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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Lunes, 2 de diciembre 2019, 03:32
Concluido el partido de Anduva y en algún pasillo interior del estadio del Mirandés, hubo un primer mensaje tranquilizador para José Alberto, que tras la muestra de apoyo y la rueda de prensa se metió directo en el autocar. Al técnico se ... le apreció afectado por el empate, en una contienda dominada por el Sporting, transmitiendo preocupación por la alarmante falta de puntería de su equipo, penalizado por casi 400 minutos de hambruna goleadora. Un dato demoledor y que está agravando su propia situación, sin celebraciones en los cuatro últimos partidos. Con la corona del visitante más cómodo para los porteros locales, ya se está buscando alguna solución de urgencia a un mes de la apertura del mercado invernal.
Esta es una de las muchas fugas que debe tapar este Sporting, convertido por méritos propios en el peor proyecto del mes de noviembre en Segunda, con solo 2 puntos sumados de los últimos 15. Así se explica en el corto plazo el desplome de un colectivo domiciliado tras 18 partidos en la zona media baja de la clasificación. A ocho del 'play off', a dos del descenso. Esta es la realidad actual de un grupo que partía como aspirante al 'play off' y que se ha desinflado de forma dramática, con uno de los peores arranques de la historia del Sporting. La preocupación en Mareo y la desafección social es importante, pero, a pesar de la presión externa, el club mantiene su rumbo tras la fallida experiencia con los cambios de los últimos años. Esa política de «bandazos» que se le afeó al consejo en la última junta de accionistas de la entidad.
La punta del iceberg está en el debate sobre José Alberto, al que se ha mantenido la confianza una semana más, sin la discusión esta vez del fin de semana anterior, valorando la competitiva imagen que dejó el equipo en Anduva en unas condiciones extremas. El crédito en el técnico, que encarna un perfil muy concreto, se mantiene por varios motivos. ¿El principal? De entre todas las posibilidades que darían el sí, ahora mismo no se ve una mejor que José Alberto. No existe una opción externa que satisfaga completamente en Mareo, donde se han recibido numerosos ofrecimientos y se ha tanteado a algún entrenador. José Alberto conoce esta realidad de primera mano desde hace días. Y la asume.
La pequeña selección de los que gustan no ha prosperado de momento y el resto de opciones se mantienen en un anexo, sin ese valor preferente. Siendo la preocupación muy grande, el Sporting no quiere hipotecarse más a futuro con un mal paso, incorporando a un profesional que no crea en la plantilla ni en los canteranos que se encuentran ahora mismo en el primer equipo y, por lo tanto, en la inversión efectuada en este proyecto. Además, el movimiento también tendría su impacto en el tope salarial. Y salvo que apareciera alguien convincente, el club no se quiere atar de pies y manos más allá de este curso. Pero ahora mismo todo es debatible y está sujeto a que entre o no el balón. Nadie oculta que otro traspiés podría precipitar el relevo, una tentación que se ha regateado hasta este mes de diciembre. Todos en Mareo, incluido el entrenador, son conscientes del resbaladizo terreno que pisan.
Tras sobrevivir a la jornada 18, tanto el consejo como la dirección deportiva consideran en este contexto que el mejor entrenador para salir de la crisis sigue siendo el propio José Alberto, que el sábado dio una importante muestra de carácter con una delicada selección de personal para el partido de Anduva y con un estimable comportamiento del equipo, que jugó para ganar en unas circunstancias muy complicadas y con el doble pivote más joven de toda la categoría a los mandos. El rendimiento de Pedro Díaz y de José Gragera fue muy elogiado a nivel interno, añadiendo más variables para el regreso del sábado a El Molinón, con la disponibilidad de Djurdjevic, Marc Valiente, Javi Fuego y, en principio, Cristian Salvador.
El planteamiento, eso sí, fue delicado y llamativo, con descartes sonoros, insinuando algún fuego interno que tendrá que sofocar el propio José Alberto. Prescindió, por ejemplo, de Borja López y Álvaro Vázquez, quien, por otra parte, ha mostrado hasta el momento un registro bastante discreto y con el que parece difícil que pueda equilibrar su competencia con Djurdjevic. Lo del central sí provoca más preocupación interna, aunque Cordero, quien le adelantó en el orden de preferencias, completó un buen partido en Anduva. Tampoco estuvo en la lista Hernán Santana, pese a la limitación en el mediocentro, aunque su caso es diferente a los anteriores. Cualquier posibilidad de que el canario pueda remontar su situación pareció enterrada esta jornada.
Sin contar la Copa del Rey, al Sporting le quedan tres partidos para enderezar su situación antes del final de año, silenciar la crisis, confirmar que el equipo de Anduva no iba de farol y apagar el ardiente debate sobre su entrenador, que ahora mismo vive de domingo a domingo, de final en final. La del próximo sábado le emparejará a la Ponferradina (El Molinón, 18 horas) en un ambiente de murmullos. Aunque el técnico, que volverá a someterse al juicio del balón, ya se ha acostumbrado a entrenar sobre el alambre. A vivir al día.
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