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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Jueves, 17 de junio 2021, 02:35
El doctor Alfonso Cabeza (Bubierca, Zaragoza, 1939) es un fiel retrato de lo que se ha visto y leído sobre él. Sin filtros. Pero no los de 'Instagram'. Alguien que traslada su pensamiento según le brota, polémico o no. Su verbo está alejado de la ... diplomacia. «Me pilló el 'bicharraco' (la covid), pero ahí arriba (en el cielo) San Pedro debió de decir que no, que todavía no era mi hora, que les iba a formar la de Dios», bromea de forma agridulce. Tiene una herida profunda e irreparable. Porque, reconoce aún afectado, su esposa falleció hace unos meses.
El rato de conversación con EL COMERCIO, no obstante, le distrae. Le lleva a sus tiempos como presidente del Atlético, donde estuvo dos temporadas, siendo en la primera el anfitrión de la primera final de Copa del Sporting, cuyo cuarenta aniversario llegará mañana. Los recuerdos se cruzan. «Ser anfitrión en el Calderón, recibir al emérito de hoy (don Juan Carlos)... Tengo muchas fotos con el Rey de ahora, que era un niño, el presidente del Gobierno Calvo Sotelo...», contextualiza, antes de dar la primera estocada.
«Hubo un personaje muy importante que me preguntó, cuando salieron al campo el Barcelona de azulgrana y el Sporting de rojiblanco, cuál era el Barça y cuál el Sporting. Me dije 'coño, si este está muy arriba y no sabe ni de qué va la misa, ¡que nos cojan confesados!'». Es, prolonga, lo que «siempre pasa en este país, al más tonto lo nombra capitán general, con muchísimo respeto a los capitanes generales».
Al Sporting de aquellos años, reconoce, no le guarda un buen recuerdo. Pero por cuestiones deportivas. Porque, explica, «me hizo la puñeta dos veces. En la primera nos metieron un 3-0 y en la segunda, un 3-2, con un partidazo de un portugués que tenían (Fernando Gomes)». También recuerda alguna discrepancia con Manuel Vega-Arango, con el que chocó en algún momento de la Copa. «Me parecía una muy buena persona, muy honesto, pero no me convencía. Para mí hay que estar en la derecha o en la izquierda, ser un 'rojo' o uno de derechas supino», remata. Sí tiene muy claro en el recuerdo que su primera visita al palco de El Molinón se produjo en el rodaje de la oscarizada película 'Volver a empezar': «En una de las imágenes aparezco yo fumando un puro en el palco. Les decía a todos que le habían dado el Óscar por esa escena mía».
El balón vuelve a la charla. «Me acuerdo mucho de ese Sporting, era un gran equipo: Castro, que el hombre se ahogó y era un encanto de persona, Quini, otro gran tipo... ¡Núñez me echó la culpa de que había sido yo el que había organizado el lío del secuestro! ¡Lo que me faltaba para el duro!», subraya, retomando el hilo: «El Sporting era un gran equipo, pero mantener esas figuras fue complicado. Quini, por ejemplo, aquel día metió dos goles para el Barça y, claro, menuda broma para los asturianos».
«En este país hay dos colosos, que son el Madrid y el Barcelona, y luego tres o cuatro, que somos un poco comparsa: el Atlético, el Sevilla, el Valencia, en aquella época el Sporting... Pero, con la iglesia hemos topado. Con el Madrid y el Barça puedes jugar a la ruleta y no te toca. Empezando por los árbitros y los que mandan. El fútbol está así. Aquella final se presuponía que iba a ganar el Barcelona», observa. Y vuelve a subir al palco: «Recuerdo que salió la mujer de Núñez y le dijo a don Felipe: '¿Qué tal las notas, lo has aprobado todo?' Madre mía, si se entera la Reina de lo que le estaba preguntando con lo proteccionista que era, nos vamos todos por el váter».
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