Sporting | Un banquillo sin estabilidad

Repite el nuevo hombre fuerte de la dirección deportiva del Sporting, Javi Rico, con Gallego una apuesta personal similar a aquella que llevó al respetado Javi Gracia, a punto de firmar por el Valencia, a Pontevedra en marzo de 2007, cuando era un completo desconocido en el mundillo. Llega Gallego a Gijón para los dos próximos años, con un perfil antagónico al de su predecesor Miroslav Djukic, que firmó desde Serbia por seis meses con billete de ida y vuelta salvo que se hubiera colado entre los seis primeros. 21 partidos le duró su tránsito por un banquillo especialmente caliente en los últimos tiempos. Todo un desafío para el de Suria, que se lo toma con humor. «Vais a tener que aguantarme un tiempo», bromeó en su presentación entre la ironía y la confianza.

Desde el 'Pitu' Abelardo, precisamente el penúltimo que pasó por la rueda del proyecto de Chen Yansheng antes de que el camaleónico Rufete diera el salto del palco al verde para certificar el descenso, nadie ha logrado aguantar más. Solo él pudo estar dos años tras el ascenso en 2014 y la permanencia uno más tarde. Después, se ha sucedido un carrusel de nombres. Seis (siete con el Pitu) en los últimos cuatro cursos. Se convirtió en un técnico histórico por sus logros y personalidad y centenario (110 partidos). Con su adiós, el banquillo fue un disparadero, con todo tipo de perfiles y experiencias. Todas ellas con el mismo final. Desde otro catalán como Rubi y también con antecedentes 'pericos', como predecesor de Gallego. Llegó en el ocaso de la etapa de Nico Rodríguez. Su paso, todavía recordado sobre todo por decisiones de otro calado más allá de lo estrictamente deportivo, fue breve: 20 partidos, uno menos que Djukic. Un tiempo suficiente o insuficiente según se mire: bastó para mostrar un estilo y ganarse adeptos en el vestuario, pero no le dio para salvar el objetivo y ganarse una reválida en Segunda con Miguel Torrecilla, que le confirmó al catalán su sabido adiós en primera persona en un breve encuentro de un conocido hotel de la ciudad.

El salmantino, ya exdirector deportivo rojiblanco, agitó el banquillo hasta en cuatro ocasiones en dos años. Ese desacierto a la hora de acertar con el tiro ha sido una de sus grandes tumbas en el Sporting. Elecciones que le llevaron a perder crédito y protagonismo en las elecciones. Se fue Rubi para después apostar por el retorno, pero ahora en los banquillos, del experimentado Paco Herrera. También, por cierto, nacido en Cataluña (aunque residente en Extremadura) y con un pasado en otras labores por el Espanyol. Repitió los números de Rubi: 20 partidos hasta su destitución para dar entrada en un giro al perfil de Rubén Baraja.

Levantó el vallisoletano el proyecto hasta llegar a codearse por el liderato hasta que se le cayó el equipo en los metros finales y ya definitivamente en el 'play off', extenuado por el esfuerzo. En su primer curso desde cero el derbi terminó con la paciencia de los rectores y entró desde el filial José Alberto, el que más ha resistido desde Abelardo.

Con 53 encuentros dirigidos entre el año del relevó a Rubén Baraja y hasta bien entrado este último curso cuando los resultados y la histórica eliminación copera en Zamora dispararon la desconfianza a nivel interno y finiquitaron su periplo sin llegar nunca a ofrecer el rendimiento que mostró en la base y le había llevado a la oportunidad en el primer equipo.