El Sporting se hunde

Granizo, frío y el fútbol canijo de estos últimos tiempos impusieron huelga en la grada, huérfana de personal. Solo hubo un animoso retén, insobornable, de 8.989 aficionados. Contra esa estepa siberiana regresó, en ese amago del primer tramo, el Sporting más ilustrado. Coherente en las formas. Y en la pizarra. Una elección con poca tacha para Gallego visto el vaciado de la despensa, menor, eso sí, al que tenía José Luis Oltra. El equipo comenzó con mucha burbuja. Visto lo visto, pocos esperaban que se quedara tan sopa tras la charla del intermedio.

Ingenió ratonera el entrenador valenciano, poniendo esposas a Pedro, con carcelero constante, incomprensible suplente en Ponferrada. Hasta Zozulya, en busca de gresca como siempre, estuvo de patrulla por el mediocentro. Muy 'cachas' por el interior el Fuenlabrada, invocando la mala uva de El Molinón por atasco, el Sporting se armó de paciencia, retórico en el toque de los cuatro pretorianos de Mariño. Un cebo para la presión visitante, buscando salir zumbando por fuera. Como extra, el once de Gallego recuperó el genio en la presión avanzada, enérgica. Más reconocible. Kravets saludó estampando un córner directo, de curvatura diabólica, en el exterior del poste izquierdo de Altube.

Con chaleco antibalas en el pecho visitante, el Sporting tocaba y tocaba, provocando y persiguiendo el cambio de orientación. El ángulo muerto del 'Fuenla', casi siempre en el lateral Iweru, un central reciclado. Un 'tallo' de relumbrón por su préstamo desde Turín, pero muy oxidado. Demasiada carrocería para proteger la banda. Un chollo. Por ahí encontró el punto débil de su oponente el Sporting antes de los veinte minutos, con un estupendo desplazamiento largo de Villalba, pero Aitor mandó su zurriagazo a la grada después de que Guille domara la pelota.

El extremo ya no falló la siguiente que tuvo. Con Pedro de faro y líder, el Sporting se puso en ventaja. Fue con un extraordinario pase del sierense, un jugador único en este proyecto, peloteando siempre con escuadra y cartabón en su pierna derecha. Levantó el periscopio y vio salir escopetado a Aitor, pura energía. El onubense sorteó a Altube con la puntera y reventó la portería del 'Fuenla'. Por fin. Todo se alineaba. Porque también, justo es decirlo, regresaba la diosa fortuna en una retorcida jugada polémica. Duró una eternidad la revisión del VAR por una cantosa mano de Berrocal. Pero el chivato cazó un fuera de juego un suspiro antes de Zozulya. Desmelenado el Sporting', Altube voló para evitar el golazo de 'Puma'.

El 'ex' del Oviedo Juanma se fue del partido, lesionado, durante una plástica diablura de Villalba. El '21' del Sporting bailó entre Iweru, extraviado, y el central, que le tiró una patada cuando se hacía chico en el retrovisor de Villalba. Pero dio músculo en hueso. Quedó tirado en el césped, mientras Aitor perdonaba el segundo tras la gran asistencia de su genial compinche. Pedro y Villalba desataron el caos en la tropa de Oltra en el arranque. Al descanso se llegó con ocho minutos de más y un gol cantado, pero anulado. Fue por la bota de Villalba que estaba en fuera de juego antes de lanzar a Berto. El canterano se quedó con las ganas.

Pero el tiempo de vino y rosas se esfumó en el cuarto de hora de recreo. A la reanudación se presentó otro equipo, asustadizo. Uno que jugó de igual a igual a un proyecto que lidia por no descender. Y esa impresión daba. Chato, sin la exuberancia del inicio, el Sporting cedió balón y territorio. Hubo algo de genio de Villalba y de Pedro, pero poco más. Y en un córner, en el drama defensivo de la estrategia, se desató la tragedia con el empate. El paisaje cambió, abierto. Sin las diferencias de la chequera. El miedo lanzó al equipo de casa a pecho descubierto, destapado atrás y tiritón contra el balón parado. Berto tuvo dos ocasiones pintadas para marcar. Aitor se fue a la ducha lesionado en una extraña jugada con Iweru. Salió Gaspar. Gallego metió más centímetros con Christian Rivera.

A falta de diez minutos, el Sporting estaba absolutamente gripado, con el Fuenlabrada mirándole por encima del hombro. Villalba empezó a aparecer en las posiciones de los centrocampistas para hilar algo productivo, pero sin un compinche arriba. La ausencia de Djuka pesa demasiado. Por el camino, el equipo perdió a Villalba, con la quinta amarilla, para Las Palmas. Y Gallego, relevando a Berto, optó por jugar con Gaspar de '9'. Sorprendente. Soldano se quedó a una pulgada de embocar. Nacho, de los nuevos, y 'Puma', alimentaron una esperanza inexistente.