La odisea de Milinko

Rumiando la derrota, mucho después de que el autocar del Sporting pusiera rumbo al aeropuerto, Roberto Narváez, 'Milinko', esperaba en la estación de autobuses de Cartagena uno que le llevara de vuelta. A las 23.30 horas del martes tenía previsto comenzar a desandar los cientos y cientos de kilómetros que había recorrido para estar presente en la achicharrante grada de Cartagonova. Y ayer, a primera hora de la tarde, llegaba a casa tras una odisea de subidas y bajadas, tickets, ventanillas y desplazamientos. Unas 36 horas y media por y para seguir al Sporting.

«Tenía ya ganas de hacer el desplazamiento y, además, era a un estadio y una ciudad que no conocía. Por el Sporting, como si me tengo que hacer veinte horas al día», bromeaba justo antes del partido, recordando que su techo, su viaje más exagerado por el Sporting, fue a Granada. «Estuve 16 horas para ir y otras 16 para volver, además de otras cuatro horas que estuve en Granada, incluidos los noventa minutos del partido», completaba.

Esta vez, su viaje se inició a las 23.59 del lunes. «Cogí un Alsa desde Gijón hasta Madrid«. La primera parte del camino. »Llegué a Madrid sobre las 6.45 horas, a la Estación Sur, y allí esperé un par de horas más para coger otro», ampliaba. Dirección a Cartagena, a donde llegó al mediodía, recibido por un sol de justicia y encontrándose con Alejandro Allende, un gijonés que cursa en Valencia un Máster de Gestión de Entidades Deportivas. Y, tras el partido, más de lo mismo. A Gijón llegaba a las 12.30 horas. Con la bandera de Anselmo López en la mochila, cómo no.

Menos camino tuvo que recorrer Kike Mateo, uno de los jugadores recordados con más cariño de la etapa de Manolo Preciado. El murciano tuvo la oportunidad de reencontrarse con viejos compañeros con 'Pichu' Cuéllar.

• Temas
• Sporting
• La Mareona