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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Domingo, 21 de noviembre 2021, 01:19
Desvalijado por una colección de errores grotescos en las dos áreas durante el último mes y medio, con su candidatura en los huesos para la clasificación, el Sporting se presenta hoy en El Toralín con todas las luces de emergencias puestas y una necesidad ... mayúscula de enmienda. El invernal Bierzo no parece el lugar más propicio para corregirse con una victoria, acostumbrado a congelar rivales y con su engrasado equipo bien agarrado al 'play off'. Solo el Oviedo, que emprendió ayer el adelantamiento en la tabla a su eterno rival hasta ver qué sucede esta noche con el once de David Gallego, logró salir triunfante este año de Ponferrada. No es menos cierto que la compañía de Bolo no gana en su domicilio desde el 19 de septiembre.
Pero el Sporting no está para elegir. Tampoco para disculpar otro tropiezo, con un punto de dieciocho posibles y ocho goles lamentados en esos seis partidos. Una sangría en toda regla sobre la que se ha debatido en el vestuario. El cadavérico aspecto actual del proyecto se subraya todavía más con la simpleza ofensiva que muestra el equipo, minado con la baja inesperada de Djuka, positivo por covid y sin vacuna. A vueltas aún con su discutida decisión, muy personal y sin que hasta el momento el '23' haya quebrantado norma alguna, no ha habido tantos que celebrar en 282 minutos de competición. Otro revés para poner patas arriba a un Sporting flaco al que todo son pulgas. La única buena nueva se la llevó el técnico con la vuelta de Gragera, Gaspar y 'Puma' Rodríguez, además de la recuperación de Guille Rosas.
La bandera atacante la llevará hoy Berto. Esta vez (se espera) recuperado y apto para el combate. No como ante la Real B. Entonces, Gallego hizo una arriesgada pirueta para, contra las bajas en el frente y la desconfianza en algunos futbolistas del filial, meter a calzador al avilesino y a Aitor, cuya lesión se ratificó con un mal partido y su ausencia en los últimos días. Hoy, Ponferrada representa una oportunidad para la reivindicación del dinámico punta, quien estaba fuera de Mareo al comienzo del verano. El sentido común de los técnicos de la casa recomendó, por fortuna, su continuidad. Mientras él pelotea el arranque, otros dos meritorios y debutantes en Segunda en la última jornada, Santamaría y César, se comerán las ganas desde el banquillo a la espera de su ocasión. Ellos dos fueron los benjamines de los veinte excursionistas que Gallego llevó ayer a Ponferrada.
Esa es la punta del iceberg de un problemón. El proceso degenerativo que atraviesa el Sporting, desangrado en defensa, necesita con urgencia un tapón. Hoy se espera alguna decisión para endurecer y afinar la parte trasera, dada la alta necesidad de los gijoneses. El mensaje de uno de los capitanes, Babin, en EL COMERCIO, fue revelador: «Hay que volver a ser un equipo fuerte desde la defensa, como el año pasado». En la esencia del propósito de enmienda del Sporting está recuperar la fiabilidad de un sistema que era modélico el curso pasado, pero que se descompensó por completo cuando Gallego aflojó las riendas de los de arriba. Faltó el gol y volaron los puntos, porque los derrapes en la trastienda han sido continuados. De hecho, si Rosas está en plenas condiciones, el desafortunado Bogdan será descabalgado.
Recuerdo del último desplazamiento de la 'Mareona' antes de la irrupción de la pandemia, Ponferrada recibe hoy al Sporting con su equipo amenazando. Un grupo modesto, pero duro de roer, cincelado por los cuatro años de trabajo que lleva Jon Pérez Bolo. Mejorado por los años y el curro que tiene el proyecto. También por fichajes con un pasado de sonoridad por sus habilidades de Primera, como José Naranjo y Sergi Enrich. Aunque, uno por su inestabilidad y otro por sus problemas extradeportivos, se han ido marchitando. En todo caso, el corazón de El Toralín sigue siendo el incombustible Yuri, envejeciendo como el buen vino, con cinco goles ya celebrados y la sensación de que, lo que ha perdido de físico, lo ha ganado en lectura, sapiencia y fiabilidad.
Y contra el apelotonamiento de las bajas sportinguistas en ataque, a la 'Ponfe' le duele atrás. Bolo tendrá que remendar su defensa. Ríos Reina y Pascanu verán el partido desde la grada. También el centrocampista Cristian y el delantero colombiano Becerra, este, eso sí, residual en el plan del técnico.
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