JAVIER BARRIO
GERONA.
Sábado, 4 de septiembre 2021, 03:37
Adelgazado por la fuga de sus internacionales, pero con Villalba y Gaspar en plan estrella, este Sporting pasó por Montilivi como un verdadero candidato, noqueando a la sucursal del Manchester City en España. Con un señor partido, los rojiblancos ganaron en Gerona 64 años después. ... Y, de paso, se metieron en la cama como líderes de la Segunda. Moverán ficha hoy y mañana la Ponferradina y el Valladolid, pero el triunfo en un campo maldito es la constatación de que este Sporting ha salido como un avión. Solo se puso el abrigo con el 0-2 en el marcador y la furiosa impotencia local, que apretó con el golazo de Lozano el desenlace. Ahí sí tembló.
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El Sporting estacionó en Montilivi (con muy poca chicha ambiental) con un once juguetón y de bajitos revoltosos en la vanguardia. Víctor Campuzano metió los dos pies en la alineación. Titular cinco meses después de aquella lacrimógena rotura de fibras en la segunda entrega del derbi astur, ayer resultó el abanderado de la idea que traía en la cabeza desde Gijón Gallego. Talento y dinamismo, compinchado con el escurridizo Fran Villalba, para sacar la cadena a los dos tallos locales: Bernardo y Juanpe. La anécdota la dejaron, no obstante, los laterales. Dos ucranianos cargando desde atrás.
Girona
J. Carlos; Calavera (Lozano, m. 78), Bernardo, Juanpe, Juncá (Jairo, m. 28); Aleix, Terrats (Sarmiento, m. 78), Nahuel (Manu Sainz, m. 59), Baena (Lozano, m. 78), Ureña y Stuani.
1
-
2
Sporting
Mariño, Bogdan, Babin, Valiente, Kravets; Gragera, Pedro, Villalba (Berrocal, m. 88); Aitor (Nacho Méndez, m. 72), Gaspar (Berto, m. 88) y Campuzano (Pablo Pérez, m. 63).
Goles: 0-1: m. 15, Gaspar. 0-2: m. 57, Valiente. 0-2: m. 86, Lozano 1-2
Árbitro: Trujillo Suárez. Amonestó en el Girona a Terrats;y en el Sporting a Gragera.
Incidencias: partido disputado en Montilivi ante 2.141 espectadores.
Los pequeños delanteros del Sporting se le hicieron algo de bola al Girona. Tenían los catalanes carrocería de sobra para guerra a pecho descubierto. No para guerrilla callejera. Aunque fue el local Baena, en el aperitivo, el que mandó un regalo de Ureña a los oscuros nubarrones de Gerona. Un perdón imperdonable para la cuadrilla de Míchel, despelotada a partir de ahí por el once de Gijón. La de Baena fue una castaña de definición, con el interior del pie torcido. Con los de casa ya con la mosca detrás de la oreja, Míchel pidió a su tropa que diera palique a la pelota. Ratos y Ratos de posesión horizontal para franquear esa agresiva aduana que instaló el Sporting en el centro del campo.
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Lo consiguió un ratito, no más. Todo el Sporting estaba predispuesto al 'trinque'. Ordenado, maratoniano, mordiendo. Embistiendo como un miura al dueño de la pelota, al que acosaba. Así, Gaspar birló un balón en el centro del campo y puso a Campuzano mirando hacia Juan Carlos. Una colleja en toda regla al Girona, oxidado y lento a campo abierto. Sus dos gigantescos centrales andaban nerviosos con tanto aire tras la nuca. Pero el delantero catalán marró el mano a mano. Aunque en el siguiente robo, con un pase de cirujano de Villalba, Gaspar cantó bingo tras un delicioso control. Lleva el gol en su naturaleza. Para entonces, el estribillo de Montilivi era el murmullo y malhumor. La afición local se avinagraba con el fútbol de los suyos, saqueados de balón. Entre Gaspar y Villalba, las dos palancas del fútbol del Sporting, dos pequeños genios, hicieron varios nudos al Girona.
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Otro dolor de muelas para Míchel: la musculatura de Juncá, pretendido por el Sporting en el verano, crujió en un intento por perseguir a Bogdan. Entró Jairo en juego, con sus compañeros todavía con el susto metido en el cuerpo. Porque el centro del ucraniano con el que finalizó esa estampida no acabó en gol porque pilló a Aitor demasiado lanzado. A las puertas del gol, con la corneta en la boca, pero medio cuerpo adelantado. Demasiada contorsión.
El único subidón local, siempre transmitido por la banda derecha y en algún pecado de juventud de Pedro, fue un remate de Terrats que Mariño amansó en dos tiempos. Por lo demás, el Sporting tenía bajada la persiana. Incluso a balón parado. Contra un púgil colosal, de categoría física superior, nada. Y cada vez que Gaspar y Villalba enseñaban los dientes, con Gragera creciente, Míchel pasaba las de Caín.
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A la reanudación se presentó el Sporting con un resultado rácano para su colección de méritos y con el Girona tratando de hincarle el diente por la banda de Ureña, peligrosísimo, con Kravets de agobiado carcelero. Los locales montaron más arriba el campo base y se endurecieron. Poco le duró el ramalazo hostil. En una falta lateral botada por Kravets, Valiente, inesperado goleador, reventó por segunda vez la portería local. Con el 0-2, Gallego pidió ritmo de galeras, con el equipo poniéndose ya el anorak, pero con el gatillo igual de listo. Pablo Pérez entró para la faena por un agotado Campuzano.
La entrada de Samu Saiz amagó con la rebelión local, permitida por el paso atrás del Sporting. Entre él y Ureña desvistieron al Sporting, atemorizado con el gol de Lozano. Pero entre Mariño, Valiente y Babin sujetaron al Sporting. Líder.
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