JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Miércoles, 5 de mayo 2021, 02:59
En Mareo llevan a vueltas con la falta de gol casi desde el inicio de la temporada. Víctor Campuzano, de hecho, llegó como respuesta a ese déficit, coincidiendo la mayor parte de los profesionales que han tratado con él en su facilidad para ... aparecer en situaciones de remate. Incluso de hacer goles. Ahora, a falta de cinco jornadas, la ausencia de colmillo es una preocupación más a sumar, sobre todo cuando las fuerzas se aprecian tan equilibradas en el 'play off'. Pero, salvo por el despliegue de Djuka, que marcó su último gol de penalti al Mirandés hace un mes (desde entonces, en cuatro partidos, el equipo no ha vuelto a celebrar), no hay nadie que haya recogido esa bandera con continuidad.
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En entrenamientos, privados desde hace un año y medio, David Gallego ha tratado de estimular la pegada de la segunda línea. La de los futbolistas más cercanos a la portería rival. Los tres jugadores que atacan a la nuca del goleador serbio, con 21 goles, pero que cuentan con registros discretísimos. Para muestra, Aitor García, que experimenta una sequía desconocida en Gijón. El onubense fue bendecido en el Sporting por su verticalidad y pegada. El primer año, entre el Rayo Majadahonda y el Sporting, celebró cinco goles. El curso pasado, siete, coronándose como el máximo realizador, aunque entonces no convencía mucho a Djukic.
Este año, con Gallego, ha disparado sus registros de participación y han disminuido sus goles. Solo lleva dos: uno en el partido de Santo Domingo y otro en la visita del Sabadell a El Molinón. Seguramente es el caso más llamativo de todos porque ha demostrado que tiene pegada y, también, por esa contradicción del minutero. Aún no ha terminado la temporada y Aitor ya ha tocado techo en su estadística de participación como profesional. Nunca había jugado tanto en su carrera (2.224 minutos, 169 minutos más ya que el año pasado) ni sido tantas veces titular (27 por las 24 del curso anterior). Pero el gol, que le rebañó Riesgo en Butarque con un estupendo paradón, se le resiste hoy como nunca. Aunque Aitor, insistente como pocos, lo busca. Contabiliza 48 disparos totales, de los que 17 han ido a puerta. Únicamente Djuka es más perseverante (85 y 51).
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Esa insistencia de Aitor, que a veces le cuesta la crítica, contrasta con las escasas ocasiones en las que Manu García se deja notar en zona de remate. Pese a jugar en una situación avanzada, el mediapunta siempre ha dejado la impresión de que se siente más cómodo como asistente que como rematador. No llama la atención por goleador y prueba de ello es que solo ha celebrado una vez este año. Eso sí, una obra de arte frente a la Ponferradina. Gallego ha tenido muchas charlas con el internacional Sub 21 sobre esto, pidiéndole que busque más el remate y picándole por su condición de mediapunta y su mayor cercanía con el área.
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Por lo demás, las cifras de Gaspar (2 tantos) y Nacho (no se ha estrenado todavía) pueden entrar dentro de lo razonable. Uno disputa su primera temporada con el primer equipo. Otro, el luanquín, es un mediocentro que está asumiendo una posición más adelantada como interior. De Cumic, por su parte, también se espera algo más en el apartado goleador. Si bien es cierto que es su primera experiencia en una liga tan competitiva como la Segunda y que solo tiene 22 años, los 16 goles que marcó en Serbia, sin competir para el Estrella Roja o el Partizán -jugaba en el Radnicki-, añadían un valor interesante a su cesión. De momento, Cumic ha marcado dos (uno en liga y otro en Copa), pero también ha tenido mucha intermitencia en los planes de Gallego. Junto a Nacho, y más allá de la situación particular de Campuzano, es uno de los que habitualmente entran en la rotación de la segunda línea que menos presencia ha tenido.
Mucho menos ha jugado Carlos Carmona, quien había sido tradicionalmente una garantía de gol en el Sporting por su facilidad para ver puerta y aparecer en situaciones de remate. Su mejor balance, sin duda, fue el de la temporada 2017-2018. Marcó 9 goles en 41 partidos, aunque para el mejor recuerdo queda su último año en Primera. Trató de liderar sin éxito la supervivencia del equipo durante toda la campaña, terminando con una factura de 8 goles. Lógicamente, su participación era muy superior a la actual y se encontraba en uno de sus mejores momentos físicos y competitivos.
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Esta temporada, Carmona tiene solo 482 minutos. Y su casillero, a cero. Una anomalía desde que explotara como un gran talento en el Cartagena, después de salir del Mallorca y de vivir una experiencia intermedia en Valladolid. En segunda línea, para algún partido puntual, Gallego también ha empleado a Pablo Pérez (1 gol), pero el técnico le ve más como un sustituto natural de Djuka. De '9' le ha reclamado más que de '10'.
Hasta irrumpió en un tramo de la temporada Pedro Díaz, el segundo máximo goleador del equipo con 3 goles. Un 'box to box', con un estupendo golpeo con la derecha, pero menos dinámico que Manu García para moverse en el enganche. Ninguno, en todo caso, se ha destapado como un buen complemento para Djurdjevic. Pero el Sporting lo necesita cuanto antes.
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