Rafel Sastre, con una de las camisetas del Sporting que vistió durante su etapa en el club rojiblanco. E. C.
Rafel Sastre| Excapitán del Sporting que logró el ascenso con Manolo Preciado

«En un partido como el de Elda la adrenalina tapa toda la fatiga»

«Si el Sporting es capaz de meterse en 'play off' tiene algo más de posibilidades de subir que el resto porque viene lanzado de atrás»

Jueves, 30 de mayo 2024, 02:00

Rafel Sastre (Palma, 1971) dejó el fútbol por completo. Desde que colgó las botas se desvinculó de un mundo que fue su vida y ni siquiera juega pachangas con los amigos por lo maltrecha que quedó una de sus rodillas. Ahora trabaja en la panadería ... familiar, pero lo que no olvida son unos colores, los del Sporting, con los que vivió una gran etapa que incluyó el ascenso a Primera con el equipo de Manolo Preciado.

Publicidad

–¿Sigue al Sporting?

–Un poco de reojo sí que lo sigo, porque estoy desvinculado del fútbol. Vi el partido contra el Eibar y este fin de semana veré el del Eldense. Pero mentiría si dijera que estoy metido al 100%. Le debo todo al Sporting, pero el fútbol no me tira como me tiraba antes.

–Después de lo visto ante el Eibar, ¿qué posibilidades le da a los rojiblancos?

–Es una situación a la que están acostumbrados, llegar a final de temporada con la tensión por subir o por bajar. Lo primero que tiene que hacer el Sporting es ganar, y luego esperar por el Oviedo. De nada sirve que pierdan los demás y tú no ganes.

–Hay mucho optimismo entre el sportinguismo.

–El Oviedo no lo tiene fácil, pero estos partidos son complicadísimos. Hay muchos nervios, para unos y para otros, y siempre hay sorpresas al final de Liga. El Oviedo lo tiene complicado.

Publicidad

–El Eldense ya está salvado. ¿Lo convierte en un equipo más peligroso?

–Están salvados, no tienen ninguna presión. Si pierden, no pasa nada, y si ganan, pues, seguramente, estarán contentos. Y el Sporting tiene la necesidad, los nervios. A nosotros nos pasó en Castellón. Ellos no se jugaban nada y nosotros, si ganábamos, subíamos, pero perdimos. Teníamos toda la moral, pero no fuimos capaces. Los nervios te pueden jugar una mala pasada.

–Era uno de los capitanes. ¿Qué papel le tocó jugar?

–No me considero un capitán. No era una persona que arengase a los jugadores fuera del campo, que diese una charla motivadora, porque no lo sentía, no me salía del corazón. Pero sí que me salía todo del corazón cuando estaba en el campo y ahí intentaba transmitirlo a los compañeros. No sé si fui un buen capitán, pero estoy orgulloso de lo que hice. En el campo sí que hablaba.

Publicidad

–¿Qué salió mal en aquella final de Castellón?

–No sabría decirlo. No quiero decir que estuviésemos confiados, porque no lo estábamos. Sabíamos de la necesidad de ganar y de lo que implicaba conseguirlo. Pero esa necesidad imperiosa, creo que ese día nos bloqueó y la presión nos ganó.

–A la semana siguiente ganaron bien al Eibar y lograron el ascenso.

–Cuando acabó el partido ante el Castellón y supimos que la Real Sociedad había perdido, en el vestuario sabíamos que ascendíamos. Estábamos convencidísimos de que ganaríamos al Eibar, sin decir nada. En el partido se vio, el equipo fue un rodillo ese día.

Publicidad

–¿Cómo fue la previa de ese encuentro?

–Recuerdo cuando llegábamos al campo, se me pone la piel de gallina; toda la gente animando, chillando... Normalmente, en el autocar vas como más centrado, pero la gente estaba riendo al ver lo que había fuera. Estábamos convencidísimos, eso fue lo que nos hizo ganar. En Castellón estábamos convencidos de que teníamos que ganar, pero a lo mejor no estábamos convencidos de que ganaríamos. No me gustaría estar en la piel del Oviedo o del Sporting, son partidos muy duros. Pero siempre es mejor pelear por subir que por bajar.

–¿Recuerda la semana previa al partido ante el Eibar?

–No recuerdo que fuese una semana tensa. Entrenamos bien, pero no me parece que fueran días a cara de perro. Después del partido de Castellón estábamos convencidos de que subiríamos y eso nos dio cierta tranquilidad.

Publicidad

Tensión

–¿Cómo hay que salir al campo en un partido como el que juega el Sporting el domingo?

–Pues igual que todos los demás. No tiene que ser un partido diferente. Si en un partido normal eres capaz de salirte, ese día te lo tienes que plantear igual. Eso es lo ideal, pero al final no es así. Sales lo más concentrado y tranquilo posible, centrándote en tu trabajo. Si cada uno hace su labor, las cosas suelen funcionar.

–Es final de temporada y el cuerpo debe de notar la fatiga. ¿Influye en este tipo de encuentros?

–El cierre de temporada es duro, estás fatigado. Pero en estos partidos pasa a segundo plano, la adrenalina que el cuerpo puede generar lo tapa todo. Puedes estar toda la semana fatigado, con dudas de cómo vas a llegar y ese día es el que mejor estás. La cabeza se olvida de todo lo que pasa en las piernas y se centra en el partido.

Noticia Patrocinada

–El ascenso de 2008, ¿es su mejor recuerdo como futbolista?

–Los diez años que pasé en Gijón, ¡estuve tan bien! No quiero poner ningún año por delante. Los primeros años, con Acebal, fui el que más partidos jugó. Los dos años con Marcelino fueron mis mejores momentos como jugador. El año de Ciriaco, que fue complicadísimo. Los años con Manolo, el ascenso y el tiempo en Primera... Lo juntaría todo, no quiero poner un año por delante, aunque es verdad que el ascenso es el ascenso.

–¿Ve al Sporting el año que viene en Primera?

–Si es capaz de meterse, puede pasar cualquier cosa. Pero tiene que entrar. A mí nunca me gustó hacer previsiones de este tipo. Pero si tiene la suerte de entrar tiene las mismas posibilidades que cualquier otro, incluso algo más.

Publicidad

–¿Más por qué?

–Porque vienes de atrás y no es la primera vez que pasa, que el que entra de último se lo acaba llevando. Es como que vienes lanzado, que has entrado a última hora y para adelante. Pero lo primero es lo primero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad