El Sporting desafina en Elche

Estrenando camiseta rosa, guiño a la campaña por la prevención y detección precoz del cáncer de mama, el cambio de 'piel' no se expandió a la selección de personal. Contra el frenesí que anuncia el calendario (y el abanico para la pizarra insinuándose el jueves ante el Huesca), Albés dio carrete en Elche al once de Castellón. El vigués, pura energía, estiró la charla, con un aparte con Gaspar y Otero ya sobre el 'ring', hasta el minuto de silencio por el 'ex' local Jaime Cano. El balón empezó pronto a segar césped. Y casi siempre cuando la circulación fluía bajo los pies de los de casa. Resultó una primera parte ajedrecística y equilibrada. Ordenada. Con gobierno de la posesión retórica del Elche de Eder Sarabia, pero acelerada por los gijoneses, generadores de las dos mejores ocasiones.

El Sporting acampó alto en la presión. Marca de la casa, ahogando el primer pase con la zancada de Dubasin, Otero y Gaspar. Cuando el Elche conectaba y saltaba alguna línea, prosperando y avanzando cuadrícula, el equipo se apretaba atrás. En esas, Olaetxea se soldaba como de costumbre a los centrales. El arranque estuvo acalambrado, con el cinturón de seguridad abrochado todo el rato. Un remate centrado del local Álvaro Núñez, más ruido por proximidad geográfica a Yáñez que nueces. Poco más. El balón se mareaba en los pies del Elche. Y se embalaba en los del Sporting, peor calibrado en el pase para sacar tajada de su vertical plan de ataque. Otero, más satelital que nunca, llevaba la bandera arriba. De roce en roce con los centrales. Guille y Dubasin empezaban a compincharse.

La tropa de Albés fue estirando con la maduración del choque y en la estrategia de Toni Madrigal. El meta Dituro libró por los pelos al Elche, sufridor de un susto de aúpa tras un córner de Pablo y un remate, a quemarropa, de Olaetxea. Calentaba piernas el Sporting, aflojaba el equipo de casa, sujetado por la calidad interior de Febas y las carreras con balón del jovencísimo Rodrigo Mendoza. Con ellos, de cuando en cuando, cortando por dentro, el Elche se asomaba al rancho de Yáñez. Pero siempre aparecía Maras, Róber Pier o Guille y Pablo con el extintor en las piernas. Bien aplomados atrás. Sin tacha.

Mendoza sí rondó cerca de Yáñez tras una conducción diabólica. La larga pierna de Maras escupió su tiro. Gelabert dio la réplica con una maniobra personal preciosa, aunque se fue al limbo en el avance. El Sporting tocaba menos. Y llegaba más. Sus laterales empezaban a abrir gas. Restaba el último pase, impreciso y embotado por la precipitación. Y la embestida. La enésima subida de Guille, siempre con vuelo, sirvió una ocasión que pateó Gelabert, asistido de forma astuta por Dubasin. Otra para engordar la estadística. Pablo García, en alerta amarilla, ya no regresó a la continuación. Riesgo cero. Un partido muy medido.

El corcho, sin embargo, saltó. Y se disparó contra el Sporting, que se vio de perdedor tras un gran centro del vigués Yago Santiago que sorprendió a Cote, con Óscar Plano atacando a su espalda para embocar en plancha. Encanijando en el partido, Albés metió mano. Entraron Diego y Nacho Martín, relevo de Olaetxea, la clave de bóveda. Sustituido por primera vez.

Contra su naturaleza vistosa, el equipo de Sarabia se hundió un poco. El Sporting, apretó. Pero otro cortocircuito defensivo, con Rodrigo Mendoza libre para galopar veinte metros en solitario, provocó el segundo machetazo. Rashani, debutante y recién entrado al estadio, hizo el 2-0. Más cambios. Gelabert se fue a la ducha para dejar sitio a Queipo. Los goles desajustaron al equipo, nervioso y necesitado de vitamina. Y esta llegó de su delantero más en forma. Un envío de Cote lo amansó Dubasin, quebrando a Núñez y marcando.

El Sporting buscó el remonte hasta el bocinazo final, quedando una jugada para la polémica en el tintero. Una recepción de Nacho Méndez en el área. El luanquín se fue al suelo, agarrado por Salinas. Pero ni el árbitro ni el VAR apreciaron penalti. Cote vio la quinta amarilla, perdiéndose el choque contra el Huesca, y el Sporting naufragó a la heroica.