un golpe al alimón de Jair y Nieto y pisó mal. Cambio. Gallego perdió paladas de calidad en esa secuencia, que envalentonó al Zaragoza. El técnico canjeó al mago a regañadientes por Gaspar. La ausencia del 'ex' del City inspiró al once maño, que terminó la primera mitad mirando a Mariño, aunque Pedro se reservó el último 'pildorazo'. No pareció quedarle trauma tras la charla de Gallego al Sporting, que se relamió con el gol a las primeras de cambio. En una eléctrica salida de Aitor, Christian Álvarez, volador, saboteó la ejecución del futbolista de Gibraleón.
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Crecido el Sporting, empezando a desteñir el Zaragoza, los de Gallego montaron campamento en el territorio visitante. Tocando y tocando. Y tuvieron el gol, malgastando una vez más una situación pintada. Con una bella fabricación, peinada de Djurdjevic y remate de Gaspar incluidos, y una malísima definición de Aitor. Al limbo se fue el balón. Siguió vivito y coleando el once aragonés, librado por los pelos y un tiro sin cálculo.
Antes de los veinte minutos finales, Iván Martínez ya había tuneado su plan con tres cambios. El Sporting se renovó con cara de circunstancia. Gallego se vio forzado a mover pieza, otra vez, por lesión. Babin se fue a la ducha por Pelayo. El partido se volvió a apretar, bajando varias marchas. Pedía la cita una guindilla y exploró el técnico del Sporting otro camino con Álvaro, exzaragocista, y Cumic, extraviado en el último mes y medio. Pero justo antes, con los dos esposados al cuarto árbitro, Djurdjevic quitó el corcho al partido. Pedro y Gaspar prolongaron un robo de Javi Fuego, y Saúl tiró un centro mordiendo césped que el serbio cazó en el segundo poste. Otra vez el '23', desatascador.
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Con todo en contra, el Zaragoza arriesgó y alimentó al Sporting con espacio. Cumic tuvo cerca su primer gol, pero en su pierna menos fiable. Ya dio igual, con el Sporting levantando su bandera, soldado al 'play off'.
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