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Enzo Ferrero.
La puerta 11 de El Molinón ya es de Ferrero, leyenda del Sporting: «Es un orgullo»

La puerta 11 de El Molinón ya es de Ferrero, leyenda del Sporting: «Es un orgullo»

El Sporting comunica a la leyenda del Sporting que la intención es que su nombre luzca en ese espacio de El Molinón antes de fin de año: «Di todo lo que pude por este club»

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 01:00

El 30 de agosto de 1975 Enzo Ferrero (Campana, Argentina, 1953) llegó a Gijón para firmar por el Sporting. Difícil para él saber entonces que iba a echar raíces en la ciudad, que se iba a convertir en una leyenda del club y que la entidad y la afición iban a tratar de devolverle lo dado con un reconocimiento eterno: ponerle su nombre a la puerta 11 de El Molinón, el número que llevaba a la espalda en tantas tardes en las que puso la piel de gallina a todo el sportinguismo. El club rojiblanco, según pudo saber EL COMERCIO, busca ya una fecha para hacer realidad antes de que acabe el año un homenaje que la afición daba por sentado y sobre el que no había debate: esa puerta solo podía tener un nombre, el de Enzo Ferrero. «Lo recibo con mucha ilusión después de tantos años. Un reconocimiento así es muy bonito y también un orgullo», confiesa el astro del balón, a quien, según pudo confirmar este periódico, el club comunicó ayer su decisión. Aún digiriendo la noticia, el mejor extremo de la historia del Sporting no acierta a calibrar la dimensión del homenaje. Su nombre quedará para siempre impreso en la piel de El Molinón. «Es impensable que mi nombre vaya a ser inmortal. Estaré con Cundi, Castro y Quini, compañeros en el campo y amigos. Es muy emocionante».

Puerta 11 de El Molinón.

La huella que un jugador deja en el imaginario colectivo va más allá de los números. El disfrute que puede producir ver a un futbolista en el campo durante años, en este caso los mejores del Sporting en su historia, puede ser suficiente para que los aficionados lo conviertan en leyenda. En el caso de Enzo Ferrero ambas vertientes se dan la mano para dibujar un perfil casi mitológico, el de un extremo con mucho gol y desborde, capaz de sentar rivales gambeteando por la banda, pero también con unas estadísticas al alcance de muy pocos. El argentino es el jugador extranjero que más partidos ha disputado con la camiseta del Sporting, 340, anotando además 89 goles. Lo hizo llevando al equipo, junto a las grandes leyendas del club, de Segunda a la UEFA. «Fue la mejor época de la historia del Sporting, cuando tuvimos las mayores posibilidades de pelear por la Copa y la Liga. Convertimos al club en un grande y después estuvo muchos años en Primera. Di todo lo que pude por este club», recuerda.

Ferrero, durante su etapa como jugador del Sporting.

Enzo Ferrero llegó a Gijón procedente de Boca Juniors. Ya sabía lo que era un estadio caliente, un derbi contra River, una afición apasionada. En Gijón se encontró algo de todo eso, con un estadio donde hizo carrera y una afición que le abrazó desde el primer momento. «El Molinón, toda la vida ha sido un estadio muy fuerte, ahora también. Con el apoyo de la grada, los de casa tardan más en cansarse y los contrarios encuentran más dificultades. Corres un metro más que los demás».

«Es impensable que mi nombre vaya a ser inmortal. Estaré con Castro, Cundi y Quini, compañeros y amigos»

Cariño

Con ese apoyo se convirtió en leyenda, la de un jugador que con sus acciones hizo nacer un cántico que aún suena en los campos de fútbol, el 'así, así, así gana el Madrid'. Hasta a hombros salió en alguna ocasión de El Molinón, como cuando el Sporting le ganó 4-1 al Barcelona. Todo ese cariño que recibió en el campo siguió percibiéndolo en su día a día. Aún hoy, a sus 71 años, son muchos quienes le paran por la calle, con el recuerdo de su juego fresco en la memoria. Ese fútbol que convertía en nudos los cuerpos de los laterales, siempre ignorantes de por dónde iba a salir aquel extremo de melena ensortijada y velocidad letal al que el balón quería más que a los demás.

Para el recuerdo quedan su registro como máximo goleador rojiblanco en la UEFA, sus gambetas y pases, sus goles de leyenda, como el que le hizo al Torino con un saque directo de córner y el que anotó en la final de Copa ante el Real Madrid. Tentado por el Barcelona, la Juventus, el Valencia y también por los blancos, Enzo Ferrero no movió un pie de Gijón, donde siguió su vida después del fútbol ligado en varias épocas a su deporte. Colaborador durante años de EL COMERCIO, analizaba cada partido a la velocidad del rayo, la misma que demostraba sobre el campo.

No le ha perdido nunca la pista a su club, del que ve todos los partidos. También sigue a los rivales y algo le dice que este puede ser un buen año para el Sporting. «El equipo tiene que seguir con esta dinámica, sobre todo en El Molinón, que es un fortín. El público es fundamental, como lo fue siempre».

Retirado en 1985, después de muchos años le llega a Ferrero un reconocimiento largamente demandado. Ya estaban Castro, Quini y Cundi. Ahora se suma el mejor extremo de la historia del Sporting. Y lo hace con la misma emoción del primer día.

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