Una jugada del encuentro entre el Sporting y la Ponferradina D. Arienza

El Sporting muere en la orilla

Los rojiblancos igualan un 0-2, pero terminan perdiendo ante la Ponferradina

Andrés Maese

Gijón

Domingo, 20 de febrero 2022, 20:58

El Sporting quiso ganar, pudo ganar, pero no supo ganar un encuentro que en el descanso perdía 0-2 y que en los cinco primeros minutos de la segunda mitad igualó con un doblete de Puma Rodríguez. Los rojiblancos se dejaron llevar por la euforia y terminaron pagando su atrevimiento con un tanto rival en los últimos instantes que heló El Molinón.

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El sportinguismo se ilusionó con la victoria ante el Mirandés del pasado fin de semana. La muestra fue que más de 16.000 seguidores acudieron a El Molinón para no despertar del sueño de poder acercarse a los puestos de 'play off', pero la realidad es otra. La realidad dice que defensivamente el equipo de Gallego es un desastre, que Rivera se ha convertido en el timón del centro del campo con un Pedro Díaz desconocido y que la parcela ofensiva depende de la inspiración de los atacantes, que fallan más goles de los que son capaces de marcar.

Sporting

Mariño; Calavera (Bogdan, m. 25), Babin, Valiente, Kravets; Pedro Díaz (Ramírez, m. 45), Rivera, Aitor (Jony, m. 74), Puma (Pablo Pérez, m. 87), Villalba y Djuka.

2

-

3

Ponferradina

Amir; Adot, Amo (Baeza, m. 82), Pascanu, Rios Reina; Medina, Erik Morán (Paul Antón, m 51), Dani Ojeda, Hernández (Naranjo, m. 51), Edu Espiau (Rodríguez, m. 82) y Sergi Enrich (Yuri, m. 62).

  • Goles: 0-1: m. 17, Rios Reina. 0-2: m. 37, Espiau. 1-2: m. 48, Puma. 2-2: m. 50, Puma. 2-3: m. 84, Naranjo.

  • Árbitro: Hernández Maeso. Amonestó en el Sporting a Djuka, Villalba, Rivera; y en la Ponferradina a Amo, Erik Morán, Pascanu.

  • Incidencias: partido disputado en El Molinón ante 16.480 aficionados.

El choque comenzó con un Sporting protagonista sobre el campo. Quiso el balón y lo tuvo, pero bien es cierto que la Ponferradina también se lo cedió para encontrarle las cosquillas con contragolpes verticales y veloces. Puma Rodríguez pudo adelantar a los rojiblancos en el primer cuarto de hora, pero la respuesta del disparo del extremo fue más que contundente.

De nuevo un balón parado dejó en evidencia a la defensa. Un saque de esquina muy cerrado estuvo a punto de terminar en un gol olímpico. Mariño despejó el peligro de milagro, pero el balón golpeó en las piernas de Rivera y se alojó en la portería. Los nervios y la tensión comenzaron a apoderarse del estadio y a los jugadores se les empezó a borrar las ideas y el plan de partido establecido por David Gallego.

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Lo que pareció ser la estocada final llegó a cinco minutos para el descanso. La Ponferradina perdonó en un claro mano a mano que despejó Mariño, pero este no perdonó la segunda ocasión que le brindó el Sporting. La acción fue rocambolesca. Espiau disparó al larguero y el rechace lo metió sin querer. El golpe parecía letal y El Molinón despidió a su equipo con un sonoro abucheo. Era merecido.

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Nadie se podía imaginar que la reacción rojiblanca llegara con dos tantos del Puma Rodríguez. En un abrir y cerrar de ojos el extremo igualó la contienda. Gallego movió el banquillo para dar entrada a Ramírez en lugar de Pedro Díaz en el descanso. El 4-4-2 achicó a la Ponferradina y dio alas a un Sporting que casi ni se creía el empate.

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A partir de la igualada el encuentro fue una locura. Los dos equipos tuvieron ocasiones para marcar y concedieron jugadas para haber perdido, pero al Sporting le falta puntería. No es nuevo. Concede mucho y atina poco. La consecuencia es una dura derrota que deja tocado a todos.

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La locura final perjudicó a los locales. No supieron parar el enfrentamiento y cocinar la victoria a fuego lento. Gallego puso toda la carne en el asador y lo pagó caro. Dejó a Villalba junto a Rivera en la medular y el equipo ganó presencia ofensiva, pero defensivamente fue un desbarajuste. No supo corregir y detener el ímpetu de sus futbolistas y el castigo fue duro.

La realidad es esta. El equipo quiere, puede , pero no sabe. Marcar dos goles en El Molinón y perder es para hacérselo mirar. Aún quedan muchos detalles por pulir y ya estamos en febrero. La Liga se escapa semana tras semana sin ver una evolución constante de un equipo que parece estar condenado a la mediocridad.

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