Reyes y magos

Puede que se haya ido ya el objetivo del ascenso, quién sabe, pero con el garbo (y el buen fútbol) con el que se manifestó ayer el Sporting, todo es posible. El Villarreal le dejó jugar. Le dio cuartelillo. Y este grupo, tirillas en el último mes y medio de competición, es más de lo que parece. O de lo que asegura la Segunda. No se achantó ni con el gol de Albiol, contestado por la preciosidad de Djuka y, sobre todo, la descarga final de Bogdan. Esta vez, Gallego tenía un plan. El bueno. Creciente, dando carrete al nivel con los cambios. Hasta el defenestrado Christian Rivera tuvo un sentido capital en el guión. Y Borja López, un reloj suizo atrás.

Cargado de cafeína, reseteando en la grada con la Liga, saludó el Sporting. Tocaba y tocaba el Villarreal para bajar decibelios a los de casa, con 'Puma' revoltoso. El panameño, guerrillero, figuró entre los líderes de la revolución. La desinhibición con la pelota del 'submarino amarillo' invitó al once de Gallego a echarse al monte. Presionando arriba con una buena remesa de meritorios. Casi todos. De reojo, La Rosaleda. Villalba, Djuka y alguno más permanecieron de miranda. El Sporting protestó un penalti. Y Raba, otro. Sin regalo de Reyes arbitral. Hubo fuego en el comienzo, pero ningún incendio serio cerca de Rulli y Mariño. Aunque los gijoneses tendrían la acción más potable de la primera mitad. Mientras esta se cocinaba, Bogdan birló un balón a Capoue, pero Berto no pudo embolsar, con Albiol de pretoriano. Salió muy bien el Sporting a la sobremesa. Trabajador, académico y equilibrado con Pedro y Rivera, buscando un plan de fuga rápido. Emery no tomó asiento.

Así, de pie, el prestigioso técnico vasco contempló entre resoplidos una rareza de la temporada del Sporting. Una estrategia engrasada y bien ejecutada, con un saque en corto y una maniobra de arrastre dentro del área que dejó limpio el segundo palo. Por ahí entraba zumbando Bogdan, cuyo remate ante Rulli no enfocó la portería. La bala que silbó más cerca del gol en el inicio. Con el susto en el cuerpo, el Villarreal se puso el cinturón de seguridad. Del frenesí, a una fase tranquila, con largos tiempos de sobeteo del 'submarino'. Aguardaban bien atrincherados los gijoneses, cediendo cuadrícula, tratando de asaltar el tren del dinero con la presión alta. Había mucho suplente en el Villarreal, con bajas a granel, pero daba para armar un señor equipo. A los pies de Albiol y Pau, con Trigueros retórico, el choque espesó.

Había reconciliación en casa. Gaspar perdió y peleó un balón a Pedraza. El Molinón, vinagre con el canterano últimamente, aplaudió. Villalba salió a calentar y se llevó otra ovación. El equipo se fue a la caseta con buena pinta. Sin visitar mucho el rancho de Rulli, pero tampoco el actual campeón de la Liga Europa vio de cerca a Mariño. A la segunda mitad volvió el Sporting tuneado por Villalba, Berrocal y Pablo García. Midiendo para el domingo. El reclutamiento del mediapunta resultó el primer paso del zafarrancho de combate. Talento de Primera en Segunda. Un pequeño gran jugador al que hay que atar.

El envoltorio del Sporting fue el mismo, con Nacho de pivote, pero asomó un feo e inoportuno ramalazo liguero. El Villarreal, con Gerard Moreno reclutado tras la visita al camerino, cantó bingo en un córner que Rivera despejó al área. El espigado Albiol cabeceó sin oposición, marcado de lejos por Bogdan y Gaspar. Una batalla desigual por las alturas. El sopapo enfrió a El Molinón un rato, reactivado con el calentamiento de Djuka. Tal predicamento tiene hoy por hoy el '23' entre el sportinguismo que recibir una oferta en enero supone un problema. Mariño salvó el segundo ante Alberto Moreno. Con Berto desgastado, sin referencia, Gallego no esperó más allá de la hora para desatar al internacional por Montenegro. Andaba ya merodeando Gerard Moreno, listísimo. También Djuka.

El delantero del Sporting, con varios pretendientes en este mes, alumbró una preciosidad de gol. Pateó con instinto asesino, osadía y una pizca de fortuna. Un despeje corto de Rulli, adelantado, lo controló Djuka en diagonal. Desde una vista de prismáticos. Amansó con el pecho y disparó con su cañón diestro una vaselina. Rulli tumbó costillar y estiró todo su cuerpo. Pero no llegó. Golazo. El Molinón, loco. Parejo entró al campo un par de segundos después para tratar de deshacer el nudo. Pero el Sporting, con Villalba de conector y Djuka y 'Puma' de estampida, se volvió diabólico a campo abierto. A falta de diez minutos, el desenlace era imprevisible. El Villarreal estaba atrapado en una ratonera. Tocando a ritmo de galeras, sin chicha. 'Puma', otro candidato a la titularidad en La Rosaleda, dejó su sitio a Aitor. El onubense estuvo a punto de morder la yugular a los de Emery. Pero su estupendo control no lo acompañó de un buen remate. Con el agua al cuello, el Villarreal se asustó. Y Bogdan, tras una estupenda jugada coral relámpago, que prendió con la magia de Villalba, reventó a Rulli. El Molinón estalló. Como en los buenos tiempos. Ganador. Esperando hoy a otro contendiente de Primera de excursión a El Molinón, invocando el inicio de la rebelión en La Rosaleda. Rey y mago.