Nadie gana en El Molinón

Que el Sporting sabe sufrir no es noticia. Tampoco lo es que Diego Mariño aparezca cuando el equipo más lo necesite o que Uros Djurdjevic vive una temporada de ensueño en Gijón. Los tres son los ingredientes principales de un encuentro en el que el Espanyol creó más peligro, estuvo más cerca del gol, tuvo más la posesión del balón y volvió a demostrar ante el equipo de Gallego que en sus filas cuenta con jugadores de otra categoría.

El choque comenzó con los visitantes pisando el acelerador. Sin dar respiro al Sporting, el Espanyol se apoderó del esférico, puso un ritmo alto a la circulación de balón y embotelló a los rojiblancos hasta que tuvo la recompensa del gol. Embarba, con fortuna porque su disparo lo desvió Marc Valiente, demostró que poco o nada se le puede conceder a un rival que parece estar en Segunda División por error.

Al igual que sucedió en el partido de la primera vuelta, el conjunto perico mostró su poderío en todos los sentidos. Sabe defender, mover el balón, buscar los espacios y dominar los partidos, pero en esta ocasión le faltó su mejor rematador como es Raúl de Tomás.

El delantero, perseguidor de Djuka en la tabla de máximos goleadores de la competición, vio desde su casa como el serbio no falló a su cita con el gol para hacer su tanto número 17 en lo que va de Liga. Una cifra extraordinaria que le da vida y esperanza al Sporting. El serbio recogió el balón en tres cuartos de campo, lo condujo hasta la frontal del área y se sacó un remate con la derecha al poste izquierdo de la portería defendida por Diego López. El balón tocó el palo y se introdujo para agrandar la figura de un futbolista que sigue cerrando bocas con sus goles.

A partir de ahí, el Sporting se encontró sobre el campo. Aunque tímido, los rojiblancos mantuvieron el balón en su poder y obligaron al Espanyol a dar un paso al frente. Desde atrás, con Manu García intentando encontrar su sitio para filtrar pases a los atacantes, los rojiblancos buscaron la espalda de la defensa perica, aunque sin éxito.

Al filo del descanso, una buena internada de Aitor García (única novedad en la alineación en detrimento de Cumic) la remató Gaspar al fondo de la portería, pero el gol lo anuló el VAR por mano previa en el remate del canterano. El balón le golpeó en la mano antes de que este firmara el gol. Un jarro de agua fría para el equipo de David Gallego.

La segunda mitad comenzó de la misma manera que lo hizo la primera parte. El Espanyol volvió a la carga y fue entonces cuando tuvo que aparecer Diego Mariño. El gallego es un seguro. Está siempre que su equipo lo necesita. Sacó una mano a Darder y otra a Embarba para desbaratar los ataques del rival y evitar el segundo gol de los pericos. También el larguero evitó el gol de Óscar Gil. Un poco de fortuna para un Sporting que supo luchar y defender su fortín.

El Espanyol movió el banquillo en busca del gol de la victoria, pero las fuerzas fueron a menos. Gallego esperó algo más para introducir a futbolistas como Carmona, Pedro Díaz y Nacho Méndez en busca de la posesión del balón. También entró en escena Bogdan en lugar de Guille Rosas, que abandonó el terreno de juego por lesión. Sus lágrimas en la grada vacía de El Molinón son el claro ejemplo de lo involucrada que esta la plantilla en el proyecto liderado por David Gallego.

No fue la única mala noticia para el preparador rojiblanco, ya que Djuka vio su quinta cartulina de la temporada y se perderá el próximo encuentro liguero. Pero para pensar en quién sustituirá al serbio ya habrá tiempo durante la semana. El Sporting sumó su quinto partido consecutivo sin perder y es digno reconocer su buen hacer en la Liga.

Frente al Espanyol no fue un partido vistoso, pero tocaba poner el mono de trabajo y así se vio sobre el terreno de juego. Nadie ha sido capaz de ganar en Gijón. Poco más se puede añadir.