Gaspar, este martes, tras una de las ocasiones que tuvo ante Webber, portero de Irlanda del Norte. RFEF

«No tengo palabras, fue inolvidable»

El día después. Nacho Pesquera, el primer entrenador del último internacional Sub 21 del Sporting, reconstruye el camino de Gaspar, que ya tiene la vista puesta en el sábado: «Seguimos»

JAVIER BARRIO

Jueves, 14 de octubre 2021, 02:05

«De pequeño, Gaspar era como Óliver, el de 'Óliver y Benji', siempre aparecía con el balón debajo del brazo en todos los sitios. Cuando entrenaba, cuando lo hacía su hermano y él estaba por allí...». Nacho Pesquera, fisioterapeuta y el primer entrenador que tuvo ... el último internacional Sub 21 del Sporting, recuerda con precisión a aquel niño de 6 años que empezó a jugar en pista con la Asunción y que replicaba las 'ruletas' que veía hacer por la tele a Zidane. Duró apenas un año y medio, como su amigo Gragera, antes de que el Sporting les echara el guante.

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En la noche sevillana del martes, 'Gaspi' subía un peldaño más como futbolista, debutando como titular con España, con el '19', en un triunfo ante Irlanda del Norte del que fue partícipe, coqueteando con el gol varias veces. Hasta el 57, la hora bruja, cuando Luis de la Fuente decidió su relevo. «¡Victoria y debut! No tengo palabras... Experiencia inolvidable, seguimos», comentaba en redes sociales. Le chafó un poco el día Oliver Webber, portero de 21 años de Irlanda del Norte, propiedad del Crystal Palace, quien saboteó su gol en los cuatro remates más potables que tuvo. Una anécdota, al fin y al cabo, de una noche casi redonda.

Ayer, a primera hora, tomaba un vuelo desde Madrid hasta Bilbao. Y de ahí, en coche, a Gijón. Su familia, presente en las gradas de La Cartuja, le había acompañado en el viaje. «Hablé con él para darle la enhorabuena. Estaba muy contento, claro, siempre incide en que este tipo de cosas forman parte del trabajo realizado, que son una recompensa para seguir», apostillaba Pesquera. Gaspar en estado puro. Hincar los codos todo el tiempo. En clase y en el campo.

De crío, prolongaba su primer técnico, «jugaba más arriba, de delantero, porque ya le veíamos esa capacidad para dominar el balón». José Gragera y él eran los que llamaban más la atención y los más pequeños por edad. Pero quizá Gaspar era un reclamo mayor que el mediocentro por su menudez. «Es que era el típico niño muy pequeño, al que el balón y hasta la ropa parecían quedarle grandes, y, claro, después hacía cosas muy diferentes».

Vuelta a los entrenamientos

Esta mañana, si nada se tuerce, se sumará a la preparación del partido de pasado mañana en El Molinón frente al Alcorcón (21 horas). A él se presentará con su flamante internacionalidad y los dos goles y la asistencia que suma con el Sporting hasta la fecha. «Ver a alguien que conoces desde pequeño llegar a donde está llegando da mucha satisfacción, pero, sobre todo, por su familia», subraya Pesquera, quien no ha perdido el contacto con Gaspar desde sus tiernos 6 años: «Es una de las muchas cosas buenas que tiene. Siempre ha sido cercano con todas las personas a las que va conociendo en su vida. Tener los pies en el suelo, ser siempre como es por muy arriba que esté, es una parte de su éxito».

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Y crecer cada año. Un poco más. «La sensación que tengo con él esta temporada es que se va atreviendo a hacer más cosas», observa el fisioterapeuta gijonés, quien, en todo caso, ve comportamientos familiares con el niño prodigio que fue. «Siempre ha tenido mucho gol, le resulta fácil resolver ese tipo de situaciones», asegura. Con derecha o izquierda, pese a ser diestro: «Eso creo que fue algo innato suyo por estar siempre con el balón. No sé si en Mareo lo trabajarían de forma más específica, pero de niño no le era extraño controlar con la zurda». Marca de la casa.

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