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El protocolo a rajatabla. Las extremas medidas de prevención marcan, como sucede con todo el fútbol profesional nacional, la vuelta a los entrenamientos del Sporting. El despertador suena más pronto de lo habitual para el primer grupo de trabajo. A las ocho de la mañana comienzan a llegar paulatinamente los primeros futbolistas a la Escuela de Fútbol de Mareo. Allí ya les esperan David Gallego junto al resto del cuerpo técnico y médico del club.
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Todos y cada uno de los 41 rojiblancos que se encuentran en la remozada lista del nuevo preparador acceden a las instalaciones en su coche particular con mascarilla y vestidos para comenzar a entrenar. Ninguno puede pisar el vestuario. Al igual que sucedió con el retorno al trabajo tras el confinamiento, los entrenamientos son individuales. Todos ellos comienzan con una pequeña charla de David Gallego y las explicaciones del preparador físico Eduardo Domínguez sobre los ejercicios a realizar.
Como suele ser habitual en las pretemporadas, el encargado de la preparación física es el que lleva la voz cantante. En la toma de contacto con el terreno de juego y el balón se eleva cada vez más exigencia. Estos primeros días sirven para que los futbolistas conozcan al que será el jefe de filas la próxima temporada. Gallego lamenta no poder dirigir las sesiones con todos los futbolistas porque apenas puede explicar su idea de juego, pero dicho deseo puede hacerse realidad la próxima semana.
El silbato marca los ritmos de las carreras continuas. Toca correr y adquirir el estado físico adecuado para comenzar una extraña temporada que, a día de hoy, no se sabe cómo se desarrollará ante la incertidumbre generada por la pandemia. El balón se dejó ver en Mareo, pero éste tan solo sirve como medida de distracción para los futbolistas, ya que las sesiones son más físicas que tácticas ante la prohibición de ejercitarse todos juntos.
El protocolo enviado por la Liga indica que la plantilla debe realizar un segundo test PCR. Las pruebas se llevarán a cabo en las próximas horas y en cuanto se conozcan los resultados, siempre que sean todos negativos, David Gallego tendrá permiso para poder reunir a los 41 futbolistas en el mismo terreno de juego y trabajar con la totalidad de la plantilla. Hasta entonces, el preparador tendrá que conformarse con observar el entrenamiento individual de cada jugador.
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Los descartes
Gallego tiene claro quiénes no entran en sus planes. Javi Rico fue el encargado de comunicar personalmente a cada descarte que lo mejor para su futuro es buscar una salida. Isma Cerro, que se entrena con normalidad, parece ser el que más cerca tiene la opción de abandonar la entidad rojiblanca. Su situación se asemeja a la de varios compañeros que se verán en la obligación de poner punto final a su etapa en el Sporting. La marcha de los descartes permitirá la llegada de caras nuevas.
Mientras el nuevo proyecto toma forma, David Gallego aprovecha para conocer en persona a los futbolistas del filial. El preparador citó un amplio número de jugadores para estar preparado sobre futuros acontecimientos. Juntar al primer y segundo equipo es una novedosa idea jamás vista hasta ahora en Mareo.
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