El Sporting, a su llegada al aeropuerto de Asturias: «La ilusión de volver a Primera no nos la quita nadie»

Pompeyo Pérez tiene 22 años, es informático y entra a trabajar a las ocho de la mañana. Pero son las doce y media de la madrugada del lunes y espera en el aeropuerto de Asturias, junto a cerca de un centenar de aficionados rojiblancos, la llegada de los jugadores del Sporting, que hace cuatro horas consiguieron la victoria con la que certifican su presencia en el 'play off'. Tiene claro que esta noche no va a dormir mucho, pero no tanto por el recibimiento como por «la emoción». La tarde, junto a sus compañeros de la Peña Sergio Álvarez, de Castrillón, ha sido intensa. En el bar Navia de Piedras Blancas se reunieron los integrantes de este colectivo de aficionados para disfrutar y sufrir a partes iguales. «Sufrimos mucho. Entre los goles del Eibar y del Oviedo casi me da un infarto», bromea.

La suya es solo una más de las muchas historias que se pueden escuchar a esa hora en el aeropuerto de Asturias, donde la zona de llegadas esta plagada de camisetas, bufandas, banderas y hasta mantas del Sporting. Una muestra de la ilusión desbordada de una afición que en la tarde de ayer tocó el cielo. «El primer objetivo ya está cumplido, ahora toca disfrutarlo», afirma Beni Rodríguez, esposa de Tomás García, un fijo en los viajes en avión del Sporting. «Este mes cumplo 14 años viniendo», afirma este veterano seguidor rojiblanco al que todos los jugadores conocen y aprecian. «Vengo ganen o pierdan. Hoy sufrimos mucho, pero ahora viene lo difícil».

El sueño no puede con los aficionados rojiblancos, que se entretienen como pueden mientras llegan los jugadores: móviles, charlas, paseos… Pero si algo predomina en la zona de llegadas del aeropuerto son las sonrisas que les ha dejado un partido de infarto que les da derecho a seguir soñando con llegar a Primera. «Ahora toca subir, esperemos que nosotros, que venimos por detrás, seamos los que consigamos el ascenso», desea Pelayo Naya, que esta en el aeropuerto junto a su familia siete horas antes de que suene su despertador.

La cafeína ayuda, pero lo hace más la ilusión desbordada tras el partido contra el Eldense. Como la de Daniel Lastón, que esta noche ha hecho «un esfuerzo» para arropar a los jugadores. Este joven estudiante es consciente de la dificultad del 'play off' y, aunque confía en el equipo, se muestra temeroso de ver al Sporting en Primera. «Me gustaría verlos en la máxima categoría, pero no quiero que sufran».

El vuelo de Alicante viene con retraso, pero nadie se mueve del aeropuerto de Asturias. Las conversaciones sobre a qué hora se levanta cada uno se suceden. «Mañana me voy a acordar del 'play off' cuando reciba al primer paciente», se oye decir. Pero cada vez queda menos para la llegada del avión, que algunos monitorizan con el móvil. Los aficionados hacen un último esfuerzo y comienzan a cantar, convirtiendo el aeropuerto de Asturias en una fiesta a la que se suman incluso pasajeros llegados de otros vuelos. Como un grupo de amigas que vienen de celebrar una despedida de soltera. La novia, incluso, se anima a lanzar un ramo. Por fin, los jugadores aparecen por la puerta y la alegría se desborda. Y esta vez la fiesta viene en dos direcciones. Son los propios futbolistas los que salen aporreando un cajón metálico de material para fundirse en un abrazo con los aficionados que llevan más de una hora esperando. Cánticos, gritos, abrazos, fotos en un corro de jugadores y seguidores del que todos disfrutan. La sonrisa se dibuja en todas las caras. La alegría es dueña del Sporting, que ayer se ganó el derecho a seguir soñando con ser de Primera.

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