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JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Lunes, 3 de mayo 2021, 01:37
La excursión a Butarque se convirtió en un ejercicio de supervivencia superlativo, tras la charla del camerino, para enganchar un punto que esta vez sí sacó de pobre al Sporting. En el tiempo de los milímetros, un empate que vale un potosí en la ... tabla. Ni más ni menos, la independencia. Y ya solo quedan cinco finales. En el paquete turístico del desenlace de la trama se cuenta Montilivi, el salón de estar del Girona, al que el once gijonés devolvió la pelota a su campo de un raquetazo. Sufriendo, con los dientes apretados, pero poniendo el intermitente a los catalanes -ahora empatados a puntos- por su mejor eficacia en las áreas. Las porterías a cero, oro molido.
Pase lo que pase hoy con el Rayo, el Sporting seguirá siendo independiente para jugar el 'play off'. Sin mirar carambolas, superviviente a dos viajes espinosos. Y sí, ayer tuvo que sudar la gota gorda la tropa de David Gallego. El Día de la Madre se le terminó haciendo bola. El partido le fue adelgazando desde una primera mitad muy aseada, con dos situaciones pintadas de Manu García y Aitor. Al maratón de Butarque se presentó con zancada alegre, terminando con la lengua fuera, embotellado por la tormenta de centros del cuarto, con buenos delanteros a granel. Los apresó un soberbio Borja López.
Leganés
Riesgo, Palencia, Omeruo, Javi, Silva (Sergio, m. 82), Rubén Pérez, Eraso (Ibañez, m. 63), Gaku, Avilés (Juan Muñoz, m. 63), Arnaiz (Sabin Merino, m. 82) y Borja Bastón (Miguel, m. 8).
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Sporting
Mariño; Guille Rosas, Babin, Borja, Saúl, Gragera (Cristian Salvador, m. 87), Javi Fuego, Aitor (Gaspar Campos, m. 70), y Nacho (Cumic, m. 70); Manu (Pedro Díaz, m. 77) y Djuka.
árbitro Milla Alvendiz. Amonestó en el Leganés a Silva, Eraso, Palencia; y en el Sporting a Babin, Pedro Díaz, Cristian Salvador
incidencias partido disputado a Butarque a puerta cerrada
Butarque se levantó de la siesta resbaladizo, con el balón algo enfadado con el Sporting. Los rojiblancos, tímidos al principio y crecientes antes del intermedio, no hicieron más que extraviarlo en el arranque. Uno de los porqués del desinfle: una difícil relación con la pelota. En arquitectura ofensiva, muy poco. Gallego siguió dando palique al Sporting de La Romareda, con la velocidad de Cumic nuevamente en la reserva. A su colega Garitano se le torció el morro pronto. Antes de los diez minutos, lesión de Borja Bastón. Un mal aterrizaje. Su suplente, Miguel de la Fuente, fue más que un meritorio.
Aguardando bastante atechado, el Sporting no tenía mala pinta. Agobiado por el Girona en la tabla, los muchachos de Gallego pudieron cantar bingo bien pronto. Pero Manu disparó mal una carga a todo leche. El Sporting tendió la emboscada. Y cayó en la trampa el Leganés, que buscaba ahogar la fuente del juego, con su banda derecha estiradísima. A otra cosa. El pie de Mariño encontró el punto de fuga en Saúl. De pronto, Avilés se vio de lateral, persiguiendo la matrícula del cántabro. En tres toques, el lío padre en la festividad de las madres. Aunque Manu, tras quebrar a Omeruo, remachó fuera con todo a favor. El otro punto flaco. Por más que tenga a Djuka, ya sin la corona de 'pichichi', el Sporting es ramplón como goleador. Le falta o le sobra. Un toque de más, de menos, gatillo rápido...
Esa colleja picó en casa. El Leganés puso más atención, mirando de reojo por el retrovisor y tembloroso como un flan. Sobre todo por la banda izquierda de los gijoneses. Saúl, desteñido en los últimos fines de semana, afinó para la ocasión. Mandón, el once de Garitano tocó y tocó. Puro maquillaje, sin chicha. Peloteo en horizontal. La sartén por el mango, en esta fase ajedrecística, la tenía el Sporting. A la chita callando, Aitor volvió a dar las luces largas a Riesgo con un zurdazo de prismáticos. Los madrileños solo replicaron con un tiro de Avilés y otro de Miguel de la Fuente. De Arnáiz hubo contado, pero siempre exquisito. Las aventuras que protagonizó quitaron la respiración. Gragera retiró la pierna a tiempo para anular el penalti que buscaba la galopada del extremo en la primera mitad.
El Leganés vivía de esas excepcionalidades en un duelo de iguales. Aunque de inclinarse, Butarque caía más hacia Riesgo. El portero guipuzcoano, dejando de miranda a Cuéllar, se quitó de encima otro trallazo de Aitor que gritaba gol tras un delicioso control de Manu. Rebobinando a sus buenos tiempos, salvó a su equipo antes de que este metiera la cabeza en la caseta. De ahí saldría un partido distinto.
El Sporting se presentó a la segunda mitad muy metido en la trinchera, con Borja López estupendo. Con el Leganés adelantando el campo base, los muchachos de Gallego encontraron la única vía de comunicación en los balones directos. Manu envió un telegrama desde larga distancia hacia Aitor, pero al extremo le barrieron el balón cuando iba a dar el pase de la muerte. A Mariño, mientras, estuvo a punto de sacarlo de la circulación Omeruo. El central cargó todo su cuerpo sobre el empeine del meta. Un pisotón de órdago. Calentó Christian Joel. Falsa alarma.
Garitano olió sangre desde la distancia. Empezó a tunear a su equipo, metiendo un batallón de atacantes, con el Sporting enchironado. En ataque estaba canino. Y en defensa ya cometía algún pecado. Gaku no embolsó por un pelo un cabezazo en un centro de Palencia, superado Babin por la potencia del centro. Ahí estuvo el estacazo de los de casa, crecidos.
Djuka estaba rodeado de carceleros. El resto de la tropa, incluso Manu, peloteaba muy atrás. Nada que ver con el primer tiempo. La faena consistía en remendar y disparar largo al serbio. Los balones, como se vio con Gragera, se peleaban con el Sporting. A veinte minutos del final, Gallego empezó a refrescar. Se alistaron Cumic y Gaspar para embalar las bandas. Vieron en directo un fogonazo de Javi Hernández que dejó petrificado a Mariño.
Gallego continuó poniendo piernas nuevas. Pedro por Manu. El mediocentro salió pasado de vueltas, con ganas de agradar. Sobrado de regates y conducciones. Y pulsaciones. No tardó en ver la quinta amarilla, descabalgado para El Molinón. Ya entonces Garitano embestía con toda la caballería. Pasó el Sporting el partido a cámara lenta, enfriando a los locales. Y echó más cemento Gallego a la mezcla. Salvador relevó a Gragera, flojo. Rubén Pérez pateó desde distancia. Mariño escupió el tiro. Y el Sporting mantuvo la independencia.
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