Reacción a medias del Sporting

¿Qué hacer con David Gallego? ¿El empate, tras un buen partido, es suficiente para que el entrenador continúe una semana más en el banquillo? Las dudas golpean las cabezas de los dirigentes rojiblancos. El Molinón despidió al Sporting con una ovación por el encuentro disputado ante el Huesca, pero si la superioridad futbolística no se refleja en el marcador de poco sirve.

Sorprendente. La reacción del Sporting dejó con la boca abierta a más de uno. En un encuentro marcado por tensiones y con el entrenador disputando su particular 'match ball', los rojiblancos mostraron su mejor versión ante un Huesca que se vio sorprendido por el buen hacer de los gijoneses. Tal fue la superioridad que el exrojiblanco Cristian Salvador fue sustituido a la media hora del partido porque a Xisco, técnico rival, no le estaba convenciendo lo que veía en el terreno de juego.

Y lo que observó el preparador visitante fue un acoso y derribo de un Sporting que salió con la firmeza de llevarse el partido. El único pero de la primera mitad es que faltó el gol. Los números no engañan. A la media hora del inicio los rojiblancos acumularon cinco saques de esquina por ninguno del Huesca.

El portero Andrés Fernández respondió con acierto a un espectacular taconazo del Puma Rodríguez tras un saque de esquina y a un disparo de Villalba desde la frontal del área. El mediapunta de dejó notar al igual que el extremo, que completó su mejor actuación con la camiseta del Sporting, pero el equipo no supo aprovechar el gran partido de ambos.

El descanso templó al Huesca que quiso adueñarse del encuentro en la segunda mitad, pero la reacción duró lo que tardó Pedro Díaz en hacerse amo y señor del partido. El centrocampista asistió, hizo jugar, robó y marcó en un choque sobresaliente para él. Fue el mejor y su superioridad en el terreno de juego la convirtió en un golazo nada más comenzar la segunda mitad.

Su gol, tras un saque de esquina, llegó en el mejor momento. Un derechazo se coló en la portería del Huesca sin que nadie pudiera evitarlo. Lo mejor es que ese tanto se inició con una gran presión de Djuka y Puma Rodríguez que forzaron el saque de esquina previo al primer gol de la noche en El Molinón. El Sporting volvía a ser el de antes.

El paso de los minutos serenó a los hombres de Gallego. Tan solo les faltaba la difícil tarea de cerrar el partido. Villalba fue el más listo de la clase y forzó la expulsión de Miquel. Todo indicaba que la mala racha de resultados llegaba a su fin, pero no fue así.

Cabe destacar el gran partido defensivo que hicieron Berrocal, Borja, Kravet y Guille Rosas. Todos ellos mordieron en cada balón suelto al igual que sus compañeros, pero nadie pudo evitar la tragedia.

Un saque de esquina a favor terminó en un gol en contra. Ver para creer. Pablo García recibió el balón escorado a la izquierda tras un saque en corto. Su centro lo cortó el Huesca que, en inferioridad numérica, lanzó un contragolpe. Nadie estuvo acertado. Ni Pablo García ni Pedro ni Guille Rosas ni Mariño. Los cuatro fallaron y vivieron en primera persona el palo recibido tras un cabezazo de Seoane.

El empate dejó helados a todos. A Gallego, a El Molinón, al Sporting y también a la directiva. Son los dirigentes lo que tienen ahora la pelota encima de su tejado. Seoane les ha amargado el fin de semana al igual que se lo ha complicado al entrenador, a los jugadores y a la afición.

La dinámica de resultados está ahí. No se puede esconder. El Sporting tan solo ha sumado tres de los últimos treinta puntos en juego. Números preocupantes que ya hubiesen costado el puesto a cualquier entrenador. Lo cierto es que la imagen ofrecida aporta un ápice de esperanza al resurgir de un Sporting que hace menos de dos meses fue líder. Javier Fernández dictará sentencia. Es lo que le toca.