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Dani Busto
Sábado, 14 de junio 2014, 23:15
Desierto, mar y verde. Casi 3.500 kilómetros de distancia, y un trayecto en el que confluyen distintas culturas y paisajes, separan Dakar (Senegal) de Gijón. Aprovechando diez días cuidadosamente seleccionados de sus vacaciones, Horacio García Fernández, un informático gijonés de 27 años empleado en ... esta capital del Noroeste de África, los ha recorrido para estar hoy en la grada de El Molinón. Viajó durante toda la noche del viernes y la madrugada del sábado para asistir a la cita del año. Será uno más dentro del enorme mosaico rojiblanco que ambientará el espectáculo de esta tarde.
«¡Juntos remontaremos!», aseguraba. No será el único que acuda a la llamada. Gijón entero se paraliza hoy a las 19 horas. Hay toque de queda impuesto por el partido más importante de los dos últimos años. No se espera ni un alma transitando por sus calles. Y el corazón de la ciudad, El Molinón, latirá con fuerza y concentrará toda esa energía ausente en los parques y las aceras durante noventa o ciento veinte minutos. Quién sabe. Se espera la mejor entrada de los últimos tiempos para respaldar al equipo de Abelardo ante la experiencia de la Unión Deportiva Las Palmas, que ha engordado ligeramente sus posibilidades de pasar a la eliminatoria definitiva por el ascenso a Primera División con el gol de Carlos Aranda. El balón, no obstante, sigue en juego. La función no ha terminado y cerca de 25.000 sportinguistas animarán el segundo acto, que se vislumbra emocionante.
Viene el partido perfumado con un aroma peligroso. El 1-0 del partido de ida obliga al Sporting a tomar ciertas precauciones, abrocharse el cinturón de seguridad, y no salir a pecho descubierto para evitar recibir otro tanto que obligaría al conjunto de Abelardo a marcar tres más. Al mismo tiempo, los rojiblancos tienen que buscar el gol del equilibrio y ofrecer un medido espectáculo de raza, coraje y fútbol que contribuya a alimentar la fuerte presión que generará la grada contra el equipo de Josico. La dosis de ambas cosas tiene que ser la idónea para que la fórmula no salte por los aires.
Abelardo volverá a tener que lidiar con los imponderables de la actividad competitiva y el portazo que le ha dado una vez más la suerte, muy distante con él desde su llegada al banquillo del Sporting. Había bastante confianza el viernes en el restablecimiento de Álex Barrera, pero su abductor volvió a dar otro toque de atención durante el último entrenamiento de la semana, lo suficiente como para descabalgarle de la convocatoria y del once. Concluyó el entrenamiento antes de tiempo con gesto triste.
No parece, sin embargo, que el técnico gijonés vaya a menear demasiado el equipo para contrarrestar la ausencia del centrocampista. En ese sentido, Mandi y Bustos se disputarán nuevamente la compañía de Sergio Álvarez, con ventaja para el canario en esta ocasión, con Carmona y Jony pegados a la línea de cal, y Lekic y Scepovic en la punta del ataque. La línea defensiva solo sufrirá el cambio de la oportuna recuperación de Roberto Canella para cubrir la baja del lesionado Álex Menéndez. A su lado, Bernardo, Luis Hernández y Alberto Lora.
A modo de contraprestación, el técnico gijonés ha recuperado a Nacho Cases para la causa. Prácticamente descartado el viernes, el mayor porcentaje de culpa de su inclusión en la lista de 18 jugadores que hizo pública ayer Abelardo lo tiene la obstinación del propio jugador y sus exageradas ganas por contribuir a la remontada esta tarde. Ha acelerado el canterano en la medida de lo posible su proceso de recuperación tras superar una rotura fibrilar. En principio no saldrá de inicio y su entrada al campo estará marcada por el guión que siga el encuentro. Nadie quiere perderse el partido de hoy. Con esta novedad de última hora, Abelardo resolvió que los descartes para este partido fuesen Mendy, Isma López, Álex Serrano y Javi Casquero, además de los futbolistas lesionados.
El partido que ambiciona el entrenador del Sporting es uno que se juegue mayoritariamente en territorio enemigo, más cerca del área de Barbosa que del de Cuéllar. No quiere Abelardo que se repita lo del pasado miércoles, con Las Palmas empachada de sobar el balón, narcotizando el partido con su ritmo cansino. Busca el Sporting un encuentro más abierto, de una mayor velocidad y exigencia física, adrenalínico cien por cien, lo que podría acusar el equipo de Josico. También uno en el que sus futbolistas demuestren una mayor finura y tranquilidad en el manejo del balón, caótico y nervioso en el Estadio de Gran Canaria.
La duda de Carlos Aranda
Verdugo en la ida, Josico tiene la duda de Carlos Aranda, un futbolista que históricamente se engrandece frente al Sporting y que castigó con dureza el defectuoso despeje de Cuéllar en Las Palmas. Tiene el delantero de El Palo, jugador con un marcado perfil intimidatorio por su corpulencia y su carácter guerrero y rebelde, unas molestias en un tobillo, aunque ayer se entrenó con normalidad en Mareo. Por si acaso, el entrenador de Las Palmas guarda a Chrisantus en la recámara. También maneja a Vicente Gómez, un futbolista más físico y llegador, como alternativa a Juan Carlos Valerón. Aunque, en principio, el fino mediapunta de Arguineguín será el encargado de suministrar pases al delantero y a los extremos del conjunto canario, que volverá a moverse al ritmo que marquen sus piernas.
Desembarcará Las Palmas en El Molinón con la intención de hacer algún gol que incremente el grado de dificultad de la eliminatoria -por el valor especial que tienen los tantos a domicilio- y que no se les descontrole la tarde. Pretenden los de Josico obligar al Sporting a descamisarse más de la cuenta en busca de una victoria que refleje dos goles de ventaja. Y, también, hacer que el partido entre con frecuencia en una fase de sesteo para anestesiar el empuje e ímpetu de los rojiblancos. Lo avisó su técnico antes de poner rumbo a Gijón.
El Sporting tiene que derribar ahora mismo todos esos tabiques que se interponen entre él y la última eliminatoria por el ascenso a Primera. El Molinón le empujará a ello. La fecha, 15 de junio, también. Hace seis años, el conjunto rojiblanco, capitaneado por Manuel Preciado, derrotaba al Eibar con un gol de Mate Bilic y otro de Luis Morán y recuperaba su condición perdida durante diez largos años malviviendo en el sótano del fútbol profesional. Hoy el Sporting de Abelardo busca también su cita con la historia.
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