Clemente, en una sesión de entrenamiento. E. C.

El organigrama de Javier Clemente

Manuel Vega-Arango sondeó la continuidad del técnico vasco en el Sporting con poderes plenos en toda la parcela deportiva del club

Manuel Rosety

Gijón

Sábado, 18 de mayo 2024, 02:00

La temporada 2011-2012 fue mala para el Sporting. La plantilla no era barata, tenía cierta calidad y era competitiva. Se habían incorporado el 'jugón' Trejo (un millón de euros de traspaso) y el medio tinerfeño Ricardo León. Se mantenían futbolistas que daban consistencia al ... bloque como Botía, Eguren, Rivera, Carmelo, Nacho Novo y los delanteros Barral y Bilic, así como Juan Pablo y Cuéllar, dos porteros que transmitían seguridad.

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La campaña se torció desde el principio, lo que provocó dudas sobre el técnico Manuel Preciado. El cántabro aguantó veinte jornadas. Lo suplió Iñaki Tejada, hasta entonces tercer entrenador, pero solo duró dos partidos. Una representación de la plantilla se quejó al consejo de administración de aburrimiento, con intensas charlas de táctica y estrategia. Una derrota en Valencia por 4-0 movilizó al consejo. Una vieja aspiración de Manuel Vega-Arango siempre fue Javier Clemente, quien también conocía a José Fernández.

Una llamada telefónica, una reunión en San Vicente de la Barquera al día siguiente y asunto solucionado. La presentación del técnico de Baracaldo en Mareo fue espectacular. La trayectoria del equipo mantuvo un tono de irregularidad, principalmente por las deficiencias defensivas. Clemente no se explicaba cómo el Sporting no había aprovechado el mercado de invierno para reforzar el centro de la defensa. El resto del equipo podía cumplir, pese a la plaga de lesiones. En algunas ocasiones tuvo que tirar de chavales del filial con unas garantías entonces limitadas.

Clemente, en dieciséis partidos, ganó cinco y empató tres. Fue insuficiente, aunque llegó a la última jornada con opciones. Fue clave la derrota ante el Villarreal a dos jornadas del final. En cualquier caso, con el técnico vizcaíno se apreció una filosofía de entrenamientos y de planificación de los partidos más coherente, pero con el lastre de la fragilidad defensiva.

Antes de confirmarse el descenso, Manuel Vega-Arango analizó una reestructura en la organización deportiva, diferente a la anterior, coordinada por Manuel Preciado, quien había hecho gestiones relevantes en cinco años y medio, y Emilio de Dios, quien estuvo 18 años en el club antes de ser destituido. Una alternativa era darle todo el poder técnico a Javier Clemente. El preparador baracaldés mantuvo varias conversaciones con Manuel Vega-Arango sobre el futuro.

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Clemente estudió un organigrama completo, tanto del primer equipo, como de la estructura de Mareo. Su plan era seguir en el banquillo unos meses, con Abelardo de segundo, para que se fogueara a su lado un tiempo y en el plazo de unos cuatro meses darle la alternativa, lo que le permitiría dedicarse exclusivamente al trabajo de despacho. Tenía una buena experiencia de su paso por Lezama.

La previsión de Clemente era hacer una estructura con un mismo estilo de juego en todos los equipos, desde el filial hasta los infantiles. Consideraba importante que los jugadores no extrañaran los movimientos tácticos con un cambio de categoría ocasional. La concesión del mando deportivo al entrenador vasco ocasionaba una remodelación total del cuerpo técnico del club.

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Movimientos internos

El nuevo organigrama se elaboró con gente de la casa. Raúl Lozano ocupó la secretaría técnica, Manolo Sánchez Murias ascendió al primer equipo y Abelardo pasó a dirigir el Sporting Atlético. El plan de Clemente quedó descartado por temor a una metamorfosis traumática, con un cambio drástico de caras, con una mentalidad que ya había impuesto en su etapa en Lezama.

Desde entonces, Mareo no evolucionó y al día de hoy está peor. Ahora con más objetivo de negocio y sin ningún rigor deportivo.

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