Un Sporting de Gijón inestable

Un equipo de autor, una propuesta personal, diferente a la anterior y regida por un principio: el talento fluye dentro del orden. Unas premisas iniciales sin las que no se entiende al Sporting de Gijón actual. Sin embargo, cabe tirar del refranero español cuando dice aquello de que 'lo que mal empieza mal acaba'. Porque es lo que le ha pasado, en cierta manera, al conjunto rojiblanco en esta primera vuelta de competición.

El estreno de Rubén Albés en el banquillo no llegó con buen pie: una derrota y un empate en casa fueron su carta de presentación. La propiedad aportó más parches que fichajes a la primera plantilla y ese grupo, corto de efectivos, llega a las vacaciones navideñas en la novena posición. La reacción a ese mal inicio se produjo, no obstante, en el mejor momento posible. Tras un sufrido y merecido empate en Almería, el derbi asturiano se tiñó de rojiblanco con una clara victoria de los gijoneses ante el eterno de rival. Fue la primera piedra del fortín rojiblanco porque El Molinón se convirtió en un estadio inconquistable. Dicho de otra manera, el conjunto de Albés sumó seis partidos consecutivos en Gijón sin perder.

Esta cifra se complementó con varios resultados positivos a domicilio que empujaron al Sporting hasta la segunda posición, justo por detrás de un Racing que lideraba por entonces la Liga con mucha solvencia, pero que se difuminó tras un último mes de derrotas.

La irregular primera vuelta del proyecto dirigido por Rubén Albés deja, a estas alturas, varias lecturas. La primera de ellas era esperada después del cierre del mercado veraniego: la plantilla es demasiado corta. Albés cuenta con un número reducido de jugadores con ficha profesional y no ha podido completar el grupo con futbolistas del filial que le aseguren un rendimiento en Segunda. Además, hay fichajes, a estas alturas, que aún necesitan demostrar su valía para lucir los colores del Sporting.

Las lesiones también han sido claves. El entrenador gallego perdió, por etapas, a Curbelo, Diego Sánchez, Jesús Bernal, Otero, Gaspar Campos y Campuzano. Y con una plantilla limitada de efectivos, esta circunstancia influyó en el devenir del equipo cuando el 'plan A' de los encuentros no funcionó y el cuerpo técnico tuvo que echar mano del banquillo para encontrar soluciones y cortar el mal devenir.

Uno de los nombres más destacados de la primera vuelta es, sin duda, el de Jonathan Dubasin. Su historia es, cuanto menos, curiosa. Aterrizó en Gijón después de haber defendido el pasado curso la elástica del Oviedo. Justo el camino inverso que tomó Hassan, que hizo olvidar su pasado en Gijón desde el primer momento.

La aportación al Sporting de Dubasin fue total: marca, asiste, juega, hace jugar y además se deja todo en el campo. «Dubasin no tiene sustituto», afirmó el pasado viernes el propio Albés. De ahí que el rojiblanco haya llegado con el depósito en reserva al Ecuador de la competición. Es uno de los jugadores más utilizados por el entrenador.

Con ese rol de insustituible también se presentan Rubén Yáñez, Guille Rosas, Olaetxea, Nacho Méndez y Juan Otero. Seis futbolistas que, en el caso de no estar disponibles sobre el terreno de juego, hacen que el rendimiento del Sporting se reduzca. Un problema para el entrenador al que en el último mes de competición se le ha caído el equipo de golpe. La idea de juego de Albés sigue siendo la misma, pero los resultados no han acompañado. Dos derrotas consecutivas en El Molinón han encendido todas las alarmas de un equipo que ha pedido la hora. El propio míster reconoció que el descanso invernal le vendrá bien tanto a él como a sus jugadores.

Porque un punto de los doce últimos en juego es una cifra pobre para un equipo como el Sporting, que quiere luchar por ascender a Primera. La apuesta de Orlegi se verá reflejada en el mercado invernal. Si el envite es real, reforzará la plantilla para que el fondo de armario ofrezca un rendimiento óptimo. Albés quiere un extremo, pero no se cierra a reforzar más posiciones. Urge un delantero.

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