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Andrés Maese
Domingo, 5 de diciembre 2021, 22:54
El Sporting se libró de una goleada en Las Palmas. Por más que el equipo de David Gallego pudiese empatar en el último cuarto de hora con un mano a mano de Djuka y una falta lateral que se estrelló en el larguero, los rojiblancos fueron inferiores a su rival. Un hecho que se repite constantemente en las últimas semanas y que ha hecho que David Gallego pueda estar contando sus últimas horas en el banquillo gijonés.
La directiva ha confiado en las últimas semanas en el trabajo del técnico catalán, pero la imagen ofrecida en Las Palmas sigue siendo preocupante. Un Sporting sin ideas, perdido, acobardado y fallón se presentó en el Estadio de Gran Canaria con el ambicioso objetivo de sacar un punto para no regresar a Gijón de vacío. Pero en el mundo del fútbol la racanearía se suele pagar.
Las Palmas
Raúl Fernández, Lemos, Eric Curbelo, Raúl Navas, Sergi Cardona, Fabio, Loiodice (Pol Salvador, m. 86), Óscar Clemente (Benito, m. 66), Moleiro (Pinchi, m. 73), Jonathan Viera y Jesé (Sadiku, m. 86).
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Sporting
Mariño; Rosas, Berrocal, Borja López, Kravets; Pedro, Gragera; Aitor, Gaspar (Djuka, m. 61), Puma Rodríguez y Berto (Nacho Méndez, m. 61).
Gol: 1-0: m. 71, Benito.
Árbitro: Arcediano Monescillo. Amonestó en Las Palmas a Cardona, Loiodice, Raúl Navas, Lemos; y en el Sporting a Borja López, Gragera, Puma Rodríguez, David Gallego.
Incidencias: partido disputado en el Estadio de Gran Canaria.
El choque no empezó mal para los rojiblancos. Puma Rodríguez protagonizó una internada desde la banda izquierda que terminó en las boas de Gaspar. El canterano, que actuó en la posición del sancionado Villalba, disparó centrado. Fue el único remate a portería del Sporting de la primera mitad. A partir de ahí, los rojiblancos retrocedieron para defender su portería y dejaron el protagonismo a Las Palmas. Un equipo que tiene dinamita arriba.
La fortuna, pese a la derrota, sonrió al Sporting. Ayudó a que los rojiblancos no volvieran a Asturias con un carro de goles. Sin exagerar. En primer lugar porque el colegiado, ayudado por el VAR, anuló un gol legal de Las Palmas por un fuera de juego posicional de Jonathan Viera. En teoría el atacante se encontraba en la trayectoria del balón, pero las repeticiones dejaron claro que no intervino en la jugada. Dio gracias Mariño porque el meta había errado de manera grosera. El balón se les escapó por debajo del cuerpo.
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Dos minutos después, el meta se rehizo del error con una gran intervención. Entre él y el larguero evitaron el primer tanto de la tarde. Habría sido obra de Jonathan Viera, que volvió loca a media defensa rojiblanca. Una falta en la frontal la despejó Mariño para alegría de un David Gallego impotente en la banda.
El descanso llegó con Las Palmas más convecida para llevarse la contienda. Mejor posicionado en el terreno de juego, apenas sufrió en defensa. Por su parte, el Sporting hacía lo que podía. Defender e intentar no encajar un gol. No optó a mucho más.
La segunda parte fue una continuidad de la primera. Con Berto, Gaspar, Aitor y Puma Rodríguez desaparecidos en ataque y Gragera y Pedro corriendo como pollos sin cabeza detrás del balón, Las Palmas continuó a lo suyo. Un asedio permanente a la portería de Mariño.
El meta volvió a sacar un pie milagroso y después vio como el palo evitaba el gol local y el rechace lo despejaba Berrocal en la misma línea de gol. Ver para creer. El Sporting se estaba librando de la derrota.
Gallego movió el banquillo y dio entrada a Djuka y Nacho Méndez para dar descanso a Berto y Gaspar. El equipo mejoró, pero fue un espejismo. Defensivamente el Sporting es un desastre. Y el único tanto del encuentro no pudo llegar de otra manera que tras un desbarajuste. Benito remató y tras una serie de rechaces, esta vez la fortuna no sonrió a los rojiblancos, el balón terminó entrando en la portería.
La reacción llegó con un mano a mano de Djuka ante Raúl, pero al serbio no se le ocurrió mejor definición que, con todo a su favor, intentar una vaselina. El meta tan solo puso las manos a la altura del pecho para hacerse con el esférico.
Con Las Palmas acariciando la victoria ante un impotente Sporting, la sentencia estuvo a punto de llegar en forma de gol olímpico. Hubiese sido la guinda al desastre rojiblanco, pero el larguero quiso ofrecerle una vida extra a los hombres de Gallego que, en el último suspiro vieron como una falta lateral se envenenaba y a punto estuvo de significar el empate. Esta vez el larguero de la meta rival, fue el protagonista para que la victoria se quedara en casa.
Así pues, el Sporting regresa de vacío. Sin nada. Sin puntos y sin alma. Perdido en medio de una clasificación cuyo líder queda tan lejos que ni se le ve al final del camino. El club necesita tomar decisiones de carácter urgente. El equipo se desvanece y corre el peligro de verse inmerso en la zona baja. Unos lodos donde resulta muy complicado jugar.
La crisis es total. La única vida que le puede quedar a David Gallego es que la directiva espere a que El Molinón dicte sentencia ante el Huesca. La plantilla parece desconectada y perdida. Resulta incomprensible que el discurso del entrenador ya no lo entiendan los jugadores o no lo quieran entender. Pero lo cierto es que el Sporting no puede continuar deambulando por Segunda División. La culpa es de todos. No solo del entrenador.
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