El Sporting se borra de la Copa

Al Sporting le despelotó el Valencia en diez minutos de reloj, yéndose al garete antes de la charla del intermedio. 'MAR' replanteó la idea como pudo y con el tiempo justo. Con un giro gráfico hacia el 4-3-3 que en la presión en el terreno del Valencia mutaba al sistema de los dos delanteros. Uno, Zarfino, de quita y pon. Cavani calentó pierna escapándose del radar de ese planteamiento moderado, desgobernado y despeinado a raíz del primer gol del uruguayo. Pero su puntapié ya estaba invalidado por el fuera de juego. Un aviso. El primero de muchos. Tocó faena de remango desde el principio. Sin tiempo para proponer algo distinto el nuevo míster, un canijo Sporting, de garrafón, ante un oponente demasiado superior.

Con Nacho Martín de ancla, Gragera de central y Djuka cargando con la bandera del ataque, el Sporting planteó el inicio desde la emboscada. Pero no tuvo ni escudo ni estoque. Más allá de alguna aventura de Otero, las carreras de Djuka y Zarfino, la nada arriba. El Valencia tocó y tocó. Exuberante con Cavani, Kluivert, Gayá y compañía subidos a la titularidad. Caído en desgracia en la Liga, el once 'ché' no dio ni la hora al Sporting. El '7' uruguayo, de primerísimo nivel, fue ejemplar en el partido en su desgaste. Pronto añadió su intimidante mazo al repertorio. Anunció el gol en un malentendido entre Mariño e Insua. Y ya cantó bingo en la siguiente ejecución. El eléctrico Justin Kluivert arrancó y entró en el área, sin centinelas para enchironarle. El Sporting no fue capaz de trazar un cortafuegos rápido. Cavani embocó.

El martillazo agrandó las diferencias sin que el Sporting pudiera presentarse a Mamardashvili. Le quedaba demasiado lejos. En otro continente. 'MAR' recorría el área técnica como un poseso, agobiado. Al equipo le faltaba profundidad y se empachaba de sobar en horizontal. Demasiado atrás. Sucedió que, cuando empezó a echarse al monte un ratito, se destapó demasiado atrás en una noche invernal.

Foulquier, Lino y Almeida armaron una contra académica en tres pases, desnudando el sistema defensivo de la casa. Tanto que Kluivert recorrió cuarenta metros casi en solitario, solo con la respiración de Guille en el cogote que se fue haciendo más y más lejana con la pedalada del neerlandés. El excanterano del Ajax venció a Mariño con una 'picadita'. Pudo irse antes con el tercero el Sporting a la caseta, pero Mariño detuvo dos veces. La superioridad era notable. El Valencia aceleraba o echaba el freno cuando quería. El más nervioso, Gattuso.

La única ventana abierta que encontró el Sporting, en fuera de juego, no la embolsó Djuka en el uno contra uno ante Mamardashvili, ganador con el pie. Aunque había saltado el chivato de la situación antirreglamentaria del delantero, no lo era. Antes del descanso, el Sporting, infantil, ya claudicó de forma definitiva en la eliminatoria. Cavani hizo el tercero en otra contra que encontró vacía la trastienda, solo protegida por los cuatro centinelas de atrás, percutiendo Lino. Demasiado sencillo para peloteros de ese nivel. Izquierdoz ya calentó al descanso. Muy mala señal.

Con una salida en falso por la ausencia aún de Mariño, Otero y Zarfino, despistados, 'MAR' forró con una línea de tres atrás, incrustando al argentino, con dos carrileros, trivote y un par de delanteros: Juan Otero y Djuka. Más abrigo interior, pegamento para el socavón de la primera mitad. Pero poco convincente. Gayá tiro un pase al desmarque de Lino y este ya dio con Mariño. Entre el portero y la mala pata de Cavani evitaron el cuarto de chiripa. Y un reventón de consideración. El Molinón estaba tan mustio que hasta aplaudió el papel de Cavani cuando fue relevado, lo que mosqueó a parte del personal.

No hubo más historia, con el Sporting completamente achantado e ido, haciendo cambios y más cambios, defendiendo el quinto, que pudo caer por insistencia. Lo marcó Hugo Duro, pero en fuera de juego por un pelo. Y Mariño le sacó otro. Un primer día de perros.

Apenas ganó disputas y no fue capaz de tirar un solo tiro entre los tres palos de la portería rival. Es un resumen de lo que fue un partido en el que los cuatro goles fueron pocos para los merecimientos de unos y otros.