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José L. González
Domingo, 6 de abril 2025, 09:03
El Sporting de Gijón ha destituido a su entrenador, Rubén Albés, después de que la derrota cosechada este sábado en El Molinón frente al Tenerife dejase al club cerca de los puestos de descenso. El técnico, que llevaba una racha al frente del equipo de 17 encuentros con una sola victoria, la conseguida el pasado mes de febrero contra el Burgos, ha recibido la noticia a primera hora de este domingo. Rubén Albés ya se ha despedido esta mañana de la plantilla en Mareo y ha abandonado las instalaciones, mientras el club trabaja en encontrar a un sustituto. La situación ideal sería contar con el nuevo técnico en pocas horas y que pudiera hacerse cargo de la plantilla en la sesión de preparación prevista para el martes, ya que el lunes se había fijado como jornada de descanso. Caco Morán, Carlos Castroagudín y Jorge Sariego fueron los encargados de dirigir la sesión de entrenamiento de esta mañana, con trabajo de gimnasio para los titulares y activación para el resto.
Rubén Albés llegó el pasado verano a Gijón para hacerse cargo del primer equipo. Era una apuesta firme de la dirección del club y de la propiedad, quienes aguantaron hasta el final para tratar de convencer a un entrenador que contaba con otras ofertas. Su etapa en la ciudad comenzó cargada de ilusión, aunque el mercado de fichajes no se desarrolló como se esperaba. El técnico llegó a intervenir para lograr que futbolistas como Dubasin y Olaetxea recalasen en la ciudad.
Con la temporada en marcha, al equipo le costó conseguir los primeros resultados. La victoria en el derbi ante el Real Oviedo fue un punto de inflexión para que la plantilla empezase a rendir a plenitud, con un juego rápido y vertical que enganchaba. En el primer tramo de la temporada el equipo llegó a ponerse segundo, manteniéndose en la zona que daba derecho a pelear por estar en Primera muchas semanas.
El mes de diciembre fue un nuevo punto de inflexión. Las derrotas ante Cartagena, Racing de Ferrol y Málaga y las lesiones de jugadores importantes supusieron un lastre del que el equipo ya no se pudo recuperar. Desde entonces, el Sporting se abonó al empate, perdiendo poco a poco el crédito ganado en la primera vuelta. La llegada de Nico Serrano y Carlos Dotor en el mercado de invierno, sin que se reforzase la llegada de un nueve, no supusieron un gran revulsivo para una plantilla que se ha ido cayendo hasta quedarse al borde de los puestos de descenso.
La gota que ha colmado la paciencia de la afición y que ha llevado a la directiva a prescindir del entrenador son las tres derrotas consecutivas que arrastra el equipo. La primera, contra el Albacete en casa, supuso el cambio de objetivos. El ascenso ya no era la prioridad, sino conseguir cuanto antes 50 puntos con los que salvar la categoría. No se logró la semana siguiente en Huesca y el sábado, de nuevo en El Molinón y con la movilización de la afición, el equipo cayó con estrépito ante el Tenerife después de haberse adelantado en el marcador.
El público se revolvió al final del choque contra banquillo, plantilla y directiva, con una sonora pitada y cánticos como «directiva, dimisión». Al término del partido un grupo de aficionados esperó la salida del técnico y de los jugadores del estadio para increparles. A Rubén Albés se le pidió que abandonara la entidad. El técnico, que hace tres semanas recibió el interés del club por renovarle, vivió entonces su peor momento en el club. Un club al que ha dejado de pertenecer esta mañana.
Ahora, con ocho partidos por delante y una final el domingo en Elda, el Sporting necesita un entrenador que se haga cargo del equipo y sea capaz de limpiar las cabezas de los futbolistas para tratar de detener la caída libre.
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