Al Sporting le ponen la zancadilla

La clasificación empieza a emitir señales de humo para el Sporting, descalabrado en el último mes y camino de la tierra media. Muy desafortunado en el fútbol. En los diez últimos minutos, tras un buen partido y un buen racimo de ocasiones, se fue al garete. Y avinagrado por una (no) decisión de Moreno Aragón. Un frenazo en seco de 'Puma', volteado por Arnau, se quedó en el tintero. Una acción con demasiada letra pequeña y lo que pareció un atropello para un chequeo tan 'light'. Y diez minutos después, gol. Una pesadilla. Y el domingo, a La Romareda.

Pero, con cornada y todo, el Sporting se expresó como un grande de la categoría. Desde el inicio, calculado. Ventilado el carril izquierdo por completo, de central zurdo a extremo, tuneando también el lateral, el Sporting saludó en la trinchera. Silencioso, especulador y dejando que el Almería se atara el balón un ratito. Tiquismiquis en su orden y en la basculación, pendular. Y bien dirigido por Villalba en la emboscada. Antes de los tres minutos, el 'ex' del Almería levantó el periscopio y puso a Djuka mirando a Fernando. Pero el balón se le escurrió de la coronilla al '23', torcido en el remate. Un pestañeo después, el balcánico disparó en fuera de juego una situación mayúscula al limbo. Y reincidió en otra situación más pintada, legal, en un gallo de la salida de balón del Almería. Aitor, listo como el hambre, trincó la pelota. Djuka, tras abrirse camino entre dos defensas y el aullido de su bisagra, no se atrevió a remachar con la zurda. La solución lógica. Con la derecha, de exterior, el remate fue manso al cuerpo de Fernando.

Poco a poco fue invirtiéndose la trama, haciéndose más y más chicos los forasteros. El partido salió ajedrecístico, con muchos dejes de la pizarra, pero generoso. Iba ganando pelota la compañía de Gallego, prestándose al duelo con balón el Almería, en las antípodas del 'amarrategui'. Lo agradecieron los buenos peloteros como Villalba, sin carcelero personal. Un soldado Vasili en el pase largo. Sadiq marcó en un fuera de juego claro y mosqueante, de los que el suspense dura hasta que el balón se estampa en la red. Pero ya dejó trazas de su larga zanca.

El líder perdía burbuja, descosiéndose por bandas. El Sporting le trasladaba de un lado a otro, con cambios de orientación para buscar una gatera de entrada. Pero o le faltaba remate, o mejor cálculo para hacer despegar a Djuka y compañía. La presión, eso sí, arruinaba con frecuencia el aseado plan de fuga de Rubi, que modificó piezas. Así, olfateando sangre en un pase horizontal de Pozo, Villalba mangó. Buscó compinches en la periferia, pero, sin compañero de viaje claro, terminó descerrajando, evitando el gol Fernando. El líder se fue a la caseta chato. Mariño, cubito, salvo por una estampida de Pozo que quebró la sangre fría de Bogdan. Su colega del Almería, Fernando, estuvo más acalorado, sin llegar al descamise. El Sporting, con Gragera superlativo de coche escoba y organizador, terminó en alto.

Remate al poste

A la vuelta, el mal fario de las lesiones se estiró. La musculatura de Aitor le falló. Gallego se jugó la carta imprevisible del 'Puma'. Y Gaspar hizo mudanza a la derecha. Ganó cuadrícula el Almería y el Sporting, afilado por una maradoniana conducción de Pedro, sin pase, la perdió. Con Sadiq merodeando por el área y haciendo tumbar costillar a Mariño, Curro dio una colleja a los gijoneses tras un lento repliegue. Una bajada de persiana con manivela. Su remate final dio en el poste exterior derecho del vigués. Ya intervenía con frecuencia la pértiga del Almería en ataque. Mala señal. Pero fueron los pocos tambores de guerra que escuchó el Sporting. Seguían los gijoneses con la cota de malla puesta en defensa. Sin la ternura reciente. Otro partido para resolver por decimales para su desgracia. En el penúltimo intercambio de cromos, Sadiq se fue a la ducha. Pero entró otro 'tallo' de pedigrí: el portugués Dyego, influyente en la crueldad. Gallego metió en el ajo a Nacho.

Democrático el juego, al Sporting se le esfumó la victoria y empezó a escribir su derrota en una acción muy sospechosa. En el área del Almería, 'Puma' frenó en seco y Arnau le atropelló, sin posibilidad ni idea de jugar el balón. Moreno Aragón se tapó los ojos. Y el VAR no quiso corregir al colegiado, aunque la jugada tenía mucha miga. Demasiada para un diagnóstico tan rápido. Ya sobre la bocina, el navajazo traicionero de Lazo dejó al Sporting grogui y sin margen.