I. ÁLVAREZ
GIJÓN.
Martes, 3 de mayo 2022, 03:14
De vuelta a las andadas, lastrado por esa falta de puntería que ya acusó la pasada temporada en las diez últimas jornadas que definen las metas a alcanzar, el Sporting encadena tropiezos sin encontrar la fórmula para alejarse de las brasas del descenso. Una losa ... demasiado pesada. Prisionero de su falta de eficacia en las zonas decisivas, reincidente a la hora de desactivar el peligro rival en los servicios desde el costado y desdentado en los metros finales, el conjunto rojiblanco agravó su deficiente hoja de resultados este curso en El Molinón frente al Ibiza.
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El último varapalo se intentó evitar con el toque de corneta y tintes de épica, en inferioridad numérica durante toda la segunda parte por la expulsión al filo del descanso de Pablo Pérez. En su segunda titularidad de la temporada, al capitán le jugó una mala pasada el exceso de ímpetu y obligó a reformular a su plan a Martí, que había recuperado el dibujo táctico con el que frenó en Butarque la serie de tres derrotas que ensombrecieron sus inicios al frente del Sporting. Con el gijonés como relevo del sancionado Aitor García para escorar a Villalba al costado y acortar los ataques con envíos más directos, al técnico balear tampoco le funcionó el plan y generó peligro en ataques más deslavazados que terminaron boicoteados por la carencia que el exmediocentro ya había alertado los días previos al choque, la falta de efectividad de cara a gol.
El pasado domingo frente al Ibiza acumuló catorce remates, pero apenas uno terminó entre los tres palos. A Pedro Díaz le faltó ajustar ligeramente el periscopio al ejecutar un golpe franco muy cercano al área de castigo en el tramo final, Djuka fusiló con demasiada potencia un balón suelto en el corazón del área durante la segunda parte y Calavera cruzó en exceso su derechazo en un peligroso contragolpe en el epílogo. Ocasiones malgastadas para encadenar la tercera jornada sin ver portería.
El equipo que dirige Martí ya supera los 300 minutos sin celebrar un gol, desde el logrado en Santo Domingo por Campuzano para estrenar su casillero desde su llegada a Gijón. El catalán terminó como enganche y aceleró los contragolpes en ese arreón final, después de que el entrenador de Palma de Mallorca tocase la última tecla desde el banquillo en un partido en el que volvió a recurrir a la corpulencia de Eric Ramírez para intentar acortar los ataques como socio de Djuka. El Sporting añora la pegada del balcánico, que acumula cinco jornadas sin marcar, con el punto de mira desviado desde su doblete frente al Cartagena.
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