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IVÁN ÁLVAREZ
GIJÓN.
Domingo, 3 de mayo 2020, 03:33
Cada vez más cerca del nuevo punto de partida, el fútbol español avanza hacia esa casilla de salida. Habituados a convivir con la adrenalina durante el fin de semana, la cautela continúa guiando a los jugadores del Sporting a las puertas del epílogo de sus ... entrenamientos en el confinamiento. Con los test del coronavirus a la vuelta de la esquina, fijados para la semana que comienza mañana, los futbolistas rojiblancos extremaron las precauciones tras las recomendaciones de los servicios médicos del club gijonés. Los galenos, en sintonía con el estricto protocolo que ha elaborado la Liga de Fútbol Profesional (LFP) orientado a la reanudación de la competición, aconsejaron a los integrantes de la plantilla evitar cualquier tipo de riesgo.
La jornada de ayer supuso una tregua para múltiples asturianos que pasaron por un oasis en una travesía en el desierto bajo techo que ya roza los dos meses. El día en el que el gobierno dio un paso más en su hoja de ruta para trazar la desescalada, la plantilla desarrolló desde sus domicilios la rutina diseñada por el preparador físico Fran Albert.
«Nos ha facilitado mucho las cosas y nos ha dado trabajo todos los días. Se lo agradecemos mucho, porque nos ha ayudado mucho durante nuestro confinamiento y sin él no hubiese sido posible mantener la forma como la estamos manteniendo», explicó ayer Gragera durante una conversación telemática difundida por la entidad con la jugadora del conjunto femenino Pañu y el futbolista del Sporting Genuine Antonio.
Apoyados por las herramientas que el club les brindó como las bicicletas y las cintas de correr, junto a las distintas posibilidades que ofrecen algunos de sus domicilios con jardines para mantener el vínculo con el balón y trotar al aire libre, las pautas de mantener el entrenamiento en casa valoraban el efecto contraproducente de modificar el escenario al exponerse a pesar de respetar las distancias sociales de seguridad en un día en el que las calles volvieron a registrar un importante trasiego de gente que retomó la actividad física.
En el terreno difuso en el que se mueve el fútbol estos días y su lenta cuenta atrás, la principal directriz pasa por minimizar un riesgo latente, como asumió esta semana el delantero rojiblanco Álvaro Vázquez. «La conducta individual será determinante en el éxito», exponen desde el Consejo Superior de Deportes.
Alejados de las instalaciones rojiblancas desde antes de alcanzarse el ecuador del pasado mes de marzo, la plantilla comienza a vislumbrar los campos de Mareo, tras la luz verde gubernamental al regreso a los entrenamientos. En esa lista de 27 futbolistas reclutados por Djukic figura Gragera, que disputó sus primeros minutos a las órdenes del serbio en la última jornada antes de que se detuviese la Liga.
«Siempre es un privilegio poder estar rodeado de los mejores en el Sporting. Tenemos que estar al cien por cien para poder entrar en la dinámica porque venimos de un tiempo parados», afirmó el prometedor pivote gijonés, que se mostró «con ganas de volver a la rutina y que poco a poco vayan saliendo las cosas». El deseo del canterano, denominador común en el equipo rojiblanco, parece cada vez más próximo a cumplirse. Mientras llega, se cuidan con celo los pasos a seguir para que el ruido de las pisadas sobre el césped vuelva a escucharse en Mareo.
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