Punterazo del Sporting y subidón

Arruinado el curso pasado en Ponferrada, el Sporting se prometió ser un hueso en este. Y lo consiguió, salvo por esos veinte minutos, con un meneo brutal a la 'Ponfe' en la primera mitad. La pose estética local fue solo eso. Sin gancho, un champán descorchado, de baja graduación, frente a un 'abrasagargantas'. La obra de 'El Pitu'. Una máquina engrasada en lo suyo. Sin floripondios, capitaneada por dos estupendos Gragera y Pedro. Aunque el Sporting arrancó algo acogotado, rígido, metido en su campo por un remate a la remanguillé de Naranjo y un surtido de saques de esquina. Sudó un poco en una tarde sudorosa, con cerca de 27 grados calentando. Y más de un millar de sportinguistas. Un espectáculo, ocupando todo un fondo y algo más. Algunos se quedaron a la puerta. Sin entrada.

La 'Ponfe' de José Gomes fue estética en la arrancada, contra la propuesta de piernas y despliegue físico del Sporting, tendiendo emboscadas para robar y salir zumbando. Zarfino acampó en la mediapunta, con Cristo de miranda en el banquillo, y Pedro recuperando el gobierno del mediocentro. Un robo del sierense, con un gambeteo precioso de Queipo ante Kelechi, estuvo a punto de enraizar. Igual que una estrategia posterior -un calvario este año para los rivales-, que remató Gragera a un palmo de Amir. Había fuera de juego.

El Sporting se presentó áspero, dispuesto a aprovechar todo el aire que corría a la espalda de la adelantada defensa de la Ponferradina, que citaba a muchos de sus futbolistas en el campo del Sporting cuando le atacaba. Un equipo sin parentesco, salvo por el domicilio, con el que pilotaba Bolo -ayer en la grada- el curso pasado. La tropa de 'El Pitu' despelotó a su oponente antes de la media hora. En una de sus recuperaciones, Pedro abrió gas y la jugada pasó de derecha a Izquierda, con otra asistencia (la cuarta) de Cote. Zarfino embistió con todo cerca del punto de penalti, sin visos de llegar, pero aclarando la zona para el remate en el segundo palo de Juan Otero. Gol.

El segundo germinó en el arte de la estrategia, un dolor de muelas en la etapa de David Gallego y un argumento formidable con el dúo Abelardo-Tomás, compinchados con un estupendo pateador como Pedro y un estupendo cabeceador como Gragera, que va lanzado. Solo animó un poco la verbena de La Encina Paris Adot, con un remache cruzado que silbó cerca del poste derecho de Mariño.

El Sporting, encajador de tres goles el curso pasado en la primera mitad, había cogido la buena ola. Tambores de guerra sin cuartel. A José Gomes, sin verlo venir, el partido le olía a chamusquina. Ya no por la diferencia en el marcador. Cada vez que robaba el once gijonés, con Gragera y Pedro superlativos, se mascaba la tragedia en El Bierzo, de capa caída. Djuka tuvo un par de buenas situaciones para embocar el tercero. La 'Ponfe', totalmente sonada. Y destapada atrás, arruinada por tanta pierna en el centro del campo y las estampidas de Otero y compañía. Solo le quedó el recurso de los centros laterales, inútiles con el frontón Insua-Izquierdoz. A Djuka, con el día algo torcido, le anularon el tercero por fuera de juego.

El Toralín estaba completamente inclinado, con el Sporting agigantándose. Ya dominador y con buenos ratos de fútbol vertical, sin la retórica de su oponente, nada profundo y enchironado por dentro. El once rojiblanco se fue a la caseta jabato, con su bandera plantada en El Toralín. Territorio conquistado. Para evitar la tunda, Gomes volvió con dos cambios del recreo, tuneando, saliendo rabioso y agresivo en la disputa. La llama duró un suspiro. El fútbol real lo dominaba el Sporting, cómodo ante un rival empachado de balón y sin chicha, aunque iba estirando el pescuezo. Pulgada a pulgada.

La movilidad del local Hugo Vallejo, uno de los reclutados para el segundo acto, dio vidilla a El Toralín. Pero la tarde de Mariño no podía ser más plácida. Los sábados al sol... Hasta la colleja del gol y el frenesí. Antes, Dieguez le dio algo de tajo con un remate centrado a balón parado. Ni siquiera tuvo que tumbar costillar. El Toralín ya empezaba a torcer el morro con su tropa. Gomes se llevó la amarilla por su surtido de protestas, frustrado.

Tocada, pero no hundida tras un mal rato, la 'Ponfe' se metió en el partido en el único ataque potable que ingenió, con Derik apretando el interruptor para la llegada de Agus Medina. Con veinte minutos por delante, El Toralín se encendió. Y al Sporting, sin apenas tacha, le entró un ataque de nervios. Abelardo metió en ese apurado paisaje más cilindrada. Aitor, por Otero, tocado. Logró el equipo cortar algo la crecida, aunque el partido se abría y la 'Ponfe' ganaba tamaño, después de ser barrida en la primera mitad. Gomes siguió reclutando gente, entre ellos al hermano del mediático Lukaku. A cinco minutos para el final, endureciendo Abelardo la banda derecha con Valentín de extremo, Milovanovic debutó. Para entonces goteaba demasiado el grifo del Sporting. Mariño apagó un incendio gordo ante Derik tras un error de Insua. Sin achantarse, Diego Sánchez debutó en ese guión.

Desconchado el Sporting, abierto en canal el partido, Pascanu y Amir jugaron con fuego, sobre todo el portero, que se hizo un lío. La puntera de Zarfino, recordando a su tío fallecido en la celebración, reventó la portería. Y noqueó a la Ponferradina.