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A. MENÉNDEZ
GIJÓN.
Miércoles, 26 de mayo 2021, 02:05
El idilio entre Sporting y Lugo comenzó un 7 de junio de 2015. Es cierto que los clubes mantienen además desde hace años una estrecha relación entre directivas, pero ese día, con el gol de Pablo Caballero, delantero del Lugo, cambió la historia.
El argentino consiguió marcar ya en el tiempo añadido el tanto del empate de los lucenses al Girona en Montilivi (1-1), obrando una hazaña que será siempre recordada por la hinchada rojiblanca. Porque, de forma paralela, el Sporting de los 'guajes' que comandaba el Pitu Abelardo hizo su trabajo, venciendo por 0-3 al Betis en el Benito Villamarín y logrando así un ascenso que resultó agónico e increíble.
La sintonía entre Lugo y Sporting durante estos años ha sido total. Hasta el punto de que son muchos los seguidores rojiblancos que cuentan con bufandas del equipo gallego. Y también con camisetas del autor de la proeza, Pablo Caballero. Un ídolo para el sportinguismo. Seis años después, el Lugo vuelve a ser el mejor aliado del Sporting para tratar de volver a Primera. La historia se repite porque el cuadro gallego se enfrenta al rival de los rojiblancos por hacerse con la sexta plaza que da acceso al 'play off': El Rayo Vallecano. Aunque en esta ocasión hay una particularidad que hace la situación distinta: el Lugo se juega seguir en Segunda. En aquella ocasión, hace seis años, los gallegos competían por su orgullo.
Ese 7 de junio fue de película. Porque el Sporting, como ahora, tampoco dependía de sí mismo. Viajó a Sevilla agarrado a una utopía. Tenía que ganar por más de dos goles al Betis y luego esperar a que el Girona no hiciera lo propio sobre el Lugo, rival que no tenía objetivos en juego. Los de Pablo Machín se adelantaron en el marcador, con un gol de Fran Sandaza, futbolista que terminó el encuentro encendido por la actitud del equipo gallego. «Se han reído en nuestra cara», espetó muy molesto el delantero del conjunto catalán.
El Sporting, por su parte, encarrilló su partido en Sevilla. Estaba haciendo su trabajo. Pero los 'guajes' sabían que no había ascenso si no se producía también el tropiezo del Girona. Con esa incertidumbre se alcanzó el final del partido en el Benito Villamarín. Y, con todos los jugadores abatidos en el césped y agradeciendo desconsolados a 'La Mareona' su apoyo incondicional por desplazarse hasta Sevilla, aparecieron las noticias. «¡Gol del Lugo!», se escuchó. Al momento, la grada comenzó a temblar. La afición rojiblanca enloqueció. Los técnicos rojiblancos (Abelardo, Iñaki Tejada y Gerardo Ruiz) y la plantilla empezaron a darse cuenta de que algo muy gordo había sucedido en Montilivi. «La manera de conseguir el ascenso fue increíble», recuerda Isma López, uno de los miembros de aquel equipo.
Cuentan los protagonistas que esos segundos vividos a ras de césped parecieron horas. Sobre todo cuando llegó la fatal noticia: el Girona había marcado el 2-1. Tanto que resultó después anulado entre la incredulidad y la euforia de todos. La tensión se prolongó. Porque el partido se reanudó, por lo que el ascenso se celebró dos veces. Desde ese día, la relación entre el Lugo y el Sporting ha sido de absoluta cordialidad. Las dos aficiones han protagonizado encuentros y están hermanadas. Y ahora el Lugo se juega este domingo en Vallecas (21 horas) la vida. Y, de paso, hacerle otro favor al Sporting, para que estos puedan seguir soñando con el ascenso. Eso si, tienen que ganar al Almería.
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