Eibar 2-2 Sporting

El Sporting se salva

'MAR' reservó a Pedro Díaz de partida. Sin las piernas del mediocentro, extraño suplente tras una semana que inició con molestias y terminó al cien por cien, Nacho Martín y Varane, estupendo, formaron el doble pivote de un dibujo más proporcionado y con más forro exterior. El canario recuperó la figura del extremo: Aitor y Queipo. Y el Eibar tuvo menos vuelo por las alas. Con todo, el once 'armero', con el campo lleno, saludó con garbo y prisa, con un derechazo de Vadillo que enganchó Cuéllar sin despeinarse.

La exuberancia de casa fue más ruido que nueces. El Sporting se atornilló bien al césped de Ipurúa y amenazó galerna con un centro que interceptó Tejero, en alerta amarilla por un entradón a Queipo posterior, entre Djuka y el pequeño extremo. Fue una puesta en escena norteña, con bamboleo y frenesí. Más empuje local, pero sin chicha. La cabellera oxigenada del Stoichkov andaluz resplandecía de cuando en cuando, pero estaba bien atado en corto.

El día se nubló para el Eibar, incómodo, cuando el Sporting encendió el interruptor de su plan: el robo y el balón profundo a sus delanteros, velocistas. Así canto bingo. Pero con bastante suspense. La moviola no salvó el pescuezo al once de casa tras un penalti dudoso señalado por Busquets Ferrer por derribo de Berrocal a Otero. Revisó primero una posible falta de Varane a Vadillo en el arranque del ataque. Y luego puso la lupa en la caída del colombiano. El árbitro, en un comportamiento anómalo, mantuvo su criterio y equilibró un poco el listado de agravios arbitrales que han sacudido al Sporting este año. Djuka, liberador en el derbi, volvió a marcar por segunda jornada consecutiva. Nolaskoain respondió con furia en el saque de un córner. El balazo salió silbando.

El martillazo avinagró Eibar, de Fiesta Vasca, pero con el bajón de ver esfumarse el ascenso directo. Y radicalizó a cada equipo en su papel. Más controlador el Eibar, más a la emboscada el Sporting. Sin Pedro, pero con un colosal Varane. La permanencia y una última jornada en chanclas, en el bolsillo. Ramírez, adrenalínico, gritaba a su equipo para empujar al Eibar hacia su campo. Los locales, despeinados, eran un manojo de nervios. Un surtido de centros al área bien rebotados. Los gijoneses acalambraban el ritmo cuando podían. Y el Eibar se desnortaba, gripado con el curro de presión de los gijoneses, que multiplicaba sus pérdidas.

Al descanso llegó un Sporting más encogido, con las líneas bastante partidas. Pasto de los tiburones en los balones largos. Un par de ataques del Eibar de esa naturaleza encendieron las luces de emergencia en el cuadro de Ramírez. La que más mala uva llevaba terminó con Stoichkov encarando a Bruno, pero Cuéllar apagó el incendio. Del primer acto salió Nacho Martín, exigido, con una peligrosa (y excesiva) amarilla. En la caseta desempolvó el entrenador del Sporting el sistema de los tres centrales. En la ducha se quedó Queipo por Marsà, pretoriano. Djuka quedó de llanero solitario, con Aitor y Otero escoltándole desde las bandas. El Sporting se protegía bien por fuera y por dentro, cediendo el mando al Eibar.

El once gijonés, pragmático, le fue comiendo la moral a su oponente, enchironado. Sin más plan de viaje que el centro al área y obligado a mirar por el retrovisor. El Sporting era agobiante en la presión, a la que saltó Aitor, 'mangui' ante Venancio, al que robó un balón para vencer a Luca Zidane con una genialidad de pícaro desde su propio campo. Un gol de longitud sideral. 'MAR' retiró como un resorte a Nacho Martín, contenido por la amarilla, por Pedro. Con el Eibar hundido, baqueteado, el equipo de Garitano se metió en el partido con una suerte de penalti de Aitor, ingenuo, sobre Tejero. Marcó Stoichkov, emulando a Panenka, e Ipurúa se encendió. 'MAR' metió a Diego Sánchez y el Sporting pasó a defender con una línea casi de seis cerca de su área. Se desfiguró un poco el equipo, que perdió también a Varane por Rivera.

Tuvo el gol del empate Leschuk, en una ocasión pintada, pero mandó el balón fuera contra pronóstico. El Sporting terminó exigido. Y terminó claudicando, cediendo el empate, en un gol de Leschuk, libre de marca, y concluyendo el día con la expulsión de Izquierdoz. Pero al final, con la permanencia.