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De izquierda a derecha, Pablo Gómez, Iván Cabezudo y Toni Madrigal, los escuderos de Rubén Albés. JESÚS M. PARDO
«Cada uno tiene su nivel de 'canalleta' en este cuerpo técnico»
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«Cada uno tiene su nivel de 'canalleta' en este cuerpo técnico»

Toni Madrigal, Iván Cabezudo y Pablo Gómez comparten filosofía y estilo con el técnico gallego con el que quieren dejar su impronta en Mareo

Carlos Amado

Gijón

Lunes, 5 de agosto 2024, 02:00

Lo habitual en el fútbol profesional es escuchar a los entrenadores hablar casi siempre en plural. Aunque pudiera parecer un arcaico mayestático o el que la gramática académica identifica como plural de humildad o modestia, en realidad lo que los técnicos hacen es ser la cabeza visible de un equipo de trabajo que ellos lideran y sin el que podrían dese mpeñar su labor. Con el cambio de banquillo en el Sporting, Rubén Albés ha desembarcado en Gijón con sus hombres de confianza, con los que ha formado un grupo de trabajo sólido, unidos por la juventud con la que empezaron en los banquillos y el estilo «canalleta» que ha forjado el técnico vigués.

«Cada uno tiene su nivel de 'canalleta' y yo creo que Iván (Cabezudo) lo es bastante más que yo, pero es algo que forma parte de este cuerpo técnico y que intentamos contagiar a los jugadores», comenta Toni Madrigal, actual segundo entrenador del Sporting y el más veterano del 'sraff' al lado de Albés. «Sí, yo soy más 'canalleta', pero lo que buscamos es que el equipo se sienta vivo, con energía, con hambre, que mire al rival de frente a los ojos, que le vas a ir a ganar, como dice el 'míster', con sangre en los ojos», replica Iván Cabezudo, ayudante de entrenador. Ambos explican cómo se subieron al barco de Rubén Albés en un 'mano a mano' difundido en su día por el Albacete.

El que más recorrido tiene junto al vigués es Toni Madrigal (Alicante, 1976), exjugador y licienciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Como futbolista acaparó buena parte de las portadas de las prensa nacional por ser el autor del 'hat-trick' con el que el modesto Novelda de Segunda B eliminó al Barça de la copa del Rey en septiembre de 2002. «Conocí a Rubén en mi último año de jugador, porque fui mi entrenador hasta diciembre, que se fue de segundo de Benito Floro en el Wydad de Casablanca», recuerda. «No les fueron bien las cosas y cuando acabó esa temporada, la primera mía fuera del terreno de juego, decidimos afrontar juntos un proyecto en Novelda, un año diferente porque era un equipo totalmente nuevo», recuerda doce campañas.

La conexión de Madrigal con Albés fue inmediata. «Es una persona que crea muy buena sintonía con el jugador y muy cercano a nosotros y me llamó mucho la atención la manera de entrenar que tenía, la forma de comunicar sobre todo y cómo establecía los planes de partido», explica. «Era una visión totalmente diferente a los entrenadores que yo conocía de más edad», agrega. Desde entonces, Madrigal ha seguido los pasos de Rubén Albés. La labor diaria del alicantino es la gestión del entrenamiento, la organización de las dinámicas y tareas de la sesión. También es el encargado de analizar el balon parado del equipo rival y su exposición al resto del cuerpo técnico, además de preparar los vídeos para exponer a los jugadores.

«Era virgen como cuerpo técnico cuando empecé con Rubén y te das cuenta de que como jugador ves las cosas totalmente diferentes», relata Madrigal. «Rubén me ayudó a cambiar esa visión en positivo y hemos evolucionado desde la exigencia, el trabajo y el esfuerzo y al final hemos logrado ser lo que somos en ese equilibrio», asegura Madrigal. «Yo soy yo gracias a la labor de Rubén, a la sintonía que tenemos y al trabajo con él, aunque somos dos personas distintas», asegura. «Yo soy más calmado y él tiene ese fuego en el cuerpo... Creo que le he dado tranquilidad y estabilidad, factores emocionales porque a nivel de talento profesional, él está lleno de talento», analiza la mano derecha del técnico gallego.

Por su parte, Iván Cabezudo (Valladolid, 1988), que se unió al 'staff' en la capital pucelana, donde entrenaba a la base. «Era el año en el que yo había dejado de jugar en Segunda B en el Palencia y estaba con los cadetes del Valladolid. Rubén y Toni estaban en el filial y subía a verles entrenar», rememora. «Me llamó mucho la atención cómo entrenaban, era un 'staff' muy joven y hacían de todo porque la situación económica del club tampoco era muy boyante», cuenta. «Veía todos los partidos que podía y los comentábamos siempre, al ser jóvenes se forjó la relación».

Desde entonces, Iván Cabezudo tiene como función específica analizar al rival a través del visionado de sus últimos cuatro o cinco encuentros y exponer el plan de partido con el resto del 'staff'. Durante la semana, Cabezudo también se encarga de ver las grabaciones de los entrenamientos realizadas por el analista y hacer los cortes que puedan servir para el plan de partido, así como para corregir errores a petición del entrenador. El asistente también participa en las reuniones individuales que se llevan a cabo con algunos jugadores cuando hay aspectos técnicos sobre los que trabajar para corregir o mejorar.

Lo primero que llamó la atención de aquel joven que debutaba en el banquillo con críos fue la juventud de Rubén Albés. «Me influyó muchísimo porque era mi primer año, Rubén solo me sacaba tres años y verlo con su potencial y talento tan joven en un filial como el del Valladolid me llamó muchísimo la atención», explica. «Ha sido un espejo en el que mirarme para progresar», afirma.

La última incorporación a este cuerpo técnico que ahora pilota la nave rojiblanca es el preparador físico Pablo Gómez Rubio (Elche, 1976). Licenciado y doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de Valencia, también tiene estudios de Psicología, varios postgrados y ha ejercido como docente universitario.

Una lesión en el cruzado de las dos rodillas, la primera con 17 años y la segunda con 18, fue lo que apartó a Pablo Gómez de los terrenos de juego en una edad muy temprana, pero no del deporte, porque siempre tuvo claro que quería dedicarse a ello profesionalmente. Para eso se trasladó a Valencia, donde estudio la carrera y comenzó a trabajar en las categorías base del Levante durante los últimos cursos.

Cuando terminó la carrera, Gómez se puso al frente de la preparación física de equipos sénior, empezando desde abajo. El primer año conoció la Regional Preferente de la Comunidad Valencia y al siguiente dio el salto a Tercera. En su tercer año dio el salto a la Segunda B en Andalucía. Estuvo en Écija, luego en Cartagena, cuando el equipo murciano ascendió a Segunda División y en el Poli Ejido, también durante la etapa del conjunto almeriense en Segunda, antes de su desaparición.

Tras esta etapa, Pablo Gómez abrió un paréntesis para ejercer la docencia universitaria, que ejerció en la Universidad de Valencia durante unos años. Luego pasó una temporada en el extranjero, en el Paradou AC argelino, hasta volver a España para incorporarse al Mirandés, en Segunda B. En Miranda de Ebro vivió el ascenso de los burgaleses a Segunda y permaneció tres temporadas, donde coincidió con José Alberto López en el banquillo.

De su trabajo con equipos valencianos, Pablo Gómez conocía a Toni Madrigal y a Rubén Albés, que en julio de 2022 le propuso incorporarse a su 'staff' en el Albacete. Ahora, en su segundo proyecto junto al técnico vigués, Pablo Gómez es el responsable de la preparación física de la plantilla rojiblanca.

Más o menos 'canalletas', el cuerpo técnico dirigido por Rubén Albés ha aterrizado en Mareo para ponerse al frente de un histórico que quiere volver hacer vibrar a la Mareona.

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