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IVÁN ÁLVAREZ
GIJÓN.
Sábado, 18 de diciembre 2021, 01:19
Baja el telón de la primera vuelta liguera el Sporting en Ibiza (16 horas) acuciado por una urgencia de reconciliarse con la victoria difícil de sospechar apenas dos meses y un par de días atrás, cuando se situó por última vez en la cima ... de la tabla. Aquella estancia efímera en el ático de la clasificación preludió una caída libre sin precedentes en la historia del club, David Gallego, funambulista en la cuerda floja desde la derrota en Las Palmas, ha consumido su margen de error tras diez jornadas ligueras de tropiezo en tropiezo. Con distinta cicatriz y el atenuante de una plaga de bajas entre ambas, pero definitivamente obligado a un salto sin red para remontar el vuelo antes del paréntesis navideño.
Frente a uno de los proyectos emergentes del fútbol español, el único recién ascendido del campeonato que todavía no ha pisado la zona del cuarteto de cola, dirime el club gijonés la viabilidad de su futuro con David Gallego a los mandos. Tintes de «final», como instó a afrontarla el entrenador catalán tras dejar K. O. con suspense al Alcorcón. A punto de atragantarse el pasado miércoles con la Copa del Rey, necesita evitar un resacoso quebradero de cabeza en Ibiza. Polo de atracción vacacional para un sinfín de futbolistas por su combinación de playas y lujoso ocio nocturno, la expedición gijonesa llegará a la isla pitiusa sin ningún motivo para la celebración, cada vez más descolgado de las seis primeras plazas y con las sirenas de alarma como molestas compañeras de viaje de su entrenador. Para apagarlas solo sirven los tres puntos en Can Misses, huérfano de triunfos anfitriones desde el pasado 23 de octubre.
Con el lesionado Babin como única baja de sus pretorianos, Gallego se aferra a la base del once con el que esquivó la destitución la pasada semana ante el Huesca e invoca al espíritu granítico que le acompañó en el grueso de la temporada de su estreno en el cargo. Proclama de levantar el muro y exprimir la voracidad en el frente de ataque de Djuka, ya integrado al engranaje de presión y con el impulso anímico de su reconciliación con el gol el pasado miércoles. Tratan de afinar los rojiblancos la fórmula y encontrar el torniquete para una hemorragia de goles recibidos sin que se vea lastrada su creatividad en campo contrario. Ejercerá de nuevo como bisagra en ese complejo equilibrio Pedro Díaz, con un aparatoso vendaje preventivo en el último entrenamiento de una preparación exprés, en la que el cuerpo técnico rojiblanco ha calculado con mimo los esfuerzos.
El Ibiza también llegará con el kilometraje cargado después de una prórroga en Ponferrada. Mano derecha en los éxitos continentales de Unai Emery, Juan Carlos Carcedo exprime un equipo que no saca con facilidad la bandera blanca, como ilustran sus diez empates, pero ha encadenado cinco jornadas sin vencer. Con la bala en la recámara de Guerrero, máximo goleador del último ascenso del Sporting a Primera, los baleares sufren como los gijoneses la escasa productividad en ataque y necesitan paliar ese déficit en un estadio remozado en el que ya lució su jerarquía con el filial sportinguista Gragera. Su regreso tras sanción permite mantener su idea principal a Gallego, privado de un relevo de su perfil por las reiteradas lesiones de Christian Rivera. La gran apuesta de Javi Rico regresa a la enfermería por unas molestias musculares y no viajó para librar un duelo carente de término medio para el Sporting.
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