J. B.
Jueves, 5 de junio 2014, 22:45
Dos años se cumplen hoy del inesperado fallecimiento de Manuel Preciado que conmocionó al mundo del fútbol, teñido de luto, y al sportinguismo, que levantó un improvisado mausoleo en su honor en El Molinón al día siguiente, cuando se propagó la noticia como la pólvora. Fue una reacción instintiva motivada por el cariño que el técnico de Astillero había dejado a la ciudad. Igual que la estatua que se levanta junto a El Piles, sitio de parada obligatoria para todos los aficionados y turistas.
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La desaparición de Preciado, de 54 años, se produjo en la localidad valenciana de Mareny de Barraquetes, antigua pedanía de Sueca, donde sufrió un fallo cardiaco. Ironías del destino, al final de esa misma semana iba a ser presentado como nuevo entrenador del Villarreal, una aventura para la que había escogido como compañeros de viaje a Josep Alcácer y Gerardo Ruiz, ahora de vuelta en la primera plantilla del Sporting, que trata de emular de la mano de Abelardo el inolvidable éxito que logró el cántabro en la temporada 2007-2008.
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