Jony devuelve la sonrisa al Sporting

Como se dice coloquialmente en el colegio, el extremo abusa y El Molinón volvió a disfrutar de sus virtudes sobre el terreno de juego.

Jony ya fue en el Tartiere el único que dio la cara ante el eterno rival. Es feliz en Gijón y quiere volver a sonreír haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol.

Todo lo que sucede a su alrededor conlleva peligro. Así quedó patente en una primera mitad gris en la que el Numancia se plantó en su parcela y se dedicó a esperar al Sporting. Si no llega a ser por el cangués, los rojiblancos apenas habrían inquietado la portería rival.

El cangués es de esa clase de jugadores que hace mejor a los que están próximos a él sobre el campo. Canella se aprovechó de la calidad del rojiblanco en más de una ocasión. Las internadas del lateral fueron de lo mejor del primer acto que llegó a su fin con empate en el marcador, justo cuando el choque se animaba. Carmona envió un balón al poste dos minutos antes de que Manu del Moral hiciera lo mismo en la portería de Mariño.

El descanso fue lo mejor que le pudo venir al Sporting porque tras el mismo, llegó la mejor versión del equipo de Rubén Baraja.

A los cuatro minutos de la reanudación, Jony había dejado un aviso a la defensa rival con una jugada por la banda izquierda que terminó en saque de banda. Mientras Canella le pedía el balón al cangués para ejecutarlo, Rubén García aprovechó el despiste de la zaga soriana para encontrar la espalda de Escassi. Jony no lo dudó y el valenciano apuró hasta la línea de fondo para servir el gol a Calavera. Que regresó a la titularidad para adelantar a los gijoneses.

El encuentro de Jony llegaba a su fin. Quedaban veinte minutos para el pitido final y sus carreras no eran las mismas. Pero el extremo tenía reservado su mejor baile para sentenciar el partido.

El balón le llegó a la esquina del área. Un recorte hacia dentro para dejar atrás al primer adversario ante la atónita mirada del sportinguismo. Tres pasos hacia el corazón del área para encontrar a dos defensas más que con dos toques también dejó en el camino para firmar el gol de la temporada con la punta de su bota izquierda. Un premio más que merecido a su actuación.

La celebración fue propia de un hombre de la casa. Señaló el campo indicando que El Molinón era su sitio. Y vaya si lo es.

El sportinguismo se aferra a su juego para seguir creyendo en que el ascenso es posible. Con el fortín de El Molinón y las carreras del cangués cualquiera se atreve a decir que el equipo del 'Pipo' no estará entre los mejores. Aunque para ello, tienen que mejorar fuera de casa.

Síguenos en