Un nuevo Molinón para luchar por el Mundial 2030

De esta necesidad, el Grupo Orlegi ha visto la oportunidad para una remodelación integral no solo del estadio, sino de todo su entorno, cuyos bocetos se presentaron en la Federación Española primero y en el Ayuntamiento después, ante una comisión municipal creada para los asuntos relacionados con la candidatura.

Se trata de un proyecto muy ambicioso para el que Orlegi quiere implicar a toda la región. Para ello, lo denominan 'Asturias 2030'. De hecho, la candidatura de Gijón sobrepasará el ámbito municipal al tener que incluir dos subsedes a menos de 40 kilómetros con infraestructuras deportivas, entre otras necesidades, como plazas hoteleras.

El plan para El Molinón implica toda una renovación urbanística del entorno del estadio, que además se desplazaría unos metros de su ubicación actual, aproximadamente cien metros hacia el este, ocupando los espacios hoy utilizados como aparcamiento y la propia alameda de Manuel Preciado.

El arquitecto Fernando Sordo Madaleno, yerno del dueño del Sporting, Alejandro Irarragorri, explicó a los ediles por videconferencia desde México, que «por cuestiones técnicas se ha movido un poco», pese a lo cual «la orientación es la misma que siempre conservó».

La intención del Sporting es que la «transformación» del nuevo estadio se realice por fases, para que las obras sean compatibles con la práctica del fútbol y evitar así que el equipo tenga que buscar otro campo donde competir. En una primera fase se respetarían el terreno de juego y la Tribunona, mientras se empiezan a levantar las nuevas gradas Norte, Sur y Este. La construcción de la futura grada Oeste tendría que hacerse cuando ya se pueda jugar en el nuevo campo, pues estará situada en pleno verde del actual Molinón. El desplazamiento del estadio permitirá liberar un importante espacio entre el campo y el parque de Isabel la Católica que será el que concentre el grueso de la actividad comercial vinculada a la nueva infraestructura.

De hecho, la planificación de Orlegi aspira a duplicar la superficie comercial, que pasaría de los 6.000 metros cuadrados actuales a 12.000, con la idea de dotar esta infraestructura de actividad prácticamente las 24 horas del día y los 365 días del año.

El Molinón que Orlegi ha proyectado poco tendrá que ver con el actual, ya que serán unas enormes arcadas las que marcarán la imagen del futuro estadio, inspiradas, según el arquitecto, en los soportales de la plaza Mayor y el mar Cantábrico. Estos arcos, de color blanco, albergarán unas grandes escalinatas de acceso al graderío, bajo las cuales se habilitarán locales comerciales y 1.200 plazas de aparcamiento.

El interior del estadio tendrá tres grandes anillos que sumarán unos 40.000 asientos, 12.000 más a los actuales. La grada superior sería la que más butacas tendría, todas a la misma altura mientras que el anillo central sería el reservado para todos los palcos VIP. La grada inferior y la más cercana al campo tendrían también una gran envergadura. La entrada a las gradas del campo se haría a través de unos grandes arcos semiovalados. Según los bocetos, también se colocarían dos grandes escudos en la fachada, uno en cada grada principal.

Sobre la financiación de la operación, Alejandro Irarragorri explicó a los ediles que «existen tres formas de financiación: una es el propio estadio, con un sistema de 'naming' y la comercialización de los palcos para que la comunidad también sea partícipe de ello; también entendemos que habrá algún esfuerzo por parte del Gobierno Central y del Comité Organizador, para lograr un proyecto ambicioso; y además hay muchos empresarios que estarían dispuestos a invertir en términos hosteleros, comerciales y residenciales». Pero el empresario evitó concretar los costes de una operación que algunas fuentes cifran en torno a los 300 millones de euros.