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Manuel Rosety
Viernes, 16 de mayo 2014, 14:09
El Sporting volvió a ganar en casa. El resultado está por encima del estilo, con la diferencia de que en esta ocasión el conjunto gijonés sí tenía estilo. De todas formas, la victoria no es para tirar voladores, porque los gijoneses tienen bastantes defectos, en ... ocasiones peligrosos, más por un problema de mentalidad que de calidad.
Abelardo cumplió en su debut lo ensayado durante la semana. El estilo estaba claro, con un 4-4-2 de extremos abiertos y rematadores bien posicionados. Los descartados de la lista fueron el defensa Alberto, Casquero y Álex Serrano. El Hércules, con un 4-2-3-1, se dedicó a presionar y a tratar de tener el balón lejos de su zona, con una pegajosa vigilancia a los dos serbios. El Sporting buscaba la iniciativa, pero lo hacía con un estilo muy revolucionado. Se notaba que había prisas, lo que deslucía las combinaciones.
De todas formas, el Sporting era más ambicioso que el Hércules. El conjunto de Abelardo trataba de despojarse de la presión alicantina con arrancadas por las bandas. El que más se dejaba notar era el debutante Jony. Que no haya sido llamado a ningún entrenamiento del primer equipo con anterioridad es una herejía futbolística. El cangués demostró en su debut que es un futbolista rápido, intuitivo, con un fenomenal cambio de ritmo, capacidad de desborde y servicios laterales. Los principales peligros del ataque rojiblanco llegaron por su banda.
Las ocasiones de gol fueron esporádicas, porque el Hércules se cerraba bien, con unas vigilancias bastante férreas y despejes contundentes para que el balón no parara en su zona de retaguardia.
Sin embargo, los gijoneses tenían bastantes deficiencias. Lora no estaba centrado en la vigilancia a Eldin y Álex Menéndez empezó muy revolucionado. También Luis Hernández se precipitó en algunos marcajes y en el juego aéreo, los dos pivotes rojiblancos no estaban finos. Y, para completar, los dos serbios no se encontraban a gusto, sin ser capaces de irse de sus pares. Solo lo hizo Scepovic una vez, pero en fuera de juego, por lo que el gol fue bien anulado.
El Hércules llegaba sin aparente peligro. De Lucas lo hizo una vez, pero en fuera de juego. Quien lo aprovechó fue Eldin, en un despeje impreciso y flojo de Lora. El bosnio centro al área gijonesa, donde no hay mucha seguridad. Así llegó el gol de De Lucas. Lo positivo fue que ni el equipo, ni El Molinón se descompusieron. Todo lo contrario. Además, el empate llegó pronto, en una acción de ataque gijonés, al recuperar el balón en una acción en la que el Hércules quería mantener el balón en el campo contrario. El golazo del cangués hizo recuperar las ilusiones.
En el último tramo del primer tiempo hubo dos sustos. Uno para Cuéllar, quien se lució en el tiro de Portillo, por otra de las numerosas indecisiones defensivas. Este equipo parece no entender el sentido práctico cuando la ocasión lo requiere. La oportunidad rojiblanca llegó en un contraataque. El omnipresente Jony inició la arrancada, sirvió a Lekic y este a Scepovic, quien adornó en exceso el remate, que le salió mal.
El segundo tiempo empezó con menos intensidad. Los alicantinos frenaban el ritmo del partido, con permiso del árbitro. Los rojiblancos tenían más dificultades que en el primer tiempo para encontrar opciones de ataque. Las ocasiones eran aisladas. Jony, una vez más, se fue de Juanma Ortiz para centrar pasado, donde Jara no atinó. Parecía que no había prisa, pero era complicado meter ritmo al partido, salvo cuando la explosividad del debutante se dejaba notar.
El partido se le puso de cara al Sporting con el segundo gol. La estrategia fue clave para cambiar el guión del partido.
Jokanovic buscó alternativas con la entrada de Assulín, más filigranero y rápido que Eldin, pero es un jugador más espectacular que resolutivo. También Abelardo buscó gente de refresco con la entrada de Guerrero. Lekic había cumplido, con más trabajo que acierto, al margen del gol.
La entrada de Guerrero se dejó notar. El primer remate puso a prueba al polémico Aulestia, quien se llevó una bronca continua. Aprobar con un «me gusta» el mensaje que en una red social publicó un seguidor oviedista en el que incitaba a lesionar a Scepovic no es una postura propia de un profesional del fútbol hacia un compañero. Como tampoco fue nada profesional cuando en 2009 insultó al Sporting y a Gijón desde el balcón del Ayuntamiento de Oviedo.
Abelardo buscó la fórmula para asegurar la victoria. Lo hizo con la rapidez de Mendy. Las intervenciones del francosenegalés fueron espectaculares, sobre todo dos arrancadas, una de las cuales estuvo a punto de acabar en gol, pero a Jony le falló la puntería en un contraataque en el que llegó agotado. El chaval acusaba el gran esfuerzo de todo el partido, lo que justificó el relevo que se le hizo a continuación. Al abandonar el campo se llevó una ovación de gala.
El encuentro estaba virtualmente decidido, porque el Sporting mantenía el control, aunque la ventaja mínima y la incertidumbre que caracteriza a la zaga gijonesa provocaba que no se tuvieran una fe total en la victoria. De todas formas, el Hércules apenas inquietaba, sin encontrar sitio. De Lucas era el que lo hacía con más sentido, pero sin acompañamiento, ya que lo mejor de toque de balón estaba atrás, con Javi Hervás, demasiado retrasado para pensar en florituras atacantes. Y eso que el centro del campo alicantino mejoró con la entrada de Aitor.
La expulsión de Guerrero complicó las cosas a los gijoneses. El árbitro estuvo demasiado riguroso con la segunda tarjeta. Con inferioridad numérica fue preciso replegar filas y aplicar el 'despeja como puedas'. La presencia de Bustos en el campo ayudó a reforzar la fuerza de los rojiblancos en el centro del campo, aunque el árbitro pareció desquiciarse en los últimos minutos. En este aspecto, pudieron más los galones de veteranía de los visitantes.
El Hércules se volcó con balones centrados desde todas las zonas con destino al área del Sporting. Hubo dos tímidos sustos, en una falta ejecutada por De Lucas y un intento forzado de remate del mismo jugador, pero sin ninguna claridad.
Así se llegó al final del primer triunfo de Abelardo Fernández en el banquillo rojiblanco. La victoria fue justa, porque el Sporting puso más empeño para que los puntos quedaran en El Molinón, aunque se aprecia que el nuevo dibujo táctico está pendiente de tener un estudio y unos ensayos más insistentes. Después de casi toda una temporada sin tener un estilo, ni saber a qué jugaba el equipo, tratar de aplicar unas pautas concretas lleva tiempo. La sorpresa grata fue el espectacular partido de Jony, quien demostró más condiciones que el resto de extremos de la primera plantilla en todos el año, aunque en un partido se hacen méritos, no se gana una carrera. En cualquier caso, ayer hubo más llegadas que en todos los partidos anteriores, aunque los serbios no estuvieron finos y el centro del campo tuvo más empuje que sentido. Abelardo tiene muchos detalles que limar, porque el equipo, aunque fue mejor que el Hércules, no dio una sensación de solidez, pese a los detalles aislados que se apreciaron. Además, es preciso tener una mentalidad más fuerte, lo que es menos complicado lograr desde los puestos de 'play off'. Hay motivos para seguir soñando.
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