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Manuel Rosety
Martes, 16 de septiembre 2014, 02:36
Alfredo García Amado, que el pasado domingo regresó a Gijón, tras un viaje familiar, desconoce las posibles intenciones que puedan tener el máximo accionista y los componentes del consejo sobre su futuro en el club.
La reacción de la grada de El Molinón en el ... encuentro el pasado domingo apuntó tanto al máximo accionista, como al director general. Ayer hubo un contacto en la sala de juntas de Mareo, a mediodía, a la que no pudo asistir Javier Fernández, por encontrarse de viaje, por motivos de trabajo, para analizar la fractura social entre la grada y la directiva. Antonio Veiga mantuvo una reunión con Javier Martínez, Iñaki Eraña y Fernando Losada, quienes, previsiblemente, volverán a reunirse el próximo jueves. Además del viaje del vicepresidente, Alfredo García Amado tiene hoy reuniones en la Liga Profesional, en su sede de Madrid.
El consejo tiene previsto hacer una nota pública el jueves, después de analizar la situación, con la reacción de la grada. Iñaki Eraña, asesor deportivo del consejo, expuso que «debemos exponer a la representación del máximo accionista nuestra inquietud, pero está claro que la afición es soberana y este en un asunto que ya deberíamos haber afrontado hace tiempo». Su criterio es que «debemos dar la cara y explicar la situación». Por su parte, a Fernando Losada, también asesor del consejo, le vale la opinión que se acuerde por consenso en el consejo, sin que ayer haya querido entrar en valoraciones.
Antonio Veiga mostró su preocupación, pendiente de tomar decisiones, después de analizar en profundidad la situación, con un ambiente social excesivamente tenso. Lo que más preocupa al presidente es la influencia que tiene en los jugadores, quienes reconocen que acusan en el campo el efecto de la grada, aunque las protestas no vayan con ellos. Su opinión es que deben buscarse la fórmulas necesarias para recuperar la paz social.
En la reunión que hubo ayer en Mareo no se registró ningún comentario sobre el futuro de Alfredo García Amado en la entidad rojiblanca, ya que es una cuestión que queda para el máximo accionista, quien, a su vez, no entra en esta parcela, al menos de momento, salvo que sea el propio director general quien decida tomar una determinación.
La disposición de García Amado para dejar el Sporting, en el caso de que máximo accionista considere que debe prescindir de sus servicios es que el acuerdo se resuelva «en cinco minutos». Aunque tiene una cláusula de indemnización en el contrato de alta dirección, llegado el caso estaría en disposición de flexibilizar los pagos. La citada condición fue firmada por José Fernández, cuando tuvo lugar el nombramiento de Alfredo García Amado como director general, después de unos primeros años en los que desarrolló una función similar, pero como gerente.
El clima generado en un sector de la afición es complicado para Alfredo García Amado, al cargarle la responsabilidad de gestiones que tuvieron un resultado negativo, como los derivados con la línea descendente del primer equipo y los problemas financieros de la entidad. Es uno de los objetivos en las pancartas de protesta, junto con el máximo accionista. El pasado domingo, por orden expresa de Antonio Veiga, no hubo ninguna intervención de la seguridad del club para retirar las pancartas.
El consejo explicará el jueves su punto de vista sobre la situación.
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