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Un Sporting pendular, adrenalínico y burbujeante en el despertar del primer día, menguó y perdió gas tras el primer gol de un Levante de ... brocha gorda y bastante carrocería. Un oponente con oficio, más pegada y dominio del otro fútbol. Con mucha calle. La recreativa puesta en escena de Rubén Albés resultó atractiva y prometedora por momentos, aunque se fue al garete por el cortocircuito provocado tras el primer y segundo zarpazo del Levante. Dos derrapes en el patio trasero corregibles, como el gol de falta. Ya tras el descanso, superada la pájara en el diván del intermedio, se echó de menos calidad y mordiente para enfocar más y mejor en el intento de remonte de la segunda mitad. Urgen piernas nuevas y accesorias desde el mercado para un equipo que, con las lesiones de Caicedo y Róber Pier, está cogido con pinzas. La baraja para voltear partidos es muy chica.
Con cuatro debutantes, Curbelo, Olaetxea, Bernal y Dubasin, el mejor, autor de dos tantos, uno invalidado por un fuera de juego de decimales, el Sporting salió pegando mordiscos al Levante. Empujando hacia Andrés Fernández en una primera mitad que acabó pendular. La línea de centrales, en campo avanzado. Al filo de la navaja todo el tiempo. Presionante y veloz el equipo, Dubasin cantó ese falso bingo por un fuera de juego de lupa del hispano-belga que calentó El Molinón, a rebosar de aficionados. La moviola resolvió en un par de largos minutos. Y decidió una irregularidad de pulgadas por el hombro adelantado de 'El Pingüino'. La secuencia destapó la esencia del fútbol que pretende Albés: una presión pegajosa y continuada, con Bernal trincando la pelota para activar la secuencia de 'Duba', y una oleada rápida. Muy pocos toques.
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La tropa de Albés se aplicó en la verticalidad, interesada en jugar todo el tiempo en el campo del Levante, intercambiando la posición de sus tres delanteros. Mudanzas continuas. El rival sudaba a chorros. Pero soportaba bien el chaparrón, abriendo el paraguas durante ese primer cuarto de hora. Aunque ya entonces enseñaba algo de colmillo en la vuelta. El andaluz Carlos Álvarez, el revoltoso de Calero, pateó desde fuera del área y dejó suspiros en el ambiente. Aviso para navegantes. Pese al pintón gobierno de casa, el once valenciano tenía pulso. Y lo confirmó soltando un garrotazo inesperado al Sporting en una excursión que arrancó en el veterano Morales, con escala en el sevillano y centro final de Andrés. Carlos Álvarez, constructor y ejecutor, pilló por sorpresa a todos, llegando con la corneta en la boca desde atrás después de esa prolongación. Venció a Yáñez con una caricia de puntera. 0-1. Mucho botín para un rival conservador, pero un certero ejecutor y bien engrasado en lo suyo. Creciente con el gol.
Sporting:
Yáñez; Rosas, Curbelo, Diego Sánchez, Cote (Pablo García, m. 86); Bernal (Queipo, m. 68), Nacho Méndez (Nacho Martín, m. 27), Olaetxea; Dubasin (Campuzano, m. 77), Gaspar y Otero.
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Levante:
Andrés Fernández; Andrés García, Elgezabal, Cabello, Navarro (Dela, m. 79); Kochorashvili, Rey; Brugué (Espí, m. 84), Morales (Lozano, m. 75), Carlos Álvarez (Agobia, m. 61) y Bouldini (Romero, m. 61).
Goles: 0-1: m. 13, Carlos Álvarez. 0-2: m. 41, Kochorashvili. 1-2: m, 58, Dubasin.
Árbitro: Guzmán Mansilla. Amonestó en el Sporting a Olaetxea, Cote; y en el Levante a Elgezabal, Navarro.
Incidencias: partido disputado en El Molinón ante 23.319 espectadores.
Por lo inesperado, el golpe destempló al Sporting, tiritón. Y por el camino perdió algo de fe en su juego y, también, a Nacho Méndez por un problema cervical. Una melé en el rancho del Levante, con un tremendo choque del luanquín contra Andrés Fernández. Por la jugada, agravada con la lesión de Nacho, que intentó seguir, se armó un buen quilombo en El Molinón. Los visitantes rechazaron tirar el balón. Los rojiblancos juraron en arameo, tratando de pagar con la misma moneda. Nacho Martín saltó al ruedo y, dada la naturaleza de la lesión, con el nuevo protocolo, el cambio no contó.
Siguió el Sporting palideciendo, menos fino, con un derrape atrás de Curbelo, gris, que pateó Brugué. Yáñez voló sin mucho sobresalto. El partido se equilibró. Ni los de casa llegaron tanto ni el Levante se atechaba ya todo el rato. Un fútbol democrático y peligroso para los muchachos de Albés, menos firmes en la trastienda que los de Calero. Cerca del recreo, el choque perdió graduación, algo más estático y controlado, reincidente en parones. Con el visitante Carlos Álvarez como el principal interruptor para el vértigo.
El Sporting, enchironado, se llevó una segunda cornada para el vestuario en una falta ejecutada astutamente por Kochorashvili. El georgiano amagó el centro, pero disparó a puerta, sorteando la barrera por el exterior y venciendo a un sorprendido Yáñez por su propio palo. El equipo se metió en la caseta con cara de pocos amigos. Lejos de la firme pose que se veía al otro lado del campo. Un oponente, con el choque encarrilado, solvente en las dos áreas. El Sporting, apenas un cuarto de hora y con pocos recursos en la despensa con los que revolver.
El equipo de la reanudación recuperó una pizca de alegría, con Dubasin buscando dar brío al ataque. El más intentón del grupo, que tenía balón, pero poca chicha. Un tiro de Otero, desviado, fue de lo poco que echarse a la boca. El Levante no daba ni la hora, cómodo y apretando tres líneas en defensa. De repente, El Molinón entró en combustión tras un centro largo de Cote que conectó 'El Pingüino' con un vuelo de aúpa. Un cabezazo desde el cielo que animó el partido y puso nervioso a Calero, que retocó hacia un Levante más obrero y amarrategui. Queipo fue la contestación de Albés, en otra onda. Buscando el remonte.
El canterano fue palanca hacia los tres delanteros. El Sporting estiró el pescuezo y se fue a por el empate. Un balón de Cote cortó la respiración en el área. Más madera. Campuzano fue reclutado sobre la marcha por 'Duba'. Ya maniobraba el Levante para atragantar el partido. Pablo ventiló las piernas de Cote. Toca que te toca el Sporting, buscando una rendija por la que penetrar, desfiló hacia el final. Sin noticias de los de Calero, con la persiana bajada y jugando con el reloj toda la segunda mitad. Pero firmes en su defensa. Sin 'uys' para pescar el triunfo.
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