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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Martes, 21 de septiembre 2021, 02:18
A la remanguillé, tibio y obsesionado con dar palique al éxito del campo, despachó David Gallego la pregunta sobre su 50 cumpleaños como entrenador en ... Gijón ante el Leganés. «Es un partido más, estoy contento y feliz por estar aquí. Vamos a por el 51», atajó, defendiendo en 'bloque bajo'. Y llegó el 51, con el avinagramiento de una derrota que se degustó con orgullo por las formas, pero que fue derrota al fin y al cabo. «Vamos por el buen camino», resumió. Y ahora llegará el 52, ante el Málaga de José Alberto, cuyo contador como entrenador rojiblanco se detuvo precisamente en esa cifra. Entonces, tras una dolorosa derrota frente al Extremadura en El Molinón, el club se vio empujado a destituirle tras un preocupante deterioro.
Con la fecha de finalización de su contrato en nueve meses, pendiente de ser estudiada una futura renovación por el consejo, David Gallego personifica el apaciguamiento del banquillo de El Molinón, que ha vivido en llamas la última década. Desde la salida de Manuel Preciado, en enero de 2012, el club solo ha conocido la estabilidad de Abelardo. Un oasis en el desierto hasta su tercera temporada. El líder de un ascenso tan histórico como vital desde el punto de vista institucional e histórico. Y el rey en partidos y continuidad de estos diez años, que han conocido once entrenadores diferentes. Con los 52 que sumará el domingo, el temperamental preparador de Suria se quedará a solo 21 partidos de dar caza a José Ramón Sandoval (73), segundo tras 'El Pitu'.
El enfrentamiento entre David Gallego y José Alberto pone de manifiesto dos travesías muy distintas en Gijón. Casi de extremos. Desde su llegada, el exentrenador del Espanyol ha sido pura regularidad. Su peor situación clasificatoria fue un octavo puesto, anecdótico, en el que ni reparó el sportinguismo. Fue hace unas semanas, en la jornada dos del campeonato, tras empatar en el Heliodoro Rodríguez López. El resto, salvo por esas dos jornadas finales que maldijo ser séptimo, ha sido una travesía alpina. Ha sumado un total de 76 puntos en Segunda, con tramos excelsos. Su mejor racha llegó entre las jornadas 23 y 32 del pasado curso, cuando su Sporting se tiró diez partidos sin perder. Y su hogar han sido siempre los seis primeros puestos, coronando tres ocasiones como líder.
El trayecto de José Alberto, por el contrario, estuvo preñado de dificultades, irregularidad y periodos muy complicados. Incluso de coqueteo con el descenso a Segunda hasta la llegada de Miroslav Djukic. El club buscaba entonces el germen de un proyecto más estable y duradero, con una apuesta fuerte por el preparador de La Fresneda. Pero ni jugadores ni técnico, víctima de la inestabilidad del momento y también de sus propias decisiones, dieron su mejor rendimiento. Tampoco era un entrenador de la total confianza de Miguel Torrecilla, el director deportivo del momento, pero sí de Javier Fernández, el presidente y su principal respaldo hasta el final.
Debutante el domingo como entrenador visitante en El Molinón (16 horas), José Alberto se movió siempre en la parte intermedia de la clasificación de Segunda, entre el octavo y el decimoséptimo, rebañando un total de 68 puntos en el año que estuvo en el Sporting. Eso sí, el técnico asturiano, que el pasado curso se encontraba ingresado en un hospital por la covid cuando su Mirandés triunfó en Gijón, mantiene su lustre en los enfrentamientos con el Oviedo. No perdió ninguno de sus dos partidos, logrando la única victoria de las cuatro últimas campañas que se echó a la boca el sportinguismo, que la pudo disfrutar, además, en casa. Ya en el Tartiere, en el segundo duelo, su equipo manifestó una imagen de superioridad en un 0-0. Este es, de momento, el único lunar de Gallego, que cuenta sus dos enfrentamientos en el derbi por resbalones.
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