CARLOS AMADO
GIJÓN.
Lunes, 27 de febrero 2023, 16:21
Se cumple un año de la desaparición de José Fernández, el entonces propietario del Sporting, que el 27 de febrero de 2022 fallecía, a los 84 años, en el Centro Médico de Oviedo al no superar una complicación tras una delicada operación. Apartado ... de la gestión del club desde 2012, cuando su hijo Javier cogió las riendas del paquete accionarial de la familia, José Fernández se había convertido en el máximo accionista del Sporting en 1994, cuando accedió a la presidencia, cargo que ostentó hasta 1997.
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Nacido en Gijón en 1937, José Fernández había jugado al fútbol en el Deportivo Cerillero, el Vitoria y en el Sporting, donde coincidió con Manuel Vega-Arango en categoría juvenil. A nivel profesional, tuvo una destacada trayectoria como empresario de la construcción, a través de la empresa Ferpi, y en la década de los 90, durante el proceso de conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas, comenzó a adquirir acciones del Sporting.
En 1992, con una aportación inicial de 72.000 euros se convirtió en el cuarto máximo accionista y consejero del presidente Eloy Calvo. Tras la dimisión de este y el ascenso del gallego Manuel Calvo a la presidencia, José Fernández, que ya se encargaba de traspasos y fichajes -entre ellos el de Juanele y la llegada de Pier-, adquirió los títulos por valor de 240.000 euros que tenía el Ayuntamiento. El 12 de noviembre de 1994, en una junta muy movida, José Fernández se convirtió en presidente y máximo accionista. Se abrió así una etapa de casi tres décadas en la historia del club, que finalizó el pasado verano con la venta de las acciones de la familia Fernández al grupo empresarial mexicano Orlegi Sports, liderado por Alejandro Irarragorri.
José Fernández lideró el Sporting durante un periodo muy convulso en lo económico y sin éxitos deportivos, más allá de dos ascensos y seis temporadas en Primera División. Durante los tres años que fue presidente alguna operación resultó positiva para el equipo, como la llegada de Julio Salinas, pero la inestabilidad en el banquillo y en el propio consejo llevaron a su decisión de abandonar la presidencia al finalizar la temporada 1997-98 con el descenso de categoría.
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Desde un segundo plano, avaló con sus acciones a los consejos presididos por Ángel García Flórez, Germán Ojeda y Juan Arango. Los prestamos participativos del máximo accionista equilibraron el deterioro económico del club hasta que, en 2001, rehusó poner más dinero, con la solución de la venta de Mareo y las marcas para salvar al club.
Su fallecimiento contribuyó a poner en el primer plano su acérrimo sportinguismo y desvelos por el club, por encima de los desaciertos en la gestión, que ya en manos de su hijo Javier llevó al equipo a las puertas de la salida del fútbol profesional.
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