Jony posa con la bufanda rojiblanca, ante los cientos de aficionados que estuvieron presentes en su presentación. ARNALDO GARCÍA

«Posiblemente sea el hombre más feliz del mundo ahora»

Abrumado ante el cariño de la afición, Jony proclama su amor al Sporting y expone su confianza en que el equipo esté «ahí arriba»

IVÁN ÁLVAREZ

GIJÓN.

Martes, 1 de febrero 2022, 01:26

Con la voz entrecortada por la emoción al saltar al campo y escuchar la ovación de los aficionados que le esperaban bajo la lluvia en la Tribuna Oeste mientras coreaban su nombre, a Jony le costó unos segundos contener la emoción para articular palabra y ... dirigirse a la grada en su espectacular presentación. «Es un orgullo, un privilegio y un honor», arrancó sobre lo que supone para él su regreso a Gijón, su «casa», como la definió, en la que nunca dejó de sentir el cariño de los seguidores rojiblancos tras sus dos despedidas anteriores.

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Tres años, siete meses y veintiún días después, el extremo de Cangas del Narcea volvió a pisar El Molinón con el escudo del Sporting en el pecho. De nuevo con los ojos vidriosos, el llanto provocado por la derrota ante el Valladolid que le arrebataba su sueño de volver a Primera con el conjunto gijonés esa noche del 10 de junio de 2018 se convirtió ayer en lágrimas de emoción ante el inicio de su tercera etapa en el club, en la que persigue ese último billete a la máxima categoría.

«Vuelvo con ganas de aportar mi granito de arena para conseguir esos objetivos que a la gente quizás le parezca que están lejos, pero estamos ahí. Seguro que vamos a pelearlo hasta el final», proclamó en la sala de prensa del estadio rojiblanco, acompañado por su familia. Sus padres, su pareja, Teresa, y sus dos hijas, junto a su representante, Gerardo García, compartieron con él un momento muy esperado. Repartió agradecimientos el atacante cedido por la Lazio a las personas que hicieron posible a su llegada a Gijón, desde el director deportivo Javi Rico, que le flanqueó en la sala de prensa, hasta el consejo y el presidente, Javier Fernández. «Me dan la oportunidad de volver a mi casa, a volver a ser feliz, después de seis meses tan duros para mí», recordó el cangués.

Su desbortante felicidad ayer contrastaba con el tormento padecido el último año y medio, con una temporada dinamitada por las lesiones en las filas de Osasuna y una primera mitad de curso privado de la posibilidad de ganarse un hueco en la competición en la Lazio. «Creo que no he entrenado tanto en mi vida como en estos seis meses, con un preparador físico personal. La dinámica de equipo la tenía, pero cuando faltaban dos días para el partido la gente que no contábamos estábamos al margen», explicó sobre su reciente experiencia en la capital italiana, fuera de los planes del entrenador 'laziale', Maurizio Sarri. Confía en que la falta de ritmo no suponga un problema en su capacidad para mostrar pronto un buen rendimiento y se mostró esperanzado en coger el tono competitivo sin excesiva demora, con la experiencia de su segunda etapa como rojiblanco, en la que también había desembarcado en Mareo después de acumular meses con poco protagonismo en el Málaga.

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«Físicamente me siento bien porque me he entrenado y me he cuidado», recordó el extremo, que llega a préstamo hasta el final de temporada, pero fue claro en su deseo de que su regreso al Sporting sea más duradero y pueda prolongar su estancia. «Gijón es mi casa y siempre voy a estar abierto para poder quedarme», señaló contundente, sin ocultar que «hay unos contratos firmados» y una diferencia actual entre la magnitud de un club con pasado reciente en la Champions y la categoría actual de la entidad gijonesa. La presencia en Segunda del conjunto rojiblanco en la categoría de plata del fútbol español, que limita sus movimientos en lo económico. «Si se consigue el objetivo, el club va a hacer el esfuerzo, yo también y se llegará un acuerdo», expuso el cangués, que aseguró que no le importa «Primera o Segunda si es con el Sporting».

Ambicioso, expuso su confianza en encadenar una buena racha y huyó del pesimismo. «Estamos hablando de que el Sporting está muy mal y solo estamos a dos partidos de entrar a puestos de 'play off'». señaló antes de subrayar su optimismo acerca del potencial del equipo, que ejemplificó en el triunfo en la Copa del Rey sobre el Villarreal. «Este equipo ya demostró que puede estar ahí arriba y confío plenamente», aseguró, reacio a «echar números», con la única premisa de ir «partido a partido».

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Abrumado ante la multitud de muestras de cariño recibidas desde que a última hora de la tarde del domingo aterrizó en Asturias, ayer vivió un baño de masas ante los numerosos seguidores que le aclamaron en El Molinón.«Es una pasada. Todo lo que diga se va a quedar corto para devolver el cariño que me demuestra la afición. Lo único que puedo hacer es trabajar, mostrar mi mejor versión lo más rápido posible», expuso agradecido.

«Para mí estar aquí es muy grande. Posiblemente sea el hombre más feliz del mundo en estos momentos», aseguró. «Quiero disfrutarlo, pero con cabeza», enfatizó. Su llegada ha supuesto un estallido de ilusión en una afición que se aferra a él para reconducir una trayectoria irregular que necesita de una sobresaliente remontada para alcanzar el 'play off' y uno de los estandartes del último ascenso se mostró preparado para afrontar esa responsabilidad. «En el fútbol estás expuesto a ello. Siempre se crea opinión, crítica. Lo llevo bien. Soy una persona segura, que confía mucho en mí mismo», argumentó, destacando el impulso que le proporciona el apoyo de su entorno para sacar su mejor versión.

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Muy cercano en su regreso a Mareo a Pablo Pérez, con el que vivió el salto al primer equipo de la mano de Abelardo y el último ascenso a Primera del club, comenzó a departir con Djuka con el carrilero montenegrino Adam Marusic, compañero de selección del ariete, como primer nexo entre ambos antes de ponerse a las órdenes de David Gallego. «Ha creado una idea de juego muy buena aquí. Es un entrenador intenso, que no deja que te relajes. Es el apropiado para el Sporting», señaló sobre su nuevo técnico, el extremo, que lucirá el '9' en su camiseta como tributo a Quini. «Ese número solo le queda bien a él. Estoy orgulloso de llevar el número de la leyenda más grande del Sporting», explicó el cangués, esperanzado en que ese dorsal «traiga alegrías». Lo lució ayer por primera vez y con él atendió la cascada de peticiones de fotos de aficionados tras hacerles, casi con rubor, una petición: «Confiad en este equipo».

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