El Sporting muere de pie

Murieron de pie. Así se les tiene que recordar al Sporting. Al equipo de Miguel Ángel Ramírez que llegó hasta las semifinales del 'play off'. Lo hizo dándolo todo por el sportinguismo. Intentó devolverle todo el cariño demostrado durante la temporada, pero volvió a faltar el gol. Una condena que rompe el sueño rojiblanco.

La fiesta no pudo viajar a Asturias. Y no fue por desmerecimiento del Sporting, porque hizo todo lo que pudo por, al menos, forzar la prórroga. Al igual que sucedió en la ida, la falta de puntería castigó a los asturianos. Nada nuevo.

El guion del partido fue muy similar al que se jugó en Gijón. El Espanyol fue ligeramente superior en la primera mitad, aunque el Sporting gozó de ocasiones muy claras para adelantarse en el marcador. Ni Otero ni Mario González fueron capaces de encontrar la portería de Joan García cuando tenían todo a su favor para marcar.

El encuentro comenzó con un susto mayúsculo. Puado perdonó ante Yáñez a los 25 segundos de comenzar. No fue el mejor inicio posible. Yáñez volvió a ser salvador mientras el equipo intentaba encontrar el pulso a la contienda. Tardaron en entrar en acción hasta que Rivera comenzó a carburar en el centro del campo.

El descanso no hizo cambiar a ninguno de los dos. El Espanyol continuó buscando el gol que le diera la tranquilidad mientras que el Sporting volvía a no estar fino sobre el terreno de juego. De ahí que Ramírez no tardara en mover el banquillo.

El paso de los minutos ayudó a que el Sporting se creciera. En Barcelona comenzó a entrar el miedo de poder encajar un tanto y los balones divididos empezaron a caer del lado rojiblanco. Y pese a que los acercamientos fueron a más, siempre faltó remate.

Tan solo Otero pudo encontrar el camino hacia el gol con un disparo lejano que obligó a Joan García a hacer su mejor parada de la noche. Campuzano también lo intentó, pero su remate fue muy inocente.

La expulsión por roja directa a El Hilali puso más tensión a los instantes finales, pero nada se pudo hacer por evitar la eliminación.

La caída es dura. Otro año se tendrá que vivir en Segunda División, pero la manera de caer es más que meritoria. Se rozó la épica con una imagen que representa a todos. Ahora toca levantarse.

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