El Sporting enjuagó ayer su mal sabor de boca por la derrota contra el Cartagena con una sesión mañanera de tránsito hacia la recta final de 2023, que se presenta empinada. Se anuncia como el gran medidor para saber en qué punto llega el equipo ... al ecuador. En apenas quince días, el Sporting enfrentará cuatro partidos de importancia. Para abrir boca, la eliminatoria en la Copa de pasado mañana en Salamanca contra Unionistas (Reina Sofía, 16 horas). Un delicado examen, con la puerta abierta a los meritorios, en el que hay poco que ganar y mucho que perder. Y a renglón seguido, el cierre de la primera vuelta contra los tres únicos rivales de la parte alta a los que no se ha enfrentado aún.
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Sin Pablo Insua, el Sporting tratará de levantarse en la Liga ante el Levante y (ya con él), una semana después, se batirá en duelo con el líder Leganés. Los dos encuentros serán de sábado, a partir de las 18.30 horas, en El Molinón, que presentará, a priori, un ambiente febril por la importancia de ambos partidos y por lo accesible del horario. Cuatro días después de la visita del primer clasificado a Gijón, se pondrá el precinto a 2023 con el desplazamiento a Ipurúa para medirse al Eibar (21.30 horas). A partir de ahí comenzarán las vacaciones para los futbolistas y el club se sumergirá en la reflexión sobre qué nombres deben de abandonar el proyecto. Hasta ese día, con todos los datos completos, el club no moverá ficha con los futbolistas, aunque haya casos que requieren un análisis como el de los canteranos Diego Sánchez y Nacho Martín o, incluso, Jordan Carrillo y Jeraldino.
Sí existe la idea de recortar la plantilla, que tiene las veinticinco fichas ocupadas, a la espera de ver si se puede gestionar algún fichaje en enero. Pero la prioridad absoluta es retener el segundo puesto (falta por conocer el resultado del Eibar de hoy) y, sobre todo, comenzar 2024 bien posicionado y con las buenas sensaciones que han rodeado el proyecto en estos últimos meses de competición. Salvo semanas aisladas, claro, como la actual tras la derrota contra el Cartagena. En ese sentido, Ramírez y su cuerpo técnico, enérgicos ayer, han tratado de pasar página rápido en las últimas horas, reforzando el buen comportamiento de sus jugadores a lo largo del año.
«Lo importante es encajar el momento malo, que llegará para todos. Ahí no tiene que haber dudas. Hay que seguir creyendo en lo que hacemos», sostienen en el vestuario. En esta última parte del calendario, la Segunda División ha marcado a fuego esa manida característica que se le atribuye sobre su exagerada igualdad. Para muestra, el Sporting. El equipo de Ramírez, que descansa hoy, no ha sido capaz de ganar a ninguno de los tres últimos, empatando con el Amorebieta en El Molinón, sumando un solo punto en Santo Domingo y perdiendo el sábado pasado en el campo del Cartagena, el colista. Como denominador común, en los tres partidos tuvo serias dificultades para llevar el control y encontrar espacios. Quizá algo menos el día del Amorebieta, pero le faltó eficacia ofensiva y el partido terminó abierto en canal de forma peligrosa.
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De sus tres rivales ligueros, el Eibar es el que atraviesa un momento más estimable. Si se cuenta la Copa, solo ha perdido un partido de los últimos trece. Mientras, el Levante cogió aire contra el Valladolid, pero llevaba seis partidos sin ganar. Y el Leganés, que perdió en Zaragoza, no ha triunfado en sus tres últimos partidos. De todas formas, conserva el liderato con cierta holgura por las rentas y los tropiezos.
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