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En el día del trabajador, más pico que pala. Y Mareo, que ya es de élite y tiene, además, clase obrera. Un fogonazo de Pedro y una estupenda aventura personal de Guille Rosas abrocharon un triunfo sin mucho remango en un partido currado, sí, pero poco alegre para la pestaña y demasiado medido. Y eso que hubo poca resistencia, resultando muy placentero por la holgura y la diferencia por más que el descendido Lugo quisiera hacer algo de partido ante el Sporting. Pero fue negado con el tercer mamporro, de Otero. De sobra para abrazar una permanencia virtual, que necesita aún confirmación y puede que algún punto más para echar el candado a una temporada desilusionante a falta del chute del derbi asturiano.
Miguel Ángel Ramírez tuneó el once titular, sacrificando la jerarquía de 'Cali' por el fino pie de Marsà. Arriba empujaron Otero y Campuzano, con Cristo reclutado y reaparecido tras mucha ausencia. Volvió a pelotear desde eso extraño cometido de interior. Apretado por la permanencia, el Sporting salió sin preliminares, con un zurdazo de Cote que desvío Whalley. La tropa de 'MAR' buscaba las esquinas, con el Lugo bien apretado atrás. La posición de quita y pon de Xavi Torres aumentaba el tráfico interior.
Una caída de Campuzano, atendido, empujó a Djuka hacia el calentamiento en la grada. El Molinón se encendió al ver al '23', pero su momento se hizo esperar hasta el segundo tramo. Corto de mecha arriba –una de las cuentas pendientes de la propuesta de Ramírez–, el Sporting descorchó gracias a un nudo que se hizo el Lugo en defensa tras el saque de un córner. Pedro descerrajó a Whalley con un estacazo de derechas y se apuntó su cuarto tanto del año. La mejor baza arriba en los últimos tiempos, aunque Campuzano, meritorio como siempre, desempeñana un más que digno papel en punta.
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Fran Gayo
El Lugo, sentenciado ya para el descenso, jugó de tú a tú al Sporting todo el rato. Desacomplejado. Avinagrando a El Molinón, un concierto de murmullos dentro de un partido gripado y que no alegraba mucho la pestaña. Entre el miedo a perder y la obligatoriedad de ganar, las posesiones se volvieron eternas e insustanciales, con reajuste del once y cercanía al 5-4-1 con más vuelo por la banda. Aunque seguía siendo un partido de cálculo y más cálculo. Un Ding contra Nepomniachtchi, salvo por el estallido chino del final. Orden, conservación y cero riesgos frente a un oponente sin nada que perder, pero aplicado en el fracaso. Más cómodo con el vértigo, El Molinón se empezó a mosquear por tanta planicie y la ausencia de verticalidad. Suerte que prendió la vena roquera de Guille Rosas, más afín a la guitarra eléctrica que a los violines. El lateral recorrió veinte metros como un puñal, quebrando a Andoni López y a Alberto, y reventó la portería con un zurdazo. Su primer gol como profesional. El ambiente crítico se amansó con los dos goles con denominación de origen local. Mareo ya tiene a su élite. Moyano estuvo a punto de dar vidilla a su equipo con una estampida que abordó con veteranía Bruno. Una mano sin chicha para ser penalti, pero que desorientó al extremo.
Sporting
Cuéllar; Insua (Izquierdoz, m. 46), Bruno, Marsà; Nacho Martín (Rivera, m. 73); Guille Rosas, Pedro, Cristo (Djuka, m. 63), Cote; Campuzano (Aitor, m. 63) y Juan Otero (Queipo, m. 81).
3
-
1
Lugo
Whalley; Loureiro, Álex Pérez, Alberto, Andoni López (Calavera, m. 46); Torres; Gui (Cuéllar, m. 46), Josep Señé (Juanpe, m. 58), Moyano; Baena (Idrissa, m. 87) y Barreiro (Avilés, m. 72).
Goles: 1-0: minuto 15, Pedro. 2-0: minuto 32, Guille Rosas. 3-0: minuto 53, Otero. 3-1: minuto 79, Xavi Torres.
Árbitro: Arcediano Monescillo, del Comité de Castilla La Mancha.
Incidencias: 19 grados al inicio, con tarde soleada y viento. Cuéllar y Barreiro, capitanes. Sacó el Lugo. El Telecable de hockey hizo el saque de honor tras proclamarse por sexta ocasión equipo campeón de Europa.
De la caseta regresó 'MAR' con 'Cali' Izquierdoz, reemplazo de Insua. Y Otero terminó de firmar un final totalmente desprovisto de suspense en un saque de esquina que cabeceó 'Cali', punteó Bruno y fusiló el colombiano. La brecha permitió al Sporting jugar a sus anchas, serenarse. Afinar en su fútbol e ir en chanclas por el partido. Sin campos de minas que pisar, bien forrado por sus tres centrales y el estupendo curro de Pedro y Nacho Martín.
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Sobrepasada la hora, Ramírez dio carrete a Djuka, vitoreado, con algún silbido para Cristo, que se fue a la ducha. Aitor entró por Campuzano. Otero mandó fuera el cuarto por un meñique. Ramírez siguió refrescando el once. Rivera sustituyó a un buen Nacho Martín, creciente. Djuka dejó muestras de su hambruna litigando por un balón que todo el mundo daba por perdido y probando su disparo.
Con su equipo en los huesos, el exrojiblanco Xavi Torres echó algo de maquillaje al partido con un gol rácano, bendecido por un roce involuntario de Pedro que engañó a Cuéllar. Pero ya no había tensión en la trama. Estuvo más cerca Izquierdoz de hacer el cuarto que el Lugo de acercarse al extremeño. El Molinón terminó el partido lanzando besos al derbi. El próximo partido en El Molinón.
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