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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Miércoles, 31 de marzo 2021, 04:16
Un Sporting apretando los dientes, de lucha contra los elementos y las bajas, embolsó un triunfo monumental en Vallecas. Uno que puede dejar casi garantizada la disputa del 'play off'. Salvo una peligrosa pájara de media hora, sin sus grandes tótems en ataque, ahogó ... al Rayo, sin expresión. Anulado por un misil de Pedro Díaz, lesionado en la primera mitad, y un ejercicio defensivo superlativo. Casi todas las victorias provocan orgullo, pero la de ayer tuvo el marchamo de un equipo currante, huérfano de figuras: sin Djuka, Manu, Saúl, Gragera, Campuzano... Hasta sin Pedro, que se quedó en la caseta tras el descanso. Muchos fabricantes de goles de baja. Contra ese ejército de problemas se rebeló el Sporting. Descamisado, solidario. Ejemplar la obra de Gallego.
Con Campuzano gripado por su oxidada musculatura antes de subir al autocar, el técnico buscó un remedio exprés. El más difícil todavía. Con un buen puñado de bajas, sin delanteros puros, el Sporting se desplegó de manera diferente por la escasez de personal. Otro giro camaleónico a la libreta, con un once más volador por las bandas. Más clásico. Cumic fue aupado a la titularidad. Nacho ejerció de palanca, empujando hacia Pablo Pérez. Y Aitor metió la directa por la zurda. Un planteamiento pragmático para enfrentar una jornada preñada de dificultades. Otra banderilla a las complicaciones la puso el propio Rayo, quien pudo repescar a Saveljich. Montenegro liberó extrañamente al central antes de tiempo. Fue uno de los centuriones de Luca Zidane, cuyo equipo llegó a la cita con las piernas bastante más descansadas tras ocho días de relajo.
Rayo
Luca, Advincula, Catena, Saveljich, Mario Suárez (Comesaña, m. 57), Óscar, Bebe (Antolín, m. 69), Trejo (Isi, m. 57); Andrés (Manu, m. 84) y Yacine (Guerrero, m. 69).
0
-
1
Sporting
Mariño; Bogdan, Babin, Valiente, Pablo; Fuego, Pedro (Cristian Salvador, m. 45); Cumic (Gaspar, m. 56), Nacho (Carmona, m. 86), Aitor (Borja López, m. 90+2) y Pablo Pérez.
GOL 0-1: m. 14, Pedro Díaz.
ÁRBITRO Trujillo Suárez. Amonestó a Trejo, Catena en el Rayo Vallecano
INCIDENCIAS partido disputado en el Estadio de Vallecas a puerta cerrada.
El frenesí exterior del Sporting, sobre todo con la cilindrada de Aitor y el resbaladizo Cumic, lanzó al once de Gallego tras el saludo inicial. Su equipo apretó las tuercas a los de casa, empujados hacia su lado del campo y bombardeados con un centro y un disparo accidentado del extremo onubense. Pablo Pérez hizo contener la respiración a Gallego por un cabezazo con Luca Zidane. Quedó medio grogui, pero, jabato toda la noche, siguió llevando la bandera del Sporting arriba.
Ordenado y vertical el once gijonés, al Rayo le costaba un mundo disfrutar de un rato a solas con el balón. Se descosía por las pérdidas y un contendiente pegajoso en la presión. Tenía mucha mejor pinta el Sporting, que se puso en ventaja con un misil de Pedro Díaz. Un plástico zurriagazo, iniciado en una rápida incursión interior de Aitor, que venció a un volador Zidane desde una distancia de prismáticos. Una obra de arte que se clavó en la escuadra derecha. La respuesta del Rayo, ya de perdedor, fue una furiosa falta pateada por Bebé. Y a renglón seguido llegó un dominio absoluto de la cuadrilla de Iraola, con Pedro Díaz tocado y Cristian sudando ya en la banda por si las moscas.
El Sporting no digirió bien el éxito frente al malhumor rayista, que le despistó. Achantaron de golpe los gijoneses en el partido, acuartelados en su cuadrícula por una oleada de saques de esquina y embestidas locales. Y sus propias pérdidas, con Nacho fallón. Con tiritona el equipo, Pablo Pérez se metió en la portería para sacar en la línea un cabezazo de Catena que gritaba gol tras un córner y un derrape de Mariño. La siguiente colleja fue de grado similar, muy grande. El meta vigués, protegido por Babin y Marc Valiente, repelió un primer bombazo de Bebé. Y el larguero, el escorzo de Óscar Valentín.
Que Mariño acabara inmaculado la primera mitad fue casi un milagro tras el brutal apagón, sin encontrar linterna ni cerillas durante lo que pareció una eternidad. El Sporting estaba en los huesos por la derecha, por donde percutían Fran García y Andrés Martín. Gallego vio el humo y sacudió la pizarra. Hizo mudanza con los extremos, de quita y pon. Mario Suárez mandó otro aviso que silbó en el oído izquierdo de Mariño. Y ahí acabó el asedio. El partido se equilibró con el pararrayos. Al Sporting le pasó la pájara. Incluso se fue a la caseta atacando. Otro giro extraño en un partido sin término medio.
Al partido regresó el Sporting sin el goleador Pedro, lesionado, y con Cristian. Otro problema en un día de problemas, dando volumen a la pesca de una hipotética victoria. El equipo perdió balón, pero fue más 'cachas' en el centro del campo. Se cerró en banda, preparado para tender una emboscada y defendiéndose con más vigor. Otro registro de superviviente, otro mérito en la cuenta de Gallego. Pablo Pérez seguía presionando la salida local a ritmo de galeras, gastando suela e hinchándose a kilómetros, embolsando todo lo que pillaba. Se pegó una auténtica paliza para torpedear la fuente del juego local. La lectura coral fue mejor.
Gallego siguió oxigenando con pequeños detalles a su equipo, sin capacidad para tunear mucho por el surtido de bajas de calibre y habiendo competido el viernes. Del cambio de cromos salió al partido Gaspar y se fue a la ducha Cumic. Iraola tampoco esperó mucho más. Comesaña e Isi, al ruedo. El Rayo jugaba anestesiado arriba, empapizado y sin poder cartearse con Yacine. Y el exfutbolista del Athletic seguía con el morro torcido, incapaz de meter mano a un Sporting mucho más solvente tras el desmayo del primer tiempo.
Iraola se echó al monte con otra vuelta de tuerca, saliendo a jugar Antoñín y Guerrero, de reencuentro con el Sporting. El balón era entonces propiedad del Rayo. Eso sí, un dueño cosmético y de poco colmillo. Al equipo de Gallego, con un estupendo Aitor, le llegaba con el robo de balón y la estampida para dar las luces largas a Zidane. Una falta forzada por el extremo estuvo a punto de provocar otro disgusto en Vallecas. Pablo García pateó como un buen especialista. El balón sobrepasó la barrera y Zidane, estirado por completo, desvió con una mano.
Carmona jugó los últimos minutos por Nacho y Borja, por Aitor. Siguió aguantando el Sporting, un yunque. Mariño solo se tuvo que despeinar en un tiro del local Manu. Luego, euforia y orgullo por un Sporting enorme. Contra todo.
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