Secciones
Servicios
Destacamos
El dolor de cabeza durará días. La resaca, monumental. El resultado y la mala imagen del Sporting en el Carlos Tartiere van de la mano, invocados por un equipo que no supo interpretar las particulares condiciones que anunciaba desde el inicio de la ... semana la cita. Nadie podrá poner en duda el destino de la derrota porque, salvo la rebeldía de Jony, un verso suelto frente al Oviedo, al que trataron de frenar los disciplinados jugadores de Anquela por todos los medios, con Michael Santos encadenado, no sembró para mucho más. Pero por encima del nombre del rival, que importa, el K. O. confirma que el Sporting se está revelando como un equipo de peligrosas costumbres. Siempre tropieza con la misma piedra.
La derrota desemboca en una semana depresiva, reabierta la crisis de fe en el proyecto, que desde hace semanas hace la goma a la última plaza del 'play off', sin que esta se le ponga a tiro por un balance a domicilio terrorífico: dos escuchimizados puntos dentro de los 21 últimos que se han puesto en disputa. El tufo que desprende la situación es alarmante. No da con la marcha de más de El Molinón este grupo. Con el de Oviedo ya son siete desplazamientos sin festejar, tres de ellos dirigidos por Baraja, que pierde gas de viajero. Tres partidos, tres derrotas, lo que afea su lustrosa factura en Gijón.
En la búsqueda de una explicación a esta abrupta intermitencia hay lecturas para todos: una cuestionable confección de la plantilla, desequilibrio entre líneas, flojera en defensa, alergia el fútbol de choque, jugadores por debajo de su nivel, decisiones técnicas revisables, pero, sobre todo, un grupo que no arranca como colectivo.
«Me decepcionó bastante el Sporting», concluye sobre el duelo del domingo el exfutbolista Carlos García Cuervo, con un currículo muy extenso y reconocido como técnico en Mareo. «Todos esperábamos más por la trayectoria que llevaba en los últimos partidos, pero en el Tartiere desgraciadamente volvió a ser el de los peores momentos», concreta. ¿Las causas? Una pésima interpretación del partido y varios futbolistas por debajo del nivel que demandaba un espectáculo ardiente: «Creo que el equipo generó muy poco fútbol y que había gente que no estaba para jugar un partido así, no sé si por limitación o porque no termina de entrar en la dinámica de lo que es el Sporting. Nadie pensaba que el Oviedo nos pudiera sacar tantos puntos a estas alturas». Ocho en la tabla, con los azules viéndose ganadores en igualdad por el 'golaverage'. Desde fuera de Asturias no se percibió una distancia sideral entre Oviedo y Sporting, aunque se reconocen matices diferenciadores. «Me pareció un derbi muy vibrante y apasionado, como no podía ser de otra manera, muy disputado y con mucha entrega. No es que hubiera un fútbol exquisito en cuanto a combinación, pero sí de contacto y disputa porque el campo era más propicio para eso», valora el exfutbolista del Athletic y comentarista Manu Sarabia, especialista en Segunda, quien martillea en una de las claves de la lluviosa tarde: «El Oviedo estuvo mejor en las disputas y en los balones divididos, más puesto, además de que defensivamente resultó más contundente».
El poso físico
En la búsqueda de las causas, Baraja desempolvó una sentencia que ya había deslizado Paco Herrera en Los Pajaritos o El Sadar para desentrañar los motivos de un bajón de rendimiento ante rivales muy concretos. «No tenemos jugadores que tengan ese poso físico para jugar un partido de tú a tú con el Oviedo», aseguró el vallisoletano. La sentencia chirrió en una semana que anticipaba un espectáculo bravo como el que finalmente se vio en el Tartiere, con el verde ahogado, sin sorpresas inesperadas. «No supe entender qué quiso decir con eso. O que eran superiores físicamente o que el Oviedo estaba más metido en el partido... pero creo que el Sporting puede competir como el Oviedo», insiste García Cuervo. Interviene David Cano. «Mejor que el entrenador no lo sabe nadie», recuerda. «Tampoco lo achacaría todo a eso. Desde fuera lo que se vio fue un mayor empaque del Oviedo», observa.
Verbalizado de forma diferente, el partido le dejó un regusto similar al exrojiblanco Pablo Álvarez. «El Sporting no se sintió cómodo y el Oviedo, sí. Estuvo mejor situado y ganó casi todas las disputas. Pero no sé qué le pasa a este equipo, que en casa está siendo más fuerte que fuera. No tiene una identidad definida, aunque queda mucho y todavía está a tiempo de reaccionar para subir». Pero el margen ya se estrecha a diecisiete partidos, con nueve desplazamientos y un efecto letal ante cualquier resbalón.
Síguenos en
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.